La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Unión Suramericana II y III

Por Enrique Oliva

Unión Suramericana II.

Felizmente se concretó y firmó el acta de nacimiento de la Unión Suramericana y todos los pueblos esperan que haya venido para quedarse y crecer.

No obstante este progreso, la carencia nada casual de informaciones precisas sobre el proyecto, nos sorprendió a todos. Los medios del continente venían hablando  de diez miembros y resultaron ser 12. ¿No se proclamó a los cuatro vientos que la Unión se compondría de las 4 naciones del Mercosur, las cinco de la Comunidad Andina y Chile? ¿Qué pasó a último momento?

El filósofo Alberto Buela de inmediato ha visto la mano de Estados Unidos, introduciendo dos países que son virtuales dependencias de dos estados europeos de larga tradición y actuales poseedores de varias colonias en el Caribe. La decena de miembros originarios conformaban un homogéneo conglomerado de solo dos idiomas distintos pero muy similares como el español y el portugués. Ahora se agregaron dos lenguas más: el inglés y el holandés.

No queremos ni pensar que se incluya un tercer “estado”, la Guayana Francesa, otra colonia (y con otro idioma) aunque descaradamente se la llame “Departamento Francés de Ultramar”, como si fuera parte del territorio galo.

En la nota I sobre este tema, del 30 de noviembre pasado, advertíamos que las tres guayanas tienen litigios fronterizos con Brasil y la holandesa con Venezuela, todo con un fuerte olor a petróleo y brillo de diamantes.

Esta desinformación, provocada por intereses nada simpatizantes con la unidad de Suramérica, obliga a poner los mayores esfuerzos en divulgar entre los pueblos las comunicaciones adecuadas para rebatir los múltiples entorpecimientos, ya en marcha, y puestos en evidencia.

El pasado domingo 12 de este mes, el programa de televisión emitido a todo el continente por Andrés Oppenheimer desde Miami, reunió a diversos “expertos” universitarios que brindaron un festival de críticas a la Unión Suramericana, enfrentando vía satelital el panel al doctor Eduardo Duhalde, a quien cabe reconocer que se defendió bastante bien. 

Necesaria movilización popular suramericana.

No obstante las objeciones citadas, debemos defender y fortalecer la unidad creada, pero estimamos también necesario movilizar al mayoritario sector del pensamiento continental para la popularización del nuevo ente. Es que los enemigos, en lugar de armonizar intereses para el bien común, pueden lanzar egoístas provocaciones  para dividirnos.

No debemos descartar la aparición de algún país hermano, pero de gobernantes comprometidos con los poderosos. Tampoco faltarán los intentos de enfrentarnos con otras comunidades con las cuales deseamos cooperar en igualdad.

Es primordial y urgente que las organizaciones de trabajadores suramericanas se unan en la tarea común de la Patria Grande y ser la columna vertebral social equilibrante, como lo hicieron más de medio siglo atrás. Juntos podrán defender sus intereses de las multinacionales que dominan amplios sectores de la economía. En esto ya manifestó su acuerdo el compañero Chino Fernández.

Debemos dar por descontado que al poderoso Imperio, en permanente expansión y ahora más acelerada, no le hace gracia la Unión de su “patio de atrás” que lo mantenía disperso.

El accionar actual del despiadado poderío militar del imperio yanqui, superior al del resto del globo, reaviva las palabras del ex presidente republicano William Taft, aquel que en 1912 desembarcó marines en Cuba y luego en Nicaragua, quien afirmó: “No está lejano el día en que tres banderas de barras y estrellas señalen en tres sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro de hecho, como en virtud de nuestra superioridad racial, ya es nuestro moralmente.”

Coincide con Taft, Alexis de Tocqueville, uno de los teóricos del liberalismo francés, que también fuera Canciller (1849) y antes embajador de su país en Estados Unidos en 1830-32, autor de “La Democracia en América”. Refiriéndose a la raza anglosajona norteamericana, escribió: “No se detendrá en las líneas trazadas en los tratados, sino que se desbordará por todas partes por encima de esos diques imaginarios”.

Los objetivos de estas  dos citas reproducidas por Internet en 1998 por Martín Cerri, se cumplieron. Las originarias 13 colonias de la independencia se aumentaron a 50, en perjuicio de Canadá y México, incluyendo las extorsivas compras de Alaska a Rusia y la Louisiana a Francia, como desplazando a otros colonialistas holandeses y españoles y dominando económicamente al resto del continente.

Han surgido también lamentos y acusaciones a la clase dirigente ibérica por suponerla responsable de perder un espacio de influencia. El muy difundido sitio de Internet llamado Hispanidad, titula el día 10 del actual: “España excluida de la recién creada Comunidad Suramericana de Naciones... tampoco existe colaboración española. Mientras tanto, la Secretaría Permanente de las Cumbres Iberoamericanas continúa siendo una oficina burocrática sin contenido ni recursos.”

Tampoco a la Unión Europea le cae bien, pues buscan atarnos a ella en sus sordas guerras económicas contra Estados Unidos. No obstante tales competencias, esos llamados “países centrales” seguirán aliados cuando se trate de mantener las subvenciones a sus productos e imponernos a nosotros ideas de  “libre comercio” que ellos no cumplen, ni esperan hacerlo.

En fin, la Unión Suramericana era impostergable y deberá superar diferencias, que las habrán, como ha ocurrido en la Unión Europea durante más de medio siglo, pero creciendo sin cesar, dando más pasos adelante que hacia atrás. Su principal oponente ha sido el Reino Unido actuando como correveidile de Estados Unidos.

Ante la imposibilidad de frenar al ente del viejo mundo, entró al mismo en 1973, como noveno miembro, a 16 años del Tratado de Roma que puso en marcha la Comunidad Económica Europea en 1957, cuatro años después de su modesta creación en 1953 con el Mercado Común del Hierro y el Carbón. Pero la Gran Bretaña mantiene su libra esterlina (que ya no es de oro) por no digerir al euro.

Así como hoy ocurre con el empantanado ALCA, cuando en 1962 ya se veía inatajable el éxito de la unidad europea, a 5 años del Tratado de Roma, el presidente norteamericano Kennedy propuso sin éxito una Comunidad Económica del Atlántico. Ahora puede surgir otro proyecto tapón.


Unión Suramericana III.  

Malvinas y la Unión Suramericana son las dos banderas anticolonialistas nacionales, e internacionales, más popularmente convocantes de nuestras conciencias, por enfrentar a los verdaderos grandes enemigos de los pueblos del continente. Ambas insignias coinciden con el mandato de los libertadores, avalados por la sangre criolla derramada tan generosamente.

Las notas difundidas por nosotros y otros grupos activistas patrios sobre la cuestión Suramericana, han tenido una gran repercusión en nuestro país como el exterior. Ese logro de comunicación entre quienes poseen ideas nobles pero sin acceso a la sorda prensa tradicional, lo debemos a Internet, único medio de acceso ilimitado (por ahora).

Los contactos deben ampliarse aun más con la difusión de ideas y sugestiones de cuantos desean el bien común, ante la poderosa ofensiva de quienes atacan al proyecto de unidad nacional e internacional bajo justas banderas.

El enemigo común dispone de muchos medios económicos y bien aceitados mecanismos conformado no solo por ejércitos genocidas sino también con infiltraciones en los movimientos populares y medios de comunicación. 

Movilización de cipayos

Ya se le ha permitido, sin ninguna reacción sino con difusión amplia, a la intrusa embajadora de México en Argentina expresarse en forma descalificadoramente insultante contra países firmantes de la Declaración de Sucre. Esta señora, como se informa, ha hecho “estudios superiores” en la Universidad de Kansas durante dos años y un master en la Universidad de Columbia (Nueva York). Pero ese ejemplo de esta “columbian girl” es solo el comienzo de una “guerra total” contra la idea de unidad. Deben esperarse ataques de muchas otras fuentes, quizás hasta ahora insospechadas de cipayismo.

La artillería más pesada, aun no desplegada, no tendrá ni siquiera el límite de llegar a ”asesinatos selectivos”, pasando por los sobornos.

La alarma no es una invención nuestra. La tomamos del sitio francés http://www.voxnr.com del importante Movimiento Nacionalista-Revolucionario y Solidarista, que señala los instrumentos del imperio para sus operaciones intervensionistas disfrazadas de filantrópicas.

Comienza la nota diciendo: “Las fundaciones Soros y Ford, la Freedom House y la CIA financian las 'revoluciones democráticas' en el mundo”. Este llamado de atención, que da muchos ejemplos pasados y presentes será objeto de una traducción completa separada, por ser muy esclarecedor. A nosotros nos recuerda al embajador yanqui Spruille Braden quien núcleo a todos los partidos políticos sin excepción y a los medios de difusión tradicionales en contra de Perón.

Pero el pueblo de Perón le ganó al imperio anglo-yanqui con la movilización del 17 de octubre y luego en las urnas. Lo mismo ocurrió recientemente en Venezuela, donde nunca le perdonarán al bolivariano Chávez que alienta a la Unión Suramericana. Es el mismo pensamiento del General San Martín que le ganó a España, como Juan Manuel de Rosas venciera a los  colonialistas franco-ingleses y a los cipayos argentinos que se pusieron los uniformes de las dos más grandes potencias de la época.

Tanto le dolió al Imperio Británico perder el dominio de Argentina, “una de las mejores joyas de la corona”, que Winston Churchill declaró en 1955 en la Cámara de los Comunes, a los 86 años de edad, con su odio intacto: “La caída del tirano Perón en Argentina es la mejor reparación al orgullo del Imperio y tiene para mi tanta importancia como la victoria de la Segunda Guerra Mundial, y las fuerzas del imperio inglés no le darán tregua, cuartel ni descanso en vida ni tampoco después de muerto”. !!!

Argumentos tramposos a tener en cuenta

La principal “razón” objeción de mala fe consiste en sostener que conviene más la “Unión Latinoamericana” y hasta algunos se animan a enarbolar la “Panamericana” incluyendo a Estados Unidos.

¿Quién puede estar en contra de una futura Unión Latinoamericana? Por supuesto que nadie. Pero debemos ir por pasos más seguros y con el tiempo llegar a todo el continente y después a un  universalismo como lo preveía el General Perón para el futuro.

Si incluimos hoy al Caribe, Antillas y Centroamérica, donde priman colonias descarnadas o encubiertas que son paraísos fiscales y bancarios para los manejos especulativos capitalistas y guarida de dineros mal habidos (narcodólares en especial), los suramericanos quedamos en minoría para cualquier cambio que quisiéramos intentar.

Significaría una nueva OEA, esa dependencia del Departamento de Estado cuya nulidad es más que evidente y su servicio al Imperio Anglosajón quedó bien claro con la agresión colonial de gobiernos (no de pueblos) en la  Guerra de Malvinas.

A más de la inexplicada entrada a la Unión Suramericana de las guayanas holandesas e inglesas, esperan otras más complicantes como la guayana francesa y Belice. Este último “país independiente”, nacido en 1981, es un estratégico territorio centroamericano  de 22.965 km2, usurpado a Guatemala. Por supuesto, también está en la OEA y... en el Commonwealth.

Cuando la Unión Suramericana se consolide, por la movilización de todas las organizaciones populares, será el momento de aceptar el ingreso de otras naciones del continente, una por una, previa demostración de su real independencia.  

Informes