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El renunciamiento de Cristina. Por Oberdán Rocamora. |
Mientras crece el proyecto hegemónico y nepotista de Kirchner en Santa Cruz.
RÍO GALLEGOS (de nuestro enviado especial, Oberdán Rocamora). "El proyecto hegemónico de Kirchner es bastante similar al de Chávez", cuenta una de tantas Gargantas Profundas. "Chávez, incluso, es más franco. Lo dice abiertamente. Tiene un proyecto de dominación hasta el 2021".
A propósito, el domingo pasado, en su subdesarrollada emisión "Alo Presidente", el bolivariano original recibió la diplomática solidaridad de la ministro Alicia, la hermana. La buenaza de La Bombona Kirchner, acaso sin otra alternativa, debió elogiar el proyecto colectivo del conductor mediático. Mientras tanto, la embajadora Garré, se aventuraba en trazar ciertas similitudes revolucionarias entre los dos disparatados procesos.
"En cambio, el proyecto de Kirchner es menos pintoresco y sincero que el de Chávez. Pero más nepotista".
En apariencias, con fuertes fundamentos informativos, y si una avalancha electoral no los detiene antes y les coloca la plebiscitación en la guantera, el plan, familiarmente bolivariano, de los Kirchner, consiste en los siguientes delirios:
Ubicarla a Cristina, en el 2007, en la gobernación de Buenos Aires. Y por supuesto que Kirchner, aunque se obstine en negarlo hasta último momento, irá por la reelección. Hasta, para empezar, el 2011.
El demencial nepotismo tercermundista debe completarse con la nominación, para el senado, de Alicia Kirchner. Y con el virtual lanzamiento de Julio De Vido, para la gobernación de Santa Cruz, en el 2007.
A propósito, De Vido, que se esmera también en la fantasía alternativa de ser el próximo Jefe de Gobierno de Buenos Aires, es más que un familiar directo para Kirchner. Es -cómo decirlo- un adminículo. Un utilitario apéndice. A veces, De Vido es una mera prótesis.
Ocurre que, para cualquier alucinación bolivariana por el estilo, es altamente prioritario mantener, bajo control, a la saqueada, burocratizada Santa Cruz.
Aquí, en Tierra Santa, radica el origen de las sucesivas catástrofes gestionarias. La fuente precisa de los desastres que pueden desmoronar cualquier ensoñación hegemónica.
Acevedo y los pactos
El problema, para Kirchner, es que en Santa Cruz les creció indeseablemente la figura de Acevedo. Conste que le amenazó dos veces, antes de asumir, y mientras acordaban, con renunciar.
Téngase en cuenta que, en imagen, y de acuerdo a los datos que sigilosamente manejan los informados de los bares, Acevedo ya supera a Cristina. Un 70, dicen, a un 62. Mientras tanto Kirchner, en caída libre, deambula por debajo de los 40.
Es comprensible entonces que la relación, entre Kirchner y Acevedo, se encuentre crispada. Y que los pactos hayan saltado por el aire. Para muchos, incluso, algunos fondos traviesos incentivan los desórdenes en la zona del gobernador, entre Pico Truncado y Caleta Olivia. Sin embargo son paranoias poco consistentes, pero sirven para evaluar el estado de desconfianza.
Aunque Acevedo haya puesto la carucha, sin convicción, como la mayor parte de los otros gobernadores, en el show petulante de Cristina, en el teatro de La Plata. Un show, al final, que parece haber beneficiado, por mero efecto comparativo, a la fragilidad política de la señora Duhalde.
Y aunque Acevedo le mantenga a Kirchner, incluso, algunos funcionarios clave, que le quitan facilidad de movimientos, es perceptible la tensión.
Distintos claveles representan la herencia de Néstor, y que lo acotan al Gobernador, a veces hasta tratar de inutilizarlo.
Son probablemente los funcionarios que forman parte del pacto de entendimiento y garantías. Y que tienen que ver, por ejemplo, con el conocimiento preciso del periplo seguido por los "desaparecidos de Santa Cruz". Es decir, los fondos que inexplicablemente siguen en la estratósfera, mientras la provincia implora por inversión y desarrollo.
Por ejemplo el Fiscal de Estado, Pablo González. Es un inexorable clavel dejado por el bolivariano vocacional. O el delicadamente primoroso Secretario de Hacienda. Un contador que se mencionó por error, en el último despacho, como Pompillo.
Pero no: el exquisito funcionario, que guarda todos los secretos de los desaparecidos, se llama Juan Manuel Campillo. Acertamos, tan solo, en la terminación. En el "pillo".
Y ni hablar de otro clavel del aire, Carlos Domingo Sánchez, presidente del Tribunal de Cuentas.
Y sólo porque suele expresar su preocupación por tanta trascendencia en JorgeAsísDigital, también podríamos evocar, otra vez, al venerable juez Santiago Lozada, el héroe que sobreseyó a Kirchner, en el balurdo inagotable de los desaparecidos, con más rapidez de la necesaria.
Siga con atención, don Asís, a estos protagonistas tangenciales que merecen un destino de figuración superior. La fama, indudablemente, los espera.
En fin, con la repercusión del último despacho, retransmitido por la agencia OPI de Santa Cruz, y multitudinariamente, hasta el infinito, por la sed comunicacional de los visitantes, el cronista siente, por algunos movimientos, que habrá que irse, nomás, tal vez pronto, de Río Gallegos.
Desde la distancia, podrá encararse una evaluación objetiva, sin el riesgo de suponer que se compromete a cualquier padecido habitante que se dispone, simplemente, a hablar.
La renuncia de La Vampiresa
Porque crece, en los codos ventosos de esta provincia maltratada, la indignación. Si aún no trasciende a los grandes medios, es por cuestiones de "pesos".
Sin embargo es fácil percibir que se impone, entre la ciudadanía, la convicción que Cristina Fernández de Kirchner, alias La Vampiresa, debería renunciar, de inmediato, a la banca que ocupa, en el senado. En representación de una provincia, Santa Cruz, que le queda, en apariencias, chica.
Por cuestiones estéticas, la renuncia podría ser presentada con el romanticismo de un renunciamiento. Ocurre que los santacruceños se sienten, en general, usados. Como si, al fin y al cabo, la provincia se hubiera convertido, para La Vampiresa, en un mero trampolín político.
"A esta señora hoy tiene que interesarle más el drama del conurbano bonaerense que el de los piqueteros de Pico Truncado", se atrevió a comentarnos una señora, ciertamente despechada, inocultablemente radical y nada anónima, una "freddista" en la barra del Mónaco.
Otro, acaso el marido, enfundado en una gruesa campera gris, nos indicó: "Santa Cruz se convirtió, para Cristina, en un sitio medianamente apacible para pasar, a lo sumo, dos fines de semanas por mes".
Es decir, un recursivo lugar de retorno que no merece respeto por los compromisos políticos oportunamente asumidos.
Cuando los Kirchner regresan, transitoriamente y con bastante gloria. Munidos, acaso, de algunos bolsones de valiosa documentación efectiva, que pueden ser acomodados en cualquiera de los dos grandes cofres empotrados. Los que pertenecieron al viejo edificio del Banco Hipotecario Nacional de Río Gallegos.
Una caja se encuentra en la casa de Calafate, y ya fue publicada oportunamente en el sitio. Y otra en la casa de Gallegos, comprada, a los Gotti.
A lo que queda de los Gotti, aquella constructora desmoronada, con el invalorable aporte de Lázaro. Aunque contablemente utilizada por el recurso empresarial de Invernes, que de ningún modo es, como afirman los malignos, Inversiones Néstor. E Invernes es copada por la Swindell, en los arrabales de Montevideo.
Es el periplo, Río Gallegos-Montevideo, del fruto pragmático de tanta obra pública. El método que Daniel Gatti, un periodista ejemplar, supo bautizar con el hallazgo El Pesoducto.
Diarios de sesiones
Por hoy, para el cronista, es demasiado.
Téngase en cuenta que le prometen, algunos amigos solidarios, suministrarle registradas peroratas de la señora Cristina, por cuestiones de lavaderos puntuales, y contra los bonaerenses. Fueron transcriptas institucionalmente en los diarios de sesiones.
El cronista agradece el ofrecimiento. Sin embargo, para su sentido del periodismo, no le interesan. Sugiere, ante tanta buena voluntad para colaborar en la cruzada, que se las envíen, en todo caso, al diputado Daniel Basile, de mandato por cumplir.
Acaso a Tito Lusiardo, alias Juanjo. Entre tanto mercadeo electoral, ellos sabrán utilizar los diarios de sesiones.
Mientras tanto el frío, en la noche de Gallegos, congela hasta los remordimientos. De todos modos, el Belfast espera.
Fuente: http://www.jorgeasisdigital.com/