Bolinfo Under del 06 - 04 - 2013

Mi tío Poroto se encontraba bien de salud... Hasta que su mujer, mi tía Porota, a instancias de su hija, mi prima Tota, le dijo:

- Poroto, vas a cumplir 70 años, es hora de que te hagas una revisión médica.

- ¿Y para qué?, si me siento muy bien-

- Porque la prevención debe hacerse ahora, cuando todavía te sentís joven-, contestó mi tía. Por eso mi tío Poroto fue a consultar al médico. El médico, con buen criterio, le mandó a hacer exámenes y análisis de todo lo que pudiera hacerse y que la obra social pagase.

A los quince días el doctor le dijo que estaba bastante bien, pero que había algunos valores en los estudios que había que mejorar. Entonces le recetó Atorvastatina Grageas para el colesterol, Losartán para el corazón y la hipertensión, Norvastatina para la presión, Desloratadina para la alergia. Como los medicamentos eran muchos y había que proteger el estómago, le indicó Omeprazol y Diurético para los edemas.

Mi tío Poroto fue a la farmacia y gastó una parte importante de su jubilación por varias cajitas primorosas de colores variados. Al tiempo, como no lograba recordar si las pastillas verdes para la alergia, las debía tomar antes o después de las cápsulas para el estómago, y si las amarillas para el corazón, iban durante o al terminar las comidas, volvió al médico.

Este, luego de hacerle un pequeño fixture con las ingestas, lo notó un poco tenso y algo contracturado, por lo que le agregó Alprazolam y Sucedal para dormir. Esa tarde, cuando entró a la farmacia con las recetas, el farmacéutico y sus empleados hicieron una doble fila para que él pasara por el medio, mientras ellos lo aplaudían. Mi tío, en lugar de estar mejor, estaba cada día peor.

Tenía todos los remedios en el aparador de la cocina y casi no salía de su casa, porque no pasaba momento del día en que no tuviera que tomar una pastilla. A la semana, el laboratorio fabricante de varios de los medicamentos que él usaba lo nombró "cliente protector" y le regaló un termómetro, un frasco estéril para análisis de orina y una lápiz con el logo de la farmacia.

Tan mala suerte tuvo mi tío Poroto, que a los pocos días se resfrió y mi tía Porota lo hizo acostar como siempre, pero esta vez, además del té con miel, llamó al médico. Este le dijo que no era nada, pero le recetó Tapsín día y noche y Sanigrip con efedrina. Como le dio taquicardia le agregó atenolol y un antibiótico, Amoxicilina de 1 gr.
cada 12 por 10 días.

Le salieron hongos y herpes y le indicaron Fluconol con Zovirax. Para colmo, mi tío Poroto se puso a leer los prospectos de todos los medicamentos que tomaba y así se enteró de las contraindicaciones, las advertencias, las precauciones, las reacciones adversas, los efectos colaterales y las interacciones médicas. Lo que leía eran cosas terribles. No sólo se podía morir, sino que además podía tener arritmias ventriculares, sangrado anormal, náuseas, hipertensión, insuficiencia renal, parálisis, cólicos abdominales, alteraciones del estado mental y otro montón de cosas espantosas.

Asustadísimo, llamó al médico, quien al verlo le dijo que no tenía que hacer caso de esas cosas porque los laboratorios las ponían por poner. -Tranquilo, Don Poroto, -no se excite- le dijo el médico. mientras le hacía una nueva receta con Rivotril con un antidepresivo Sertralina de 100 mg. Y como le dolían las articulaciones le dieron Diclofenac.

En ese tiempo, cada vez que mi tío cobraba la jubilación, iba a la farmacia donde ya lo habían nombrado Cliente VIP. Esto lo hacía poner muy mal, razón por la cual el médico le recetaba nuevos e ingeniosos medicamentos. Llegó un momento en que al pobre de mi tío Poroto las horas del día no le alcanzaban para tomar todas las pastillas, por lo cual ya no dormía, pese a las cápsulas para el insomnio que le habían recetado. Tan mal se había puesto que un día, haciéndole caso a los prospectos de los remedios, se murió.

Al entierro fueron todos, pero el que más lloraba era el farmacéutico.

Aún hoy, mi tia Porota afirma que menos mal que lo mandó al medico a tiempo, porque si no, seguro que se hubiese muerto antes.

- Este email está dedicado a todas mis amistades, ya sean médicos o pacientes..!!! Ah, si Poroto no hubiera tomado nada y hubiese seguido con su régimen sanito con pollo sin piel, pavo, lentejas, porotos, aceite de oliva, frutas, verduras de todos colores, poca sal y nada de azúcar (Stevia o Sucralosa, no Aspartame) y con una copita de vino tinto cabernet sauvignon y caminando 6 mil pasos diarios estaría vivito y coleando. CUALQUIER SEMEJANZA CON LA REALIDAD ES " P U R A C O I N C I D E N C I A


¿Como usas el bidet ?

Cuando me toque, voy a probar. A la mañana siguiente, me tomo mi café... efecto instantáneo. Abrigadito con mi bata me juego un jueguito en el celu mientras hago lo que tengo que hacer en el inodoro. Termino. Hora del buche.

Me acuclillo apenas y pivoteo en un pie dando medio giro, casi como en una coreografía de Ginger Rogers; y estaciono en una maniobra sobre el bidet, de frente a la pared. ¡Genial! Puedo acceder a las canillas, mezclo la caliente con la fría hasta lograr la tibieza justa, manejo la presión con la del medio, llego al jabón, toalla, todo. Impecable.

Este amigo tenía razón, y me introdujo a un mundo un tanto adictivo..., me saco la bata, salto a la ducha y me voy a la oficina, que ya llego tarde por la bideteada. En la ofi, todo bien. A la hora del almuerzo se me da por innovar, y pido un delivery de comida china: cerdo con hongos y brotes de bambú. Muy rico, pero el efecto es más instantáneo que el de mi café mañanero.

Voy al baño de empleados apretando los cantos: están todos los boxes ocupados. ¡Me cagooo!. Los jefes se fueron a comer afuera, y la conchuda de su secretaria está almorzando en el comedor... así que me cuelo subrepticiamente en el baño de gerencia.

Comida china: pica cuando entra, pica cuando sale. Mientras tanto examino el baño: ¡qué guachos estos jefes! En el baño de empleados nos ponen un papel higiénico con el que te podés limar las uñas mientras cagás, pero acá tienen uno suavecito, toallas de tela, Glade Toque, jabón-jabón (no ese detergente líquido con un botón pringoso), revistas en un canasto, y hasta una cestita con popurrí de canela, jazmín y pétalos de rosas sobre la mochila del inodoro. Termino. Voy al bidet. Hago la misma maniobra que a la mañana en casa: pivoteo sobre un pie... medio giro... y me olvido que tengo los pantalones y calzón en los tobillos que hacen tope contra la base del bidet.

ERROR... La frenada textil me arroja de cara contra la pared, reboto, me deslizo hacia abajo y quedo enganchado en la punta de la taza del bidet con los huevos. Mi quejido se hace agudo, finito. Por suerte no me partí los labios contra los azulejos, sólo me sangra la nariz, y me mancha la camisa blanca que anoche me planché con Klaro.

Con una mano arranco un poco de papel higiénico, hago rollitos y me tapono los dos agujeros de la nariz: no sé cuál es el que sangra. Mientras tanto trato de avanzar sobre el bidet, de frente a la pared, hasta descomprimir los huevos, pero quedo casi arrodillado sobre el piso porque los pantalones me siguen frenando contra la base. Abro la caliente, y un chorro hirviendo me carboniza la "flauta", que quedó justo arriba del cosito del agua.

Me corro un poco más hacia la pared, y ahora me quemo los huevos: depilación con lanzallamas. Asomo el culo, abro la fría, y la presión aumenta. Es como una hidrolavadora echándome lava adentro del orto. Quiero bajar la presión con la canilla del medio, pero de frente la canilla es al revés: la fuerza aumenta, y siento que me levanta del piso.

Me paro como puedo, trastabillo hacia atrás y caigo de nuca contra la otra pared. Así me encontró la secretaria, después de que el de mantenimiento pudo forzar la puerta: desmayado boca arriba, un poco cagado, con la chota al aire, los huevos colorados como dos remolachas, la camisa manchada de sangre, papel higiénico medio disuelto en la nariz y el chorro del bidet a todo lo que da, arrancando la pintura del techo. Ah... y el regalito en el inodoro, porque no llegué a apretar el botón.

Tuve que pagar los arreglos. A los del piso de arriba les apareció humedad en los zócalos. A los de abajo, en las paredes. Pagué la pintura, el pintor, repuse las revistas empapadas, el papel higiénico carísimo y hasta el jabón que se disolvió con la lluvia bidetera. Pero me hice el boludo con el popurrí: ese, que lo compren ellos.

Consejos útiles a la hora del bidet.

* Confiá sólo en el bidet de tu casa. Él es tu mejor amigo, y le conocés la temperatura, la presión y la dirección de giro de las canillas.

* Un bidet ajeno es más difícil de manejar que una excavadora.

* Ese bidet ajeno tendrá la velocidad de una Ferrari: irá de cero a cien (grados) en cuatro segundos, carbonizándote el culo.

* El manejo óptimo de los controles del bidet implica conocimientos de hidráulica y termodinámica mediante una ecuación que incluye: presión de 0 a100%, temperatura A, temperatura B, geolocalización del culo, índice de sanidad y nivel de ruido.

* Cuando manejes todas esas variables, te tocará un bidet con monocomando.

* Manejarás ese monocomando como un joystick endemoniado que te levantará del piso. Antes practicá con un jet-ski.

* Por último, y el más importante: con los lompas bajos, el bidet se usa de espaldas a la pared. Y no confíes en tus amigos. Innovar hace mal.


Cortitos...

- Yo tengo un loro que dice 'papá y mamá'.

- Y yo una lata que dice 'melocotón en almíbar'.
 


- A mi hijo le hemos puesto gafas.

- ¡epa¡ Qué nombre más raro!


 

Un hombre, después de insistir mucho a un empresario de circo que ya tenia todas las plazas cubiertas consigue que acepte ver una demostración de su número. Saca un ratón del bolsillo, un piano pequeño y un loro; el ratón se pone a tocar el piano al tiempo que el loro canta opera.

- ¡Fantástico! pero oiga, entre nosotros, ¿esto tiene truco verdad?

- Si, bueno, el loro no canta, es que el ratón es ventrílocuo

 

 

Un amigo.

Dos hombres están de excursión por el monte cuando ven un enorme oso hambriento dirigiéndose hacia ellos. A pesar de que están aterrados, rápidamente reaccionan: uno de ellos echa mano al cuchillo, mientras el otro se quita la mochila, se quita las botas, y empieza a ponerse a toda prisa unas zapatillas tenis. El del cuchillo se le queda mirando y le dice:

- ¿No pretenderás correr más que el oso ?

- No, me basta con correr más que tú.

 

 

Un hombre le pide ayuda a su vecino para que le ayudara al mover un sofá que se había atorado en la puerta. Uno se fue a un extremo y el otro también. Forcejearon un buen rato hasta que quedaron exhaustos, pero el sofá no se movía.

- Olvídelo, jamás podremos meter esto. Dijo el hombre.

El vecino lo mira con extrañeza y le pregunta

- Ahh! ¿Era meterlo?

 


 
 

Había un señor mirando la paciencia de un mesero en un restaurante. Una mujer le dice al mesero:

- Ay, ¡tengo una calor!

- El le dice 'okay' voy a bajar le temperatura del aire acondicionado.

Vuelve la mujer y le dice:

- Ay, ¡tengo un santo frío!! No puedo disfrutar de esta comida con este frío!

El mesero se va y le sube la temperatura... bueno así esta un buen rato... y el señor lo llama y le dice:

- Mira hace rato que te estoy mirando, y no se como puedes tener tanta paciencia para tratar con esa mujer. Que si sube el aire, que si baja el aire... ¿Cómo puedes estar así?

Y el mesero le responde:

- Para mi no es ningún problema... La realidad es que aquí no hay aire acondicionado.


 
 

Un señor llama a una casa y le contesta una señora:

¿Aló? ¿Ya llegó Julio allí?

No, disculpe, pero aquí todavía estamos en mayo.

 

¿En qué se parecen el Vaticano y la Reforma Agraria Cubana?

En que en cincuenta años, solo han producido cuatro papas.

 

Anoche mi vecino tuvo un ataque de locura; a las 3 de la mañana empezó a dar golpes en la pared.

-¿Y qué hiciste?

-Nada ...; seguí tocando la batería...

 

Llega un joven desesperado a una farmacia, donde le atiende una mujer madura.

-Señora, tengo un problema serio, sufro de erección permanente, -¿Qué me puede ofrecer?

La señora guarda silencio por un tiempo y con los ojos muy abiertos le dice:

- Pues tengo esta farmacia en propiedad, un piso y una casita en la playa.
 

Patriotismo en tierra cubana:

El inspector de! escuela le pregunta a Pepito:

- "Pepito, ¿Quién es tu madre?"

- "La Patria, inspector".

- "Y ¿Tú padre?"

- "Fidel, inspector".

- "Y tu ¿que quieres ser Pepito?"

- "Yo.. huérfano, inspector"
 

 

Un joven quería comprarle un regalo a su novia para su Cumpleaños.

 

Tenia poco tiempo de conocerla y luego de pensarlo bien, decidió que  un par de guantes era muy buen regalo, pues seria un poco romántico sin ser muy personal. La hermana de la novia lo acompañó al almacén a
escogerlos. 

El joven compró unos guantes blancos y su cuñada aprovecho  que estaba en el centro comercial y decidió compra unos calzones que le hacían mucha falta. 

Cuando llegó la hora de envolver el regalo, la  vendedora se equivocó y envolvió los calzones en vez de los guantes.

Sin revisar el contenido del paquete, el joven envió el regalo a su  novia con la siguiente nota:

"Escogí estos porque he notado que no  usas nada cuando salimos por la noche; si no hubiera sido por tu  hermana, hubiera escogido los largos con botones, pero ella se probó estos cortos que son mas fáciles de quitar. Quería escoger una  tonalidad más delicada, pero la vendedora me mostró los que ella usa;  no se los había cambiado en tres semanas y no se le notaba para nada la mugre. 

Le pedí a la vendedora que se probara estos que compré  para ti y en verdad se veían muy bien.  Quisiera estar contigo para ponértelos por primera vez; no tengo duda de que otras manos los  tocarán antes de que los vuelva a ver. 

Cuando te los quites, recuerda  soplarlos antes de guardarlos pues es natural que cojan un poquito de humedad. Sólo puedo pensar cuántas veces los voy a besar durante los próximos meses; espero que los uses para mí el próximo viernes por la noche, recibe todo mi amor.


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