LOS AHORROS DE LA ABUELA
Una anciana de 88 años creyéndose morir, llama a su esposo de 90 años al dormitorio y le expresa:
"Viejo, viejo, me estoy muriendo"... El anciano le responde cariñosamente:
"No seas bobita mi amor. Es un mal pasajero, no le des importancia"... "No, esta vez es serio. Y no quiero irme sin entregarte algo", dice la anciana. "Por favor abre el ropero y saca una caja de madera que está oculta debajo de la ropa de verano"... El esposo cumple con lo indicado y localiza la caja.
"Ábrela", pide su esposa con un hilo de voz.
El anciano así lo hace y encuentra dentro de la caja tres huevos y U$S 100.000.
Entre alborozado y extrañado pregunta:
"Mi amor, que son estos tres huevos?"... La anciana responde: "No quiero irme sin contarte un secreto... cada huevo representa las veces que quedé insatisfecha en nuestras relaciones sexuales"... El anciano comenta entre engreído satisfecho y orgulloso: "Que bueno mi amor, sólo tres veces en casi 60 años de matrimonio"... Y enseguida pregunta: "¿Y estos U$S 100.000?"...
La anciana toma dulcemente la mano de su esposo y con un suspiro confiesa:
"Cada vez que juntaba una docena de huevos los vendía..."
El Gorila
Era domingo, y el zoológico estaba lleno de visitantes. Todos querían ver la nueva adquisición del parque, un enorme gorila traído - decía el folleto explicativo- de una remota región de África donde nunca el hombre ha dejado huella.
Entre los que acudieron a contemplarlo se hallaba un paralítico en su silla de ruedas.
De pronto se produjo una enorme conmoción. El gorila se había enfurecido, mostraba dientes y garras en actitud de ataque y se daba tremendos golpes en el pecho. La gente retrocedía asustada. El fiero animal empezó con sus membrudos brazos a doblar los barrotes de su jaula. Los rompió y salió de la jaula.
Espantada, la gente echo a correr por todas partes. El pobre paralítico también se apresuraba en su silla de ruedas, pero se iba quedando atrás, casi al alcance del gorila, que corría atrás de la muchedumbre.
Un guardia que acudía vio los apuros del desdichado y empezó a gritar, a fin de que la gente lo ayudara:
- El paralítico!!! El paralítico!!!
El paralítico se da vuelta y le grita con gran rencor al guardia:
- Deja que elija el gorila, hijo de puta!!!