La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Las manos de Perón y las manos del Che. |
El 10 de junio de 1987 desconocidos ingresaron en la bóveda en donde descansan los restos del General Perón y seccionaron sus manos. Fingieron entrar por la claraboya blindada pero el juez Far Suau, encargado de la investigación, descubrió que los perpetradores tenían llave. ¿Por qué se tomaron la molestia de trabajar durante horas sobre el blindex si tenían la llave? Evidentemente para cubrir sus pasos.
El juez Far Suau, quien llevó adelante una escrupulosa investigación murió un año después en un accidente automovilístico, su auto no tenía frenos. Pocos meses después, el Jefe de Policía, Juan Pirker murió por una intoxicación medicamentosa con sus remedios contra el asma. El comisario Carlos Zunino, uno de los que investigó desde el principio la profanación sufrió un intento de homicidio en una emboscada de la que resultó inválido. El cuidador del cementerio, Luis Lavagno fue asesinado a golpes después de haber denunciado amenazas y asegurar que estaba "muerto de miedo".
Pero, ¿quienes pudieron tener la llave de la bóveda y el poder suficiente para ordenar estas muertes? La respuesta es simple, nadie más que el gobierno: el gobierno de Alfonsín. Aunque la bóveda pertenece a la familia Perón, la copia de la llave estaba en manos de la Dirección General de Cementerios de la Ciudad de Buenos Aires, por ser el cuerpo de Perón, patrimonio cultural e histórico de la Nación. Pero, ¿por qué Alfonsín querría profanar el cuerpo de Perón? Muy simple, por lo único que vive y respira Alfonsín: poder político.
Las elecciones se avecinaban y era una práctica común que Alfonsín anunciase complots en contra de la democracia, o sea él. En el año 1985, también antes de las elecciones, una ola de llamados falsos anunciando bombas en escuelas y en edificios públicos terminó con la orden de detención de 12 personas sin mediar Estado de Sitio. Digo la "orden" porque sólo uno de ellos fue detenido, los otros habían muerto, o hacían varias décadas que vivían en el extranjero. Sólo dos vivían en el país: el periodista del diario "La Prensa" conocido por el seudónimo "Daniel Lupa" mordaz crítico del gobierno de Alfonsín y el periodista Jorge Vago. Vago pudo cruzar al Paraguay y pedir asilo político pero "Daniel Lupa" fue detenido durante dos meses.
Su detención fue un escándalo internacional, se acusaba a un periodista prácticamente en silla de ruedas de incitar a la población a poner bombas en escuelas primarias. Era un sapo difícil de digerir para los que todavía, dos años después de la elección de Alfonsín, creían que era un demócrata. Difícil de digerir y de creer, las publicaciones de Daniel "Lupa" y Jorge Vago, se caracterizaban por el reducido número de lectores. "La Prensa" durante la dirección de Máximo Gainza era un periódico de elite, moderadamente derechista y "Prensa Confidencial" de Jorge Vago, tenía una tirada diaria de algunos cientos de ejemplares.
En el ´87 Alfonsín intentó repetir la pantomima de ponerse como víctima de misteriosos conspiradores que resucitaban como por resorte, meses antes de cada elección. La estrategia era: "me atacan, soy la democracia y si me atacan, atacan a la democracia, vótenme!"
El 10 de junio de 1987 seccionaron las manos de Perón y el 6 de agosto, menos de dos meses después, la gente votó en contra de Alfonsín. Las manos nunca aparecieron aunque hay varias hipótesis sobre lo que pudo haber pasado con ellas. La más consistente es la que da cuenta de que quien llevó adelante la profanación y el encubrimiento fue el Ministro del Interior de Alfonsín, Enrique "Coti" Nosiglia.
Probablemente, al "Coti", hermano de María Magdalena Nosiglia, cuyo nombre de guerra en el ERP era "Nora" no se le escapó la historia necrófila de los célebres cadáveres de argentinos famosos. El cadáver de Eva Perón estuvo dando vuelta al mundo durante quince años. El cadáver del General Pedro Aramburu también fue negado a sus deudos durante mucho tiempo y según el periodista-historiador, Rubín, los Montoneros intentaron canjearlo por el de Evita.
Otro cadáver de un argentino célebre fue profanado: en este caso no fue por revancha ni por política sino por cuestiones prácticas, la identificación. Al cadáver del Che Guevara también le fueron seccionadas las manos. Fusilado en el pequeño pueblo de Higuera en Bolivia no había en las cercanías de este lugar morgue ni comodidades para preservar un cadáver, por eso las autoridades militares decidieron que para garantizar su identificación se le seccionaran las manos y se hiciera una máscara de su rostro.
Según algunos, el resto del cadáver fue quemado, según otros fue enterrado en una pista de aterrizaje cercana. Nunca se volvió a saber de las manos del Che pese a que su cadáver fue desenterrado por indicación de los dos militares bolivianos que dirigieron el operativo y luego de la orden del mismo presidente de Bolivia para que "hagan memoria" de donde lo pusieron.
Los restos del "Che" fueron enviados a Cuba en el ´95 pero las manos nunca aparecieron. Donde pudieron enviarse las manos y la máscara para facilitar su identificación y reconocimiento por testigos? Al único país fuera de Cuba que contaba con sus huellas digitales y suficientes testigos que lo conocieron en vida, Argentina.
¿Estuvieron las manos del Che en Argentina todo el tiempo? ¿Siguen aquí? ¿El robo de las manos de Perón fue un intercambio? Sólo Alfonsín, Nosiglia y pocos allegados saben la verdad.
Observaciones de Horacio Daniel Rodríguez (Daniel Lupa).
Estimado Carlos:
Le agradezco que haya recordado la prisión y pena impuesta por vía administrativa por Alfonsín en 1985 contra Jorge Vago y contra mi, únicos periodistas en una nomina de seis militares y otros cuatro civiles, de ellos, al menos uno, que hacía cuatro meses se encontraba en Taiwan; otro que optó por abandonar el país para evitar la prisión; un tercero por error de nombre, y un cuarto que se incorporó para dar un matiz político a la nomina.
Deseo asimismo formularle algunas observaciones a su texto:
a) Jamás (afortunadamente y hasta ahora) estuve en silla de ruedas en mi vida;
b) el comicio de 1985 fue el 3 de noviembre, no el 6 de agosto, y la detención fue ordenada por decreto, sin estado de sitio ni intervención judicial hasta las 36 horas posteriores y solo a pedido de mi abogado, el 21 de octubre: de otro modo, si hubieran sido el 6 de Agosto habría una incongruencia en los objetivos reales que eran levantar la bandera, como usted acertadamente recuerda: "Alfonsín o caos".
c) Como hice el análisis, en su momento, del episodio de las manos de Juan Perón, que ocurrió dos años más tarde, deseo precisarle que, en realidad, no hubo necesidad de llaves ya que hubo una perforación del techo de la bóveda y lo sorprendente es que el trabajo nocturno no hubiera despertado la atención de los serenos, ya que requirió el uso de maquinaria eléctrica, perforadoras, etcétera.
En realidad los datos más certeros ubicaban el operativo en una deuda de Juan Perón con algunos "pesados" argelinos que reclamaban el dinero que no habían percibido por algunas operaciones, y se lo reclamaban, probablemente, a la viuda de Juan Perón.
Por curiosidad en el fárrago informativo de la época descubrí un poema de Maria Estela Martínez que también incluí en uno de los análisis paralelos. Finalmente, las llaves no estaban en manos del gobierno ya que era un mausoleo privado: las llaves las tenia María Estela Martínez.
d) Respecto de Nosiglia, es cierto que su hermana fue militante de uno de los aparatos subversivos, pero cabe recordar que él mismo fue funcionario de la Secretaría de Seguridad Social (Subsecretario, con rango político, cargo que retuvo un tempo bajo el gobierno de Alfonsín) durante el gobierno del Proceso, finales, bajo la presidencia del Teniente General Bignone, y que no registra, por lo que se - quizá pueda estar equivocado - acusación alguna de su pertenencia a aparato subversivo alguno, salvo las contactos de tipo oportunista de la "coordinadora", de la que él era una vertiente; sus mayores contactos fueron con la izquierda paraguaya, en las villas locales, de donde pudo canalizar votos "nopn sanctos" para el radicalismo.
e) En esa época, La Prensa no tenía una tirada tan baja como usted sugiere: 68.000 ejemplares semanales promedio, bien distintas, seguramente de la tradicional de 140 a 160 mil de sus tiradas en las décadas anteriores a 1973, cuando imperó el proyecto de destrucción mediante la difamación y, posteriormente, merced a la gravitación económica que llegó a tener el papel mediante Papel Prensa creada entre el Estado, La Nación y Clarín.
Lo felicito por la agudeza de su comparación histórica, pero me parece que cabe extraer conclusiones adicionales, que naturalmente en el breve espacio que usted se ha impuesto, es difícil desarrollarlas.
Muy cordialmente, Horacio Daniel Rodríguez (Daniel Lupa)
PD: Buena parte de estas observaciones que le hago y parcialmente usted incluye en su nota, las hice en una carta de lectores dirigida a La Nación en respuesta a otra, publicada por el mismo diario, y donde se sostenía que habíamos sido detenidos 12 periodistas. Grave error, que usted salva. Pero la carta, en la que precisé hasta el carácter stalinista y hitlerista de Alfonsín, de ordenar una prisión por decreto, ejerciendo la justicia administrativa, hasta ahora, un mes después, no ha merecido la atención del diario La Nación.