El Salón de Baile y el rapto de los orinanates
Alejandro Dolina
Un pintoresco croquis del Atlas señala en la calle Yatay un enorme salón de baile.
A pesar de su lujosa apariencia, el local no tenia baños.
Sucedía entonces que los bailarines se veían obligados a abandonar la milonga para pedir permiso
en casas vecinas o costearse hasta algún café mas hospitalario.
Sin embargo los más audaces solían aventurarse en un yuyal cercano que ofrecía una sombría
privacidad.
Los Cronistas Soñadores sostienen que nadie regresaba jamás de aquel sitio.
Citan el testimonio de más de cuarenta damas abandonadas que en vano esperaron a sus compañeros,
a veces en el interior del salón, a veces en la misma vereda del potrero.
Los espíritus fantásticos pretenden que los brujos raptaban a los bailarines y los llevaban a sus
gabinetes como esclavos o como carnada para atraer a los demonios.
Por esa razón, o quizás por la escasa belleza de las damas asistentes, los jóvenes dejaron de
concurrir al salón.
Los propietarios hicieron construir baños pero ya era demasiado tarde.