La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Informe sobre el Movimiento Jamaat Al-Tabligh. Por Horacio Calderón |
Deseo hacer referencia, en mi carácter de experto en Medio Oriente y África del Norte y especialista en Contraterrorismo, a las repercusiones oficiales más importantes que han tenido tanto las notas de La Nación del día viernes próximo pasado, como el reportaje que ese diario me efectuara como parte de las mismas, en referencia a actividades de la organización islamista Jamaat Al-Tabligh y a la potencial presencia de células de Al-Qaida en nuestro país.
En primer término, las manifestaciones del Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Rafael Bielsa, calificando de "disparate" que estén ingresando al país personas sospechosas de pertenecer a Al-Qaida, constituyen una altísima falta de responsabilidad y un grave desconocimiento del fenómeno terrorista en el ámbito global y regional, como asimismo de las cosmovisiones, perfiles, estrategias y tácticas operacionales de aquellas organizaciones que constituyen un peligro para nuestra seguridad nacional.
Entre las características más sobresalientes de Al-Qaida está su sofisticación, el secreto de sus actividades y el dominio del conocimiento de los sistemas de defensa, seguridad e inteligencia de los países que luego resultan blancos de sus ataques.
Es en consecuencia un grave error de juicio negar la hipótesis de la existencia de células terroristas operativas en el país, como asimismo desconocer el hecho de que Al-Qaida está utilizando actualmente a cuadros de Jamaat Al-Tabligh en algunos lugares del mundo para realizar tareas de inteligencia preoperacional; es decir, previas a la realización de atentados o a la radicación de bases de la organización, tal el caso actual de Malí y otras repúblicas nordafricanas de la región del Sahel (Norte Occidental del Africa).
La peligrosidad de Jamaat Al-Tabligh se incrementa potencialmente, en la medida en que algunos de sus miembros aparecen tangencialmente involucrados en actividades criminales en países africanos, tales como secuestros, contrabando de tecnologías sensibles, cigarrillos, lavado de dinero, etc., y contactos estrechos con el Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC), perteneciente al segundo anillo de Al-Qaida.
Tanto en Europa (por ejemplo Francia) como en otras regiones y países resulta notable la actividad salafista en centros religiosos de Jamaat Al-Tabligh y la sinergia creciente entre este movimiento de "predicadores" y los grupos extremistas de la corriente religiosa mencionada.
A la investigación de estas redes de terroristas y sociedades criminales africanas y pakistaníes habría estado dedicado el periodista Daniel Pearl, cuando fue secuestrado y horriblemente degollado en enero de 2002.
El Sr. Canciller debería saber que no es sólo terrorista el que se suicida con una bomba, sino también quien presta apoyo logístico, recluta, adoctrina y entrena a miembros de esas organizaciones, y que llegado el caso, pueden transformarse en atacantes e inmolarse si está así planificado.
En segundo término, resulta positivo que según lo manifestado oficialmente, tanto el Ministro del Interior, Dr. Aníbal Fernández, como el Secretario de Inteligencia del Estado, Héctor Icazuriaga, comprometan los recursos a su disposición para controlar grupos o personas sospechosas de realizar actividades riesgosas para nuestra seguridad.
Es de esperar que tales tareas se desarrollen orientadas y conducidas por personal idóneo en el control, reunión de información y análisis de amenazas originadas en redes como las pertenecientes a los distintos anillos de pertenencia a Al-Qaida, verdadero paradigma del terrorismo del siglo XXI.
El problema, sin embargo, no radica solamente en controlar el movimiento de sospechosos extranjeros, sino también en impedir que quienes sean sospechados como tales puedan ingresar a nuestro país, porque obligan al Estado a destinar sus escasos recursos materiales y humanos en operaciones de vigilancia, mientras por otro lado pueden existir células activas mucho menos difíciles de detectar, y cuya identificación, localización y neutralización deben ser consideradas como prioridad uno en la estrategia contraterrorista de la Nación.
Las células operativas son de extrema peligrosidad, porque pueden ser integradas por ciudadanos con pasaportes de países europeos, como pudo comprobarse por los recientes ataques en Londres.
No debería desconocerse la extrema peligrosidad de la organización Jamaat Al-Tabligh y mucho menos negarla, ya que si bien sus miembros visitan nuestro país desde hace veinticinco años, esta organización religiosa extremista ha sufrido las mismas mutaciones que caracterizan a otras similares enroladas en el movimiento yihadista mundial.
Quien escribe estas líneas mantiene su absoluto convencimiento sobre la creciente interconectividad y funcionalidad entre Al-Qaida y miembros de Jamaat Al-Tabligh, tres de cuyos integrantes están siendo expulsados en este momento de Alemania por su conexión con organizaciones y personas sospechosas de pertenecer a redes terroristas. Lo mismo ha sucedido en los Países Bajos y con otros gobiernos europeos que sospechan de la organización.
Los organismos de seguridad e inteligencia de los EE. UU. han establecido últimamente que Jamaat Al-Tabligh adhiere a la misma prédica religiosa extremista de Al-Qaida, más allá de algunos matices sin relevancia y del hecho de que la primera carece de una agenda política visible.
Los talibanes eran también un movimiento de estudiantes religiosos islamistas, formado por clérigos rigoristas con el mismo perfil teológico de Al-Tabligh, hasta que Al-Qaida logró transfundirle su propia agenda política, convirtiéndolos en una pieza clave dentro de sus planes de expansión regional y global.
Para dar algunos ejemplos prácticos, el terrorista John Walker Lindh viajó con misioneros de Jamaat Al-Tabligh después de convertirse el Islam en 1999, quienes además lo asistieron para estudiar en una madraza de Pakistán. Por su parte, numerosos cuadros terroristas de Al-Qaida utilizaron la cobertura de este movimiento de predicadores para encubrir sus actividades.
Solamente un ignorante en cuestiones que hagan al estudio del fenómeno terrorista islamista, verdadera perversión del Islam, puede en este momento desconocer que miembros de Al-Qaida viajaron a los EE. UU., a Europa y otras regiones a reclutar adherentes con la cobertura de misioneros de la organización mencionada.
También, que la Argentina no tiene por qué ser una excepción, habida cuenta que ha sufrido dos atentados con anterioridad y que subsisten algunas condiciones que facilitan las actividades terroristas.
Dicha técnica, aunque no fuera la aplicable a la Argentina en este momento, permite usar la cobertura necesaria, obtener visas con mayor facilidad y, en algunos casos, usar pasaportes falsificados para encubrir sus verdaderas identidades, tal como ha sucedido en África.
Queda en manos de las autoridades nacionales arbitrar las medidas urgentes de prevención necesarias, habida cuenta que no sólo está programada la Cumbre de las Américas, sino también la visita de otras personalidades ilustres.
Según ha trascendido, Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de Asturias, visitaría Mendoza próximamente, algo que debería tenerse en cuenta, de confirmarse su arribo, dado que acaban de llegar a San Rafael personas sospechosas, de las características de quienes misionan para Al-Tabligh, según denuncia realizada por vecinos de esa ciudad.
Horacio Calderón
Director del Centro de Análisis Estratégico para la Defensa y la Seguridad (e.f.).
Fuente: Seprin.