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La Inteligencia Alemana en Latinoamérica. |
En Latinoamérica la Abwehr realizó intensa actividad, en especial a partir de la declaración de guerra por parte de Estados Unidos como consecuencia del ataque a Pearl Harbor.
La Abwehr en México
Al igual que en toda América latina, en México lo alemán estaba de moda en 1940, el presidente Ávila Camacho tenía parientes en el Colegio Alemán y era presidente del club Hípico Germánico, le gustaba la cerveza alemana y admiraba la marcialidad y pomposidad de los desfiles militares en Berlín.
Miguel Alemán director de campaña del general Ávila Camacho y posteriormente secretario de gobernación y presidente en 1946, también tenía sus relaciones con alemanes, en especial su amor secreto, una rubia actriz llamada Katerina Matilda Krüger, nacida en Alemania en 1912, más conocida por su nombre profesional Hilde Krüger.
Se decía que la impresionante rubia, casada en Alemania, había sido amante de Goebbels y que había filmado varias películas. En 1939, Hilde abandonó a su marido y viajó a Inglaterra, luego a Estados Unidos para seguir su carrera en Hollywood, con muy poco éxito por cierto, pero pagando sus rentas quien sabe cómo. Se casó con el industrial alemán Van Gontard de St. Louis y repentinamente viajó a México, supuestamente para divorciarse.
Miguel Alemán
En ese entonces, la red más activa de la Abwehr en Latinoamérica, fue la de México, dirigida por Georg Nicolaus que comenzó sus operaciones en 1940. Nicolaus fue un agente muy competente que sirvió en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial. Después del Armisticio en 1919 pasó mucho tiempo en Colombia donde había una gran penetración comercial alemana y regresó a su país en 1938.
Un año después fue reenganchado por la Abwehr como oficial de inteligencia en el Ejército y asignado Abwehrstellen (Ast) en Hanover con la misión de establecer una red de espionaje en México. Durante dos años, Nicolaus realizó gran actividad reclutando miembros para su organización, estableciendo contactos en otros países latinoamericanos y tratando de recolectar información de Estados Unidos.
Presidente Ávila Camacho
Hilda Krüger, conocida en México como Hilda Krüger, fue investigada por la OSS de EE.UU. por sus actividades en México al relacionarse con Friedrich Von Schleebrugge y Georg Nicolaus. Para Hilda no le fue difícil frecuentar los círculos sociales y del gobierno mexicano, pareciendo haber olvidado ya al industrial alemán de Saint Louis.
Participó en fiestas y vida social, hizo excursiones a Teotihuacán, visitó a productores de cine y se hizo amante a mediados de 1941 de Ramón Beteta, subsecretario de Hacienda y miembro del consejo del Banco Nacional de México. Las relaciones duraron poco tiempo, porque poco más tarde conoció a Miguel Alemán, alto funcionario del gobierno mexicano al mudarse a una casa de la Colonia Roma, que no se sabe quien pagaba.
Para Nicolaus, las informaciones sobre la producción industrial de EE.UU. eran muy fáciles de obtener de publicaciones que se encontraban en cualquier librería o en puestos de periódicos, pero algunos otros informes eran recolectados mediante contactos. Sin embargo, fue muy poca la información vital de tipo militar que pudo clasificar. El mayor mérito del agente fue el establecer una organización capaz de realizar actividades de inteligencia a lo largo de la guerra, no con mucho éxito, pero sí manteniendo a los servicios de contrainteligencia estadounidense bien ocupados.
A lo largo de todo ese período, entre 1939 y finales de 1941, en líneas generales, la Abwehr pudo establecer una amplia red de espionaje en casi todos los países latinoamericanos, en especial en Sudamérica. Las más importantes organizaciones fueron las de Brasil, Chile y Argentina con ramificaciones en otros países entre los que destacan Paraguay y Bolivia.
La Abwehr en Chile
Las relaciones entre las Fuerzas Armadas chilenas y Alemanas databan desde el Siglo 19 cuando el general prusiano Emil Körner inició la modernización del ejército chileno. Los vínculos continuaron después de la Primera Guerra Mundial pese a las limitaciones a las que fueron sometidas las Fuerzas Armadas de la República de Weimar. Durante los años 20 y 30 los lazos de amistad entre los militares de ambos países se estrechó y luego del surgimiento del Nacionalsocialismo en Alemania una corriente fascista inundó los cuarteles chilenos.
Presidente Ríos
El intercambio de visitas entre oficiales alemanes y chilenos fue significativo. Oficiales alemanes llegaron incluso a ser generales chilenos, como Hans von Kiesling y Hans von Knauer y el coronel Otto Zippelius, instructor de militares y carabineros, estuvo en servicio activo hasta 1941 y un hijo suyo es un alto oficial en retiro del Ejército chileno.
En 1935 viajaron a Alemania tres altos oficiales chilenos, visita que concluyó con la compra de gran cantidad de armamento, no sólo en Alemania sino en Italia también. Los intercambios de personal continuaron durante la campaña de Polonia donde asistió con carácter de observador el Mayor Benjamín Escobar Moreira.
Chile quiso comprar más armamento alemán en 1941, acción que desató una carrera armamentista que puso en la lista de compradores a Argentina, Uruguay y Bolivia. Nunca fue un secreto el sentimiento fascista de los más altos oficiales chilenos y tampoco los agasajos que ambas fuerzas se brindaban, hasta hoy los uniformes chilenos tienen gran similitud con los usados por Alemania hasta 1945, incluyendo el casco alemán que se ven en las paradas militares.
A partir de 1941 la situación cambió, las relaciones se enfriaron y hubo represalias de parte y parte debido al hundimiento de mercantes latinoamericanos incluyendo chilenos y la represión del gobierno contra grupos fascistas chilenos, pero los servicios de inteligencia continuaron gozando de protección de facciones nacionalistas chilenas.
La Abwehr en Brasil
La organización de Brasil estuvo en manos de Albrecht Gustav Engels y Nils Christian Christensen que establecieron dos grupos muy importantes con la colaboración de la importante colonia alemana, que manejaba muy buenas empresas comerciales en ese país. No obstante los mejores informes que manejaban esas organizaciones procedían de tripulantes y empleados que trabajaban en barcos y oficinas de tierra de las empresas navieras británicas y que ellos se encargaban de transmitir por medio de radios clandestinas a Alemania.
Los informes obtenidos por los agentes en Argentina también eran transmitidos a la Abwehr mediante las emisoras clandestinas brasileras. Gracias a la red de comunicaciones de Engels y Christensen, agentes de Estados Unidos, de México, de Walter Giese en Ecuador (que trabajó en España y Argentina) y la organización fascista Patria y Libertad (PYL) de Chile, enviaban a la Abwehr en Alemania los informes que recolectaban. Esa amplia red, que trabajaba de manera desincronizada una con otra, se las arregló muy bien para burlar los servicios de contrainteligencia británicos y estadounidenses que operaban a lo largo de la extensa costa atlántica sudamericana.
Presidente Getulio Vargas
Como los grupos de red en Latinoamérica procedían de la Sección Abt I de la Abwehr, que entre otras actividades se encargaba del espionaje económico, los mayores éxitos de la organización, entre los años 1940 y 1941, fue la obtención de informes de esa naturaleza incluyendo los de tráfico marítimo.
Gracias a esos informes la Kriegsmarine pudo planificar la interceptación y hundimiento de una enorme cantidad de buques mercantes aliados que procedentes de Sudamérica abastecían a Inglaterra o movían abastecimientos a África y el Lejano Oriente. Se puede decir que, en ese período, la red de espionaje de la Abwehr en Latinoamérica, se concentró en la inteligencia naval y marítima.
Después de Pearl Harbor
A partir de Pearl Harbor, Estados Unidos hizo mayor énfasis para cautelar sus intereses en la región reforzando sus actividades bien coordinadas con la contrainteligencia británica. El gobierno de EE.UU. endureció sus políticas de persuasión hacia los gobiernos de la región para convencerlos de que debían tomar acciones decisivas en contra de los grupos de inteligencia alemanes, denunciando, deportando y confiscando los bienes e intereses alemanes y de sus colaboradores y sobre todo tratando de identificar a los agentes alemanes que eran desconocidos por las oficinas de la OSS y del MI5.
Presidente Franklin D. Roosevelt
Junto a las labores de contrainteligencia, Roosevelt aceptó la propuesta del millonario Nelson Rockefeller, cuya familia tenía enormes inversiones e intereses en especial en petróleo y agricultura en varios países, para trazar los planes de la "política del buen vecino" que tenía como fin convencer a los gobiernos y a la población latinoamericanos que lo que les convenía era alinearse con los Aliados "comportándose como buenos vecinos de Estados Unidos".
Esa tarea no era fácil, porque en Latinoamérica los alemanes tenían una buena reputación como eficientes comerciantes e industriales que por décadas habían creado empresas prósperas que realizaban fuertes inversiones de desarrollo e infraestructura. Sin embargo, Rockefeller tenía a su favor el contar con el amplio respaldo del enorme poder económico de Estados Unidos y de la confianza de Roosevelt quien le dio carta blanca para llevar adelante políticas de convencimiento, aprovechando la debilidad política de los gobiernos de la región, la mayoría de ellos, si no todos, dictatoriales y corruptos que eran fácilmente manejables mediante la coacción.
Nelson Rockefeller
Por su parte la Abwehr tenía todo en su contra, la distancia, el bloqueo marítimo y la política exterior de Hitler, muy poco interesado en los problemas más allá de Europa. Como consecuencia lógica de la situación, en marzo de 1942 los líderes de la organización brasilera fueron arrestados y nunca más pudieron reactivar su red de inteligencia.
Algunos de los éxitos de la red latinoamericana fue la obtención de información de aviación militar con el reclutamiento de oficiales que viajaban a Estados Unidos como parte de las misiones oficiales que acompañaban a los presidentes que Roosevelt invitaba muy generosamente, brindándoles paseos a fábricas de aviones y vehículos militares en varios estados, amén de una recargada agenda social. En algunos casos, la contrainteligencia estadounidense vetó la participación en las comitivas presidenciales a oficiales que sospechaban tenían relaciones con alemanes.
En la mayoría de los países latinoamericanos la presión de Estados Unidos tuvo éxito en eliminar a los más selectos agentes de la Abwehr hacia mediados de 1942. Sin embargo en Argentina y Chile la inteligencia alemana se mantuvo activa, aunque poco podía aportar en pro del esfuerzo de guerra alemán. La red de la Abwehr en esos países estaba apoyada por una fuerte colonia alemana que tenía estrechos nexos con comerciantes e industriales, quienes a su vez mantenían cercana amistad con funcionarios del gobierno y altos oficiales de las fuerzas armadas.
La Abwehr en Argentina
Después del colapso de la red en Brasil, a raíz de la detención de Albrecht Gustav Engels, el 9 de febrero de 1943 en Río de Janeiro, la organización argentina surgió como la más poderosa de la región. Pero entre enero de 1942 y mediados de 1945, sufrió numerosos cambios forzosos debido al arresto o el descubrimiento de sus principales agentes, no obstante pudieron mantener una estructura coherente que se mantuvo en contacto con la Abwehr en Colonia y Berlín, enviando información más de índole diplomática, de movimiento marítimo y prestando uno que otro contacto de apoyo local a lo largo de sus costas, donde de tanto en tanto recaló algún submarino alemán o italiano.
Presidente Ramón Castillo
La red argentina estuvo dirigida por el Agregado Naval Capitán Dietrich Niebuhr que tenía como asistentes a Hans Napp y Ottomar Mueller y que absorbió a algunos agentes que lograron escapar de Brasil. A pesar de sostener su posición de neutralidad, incluso después del ataque a Pearl Harbor y de la entrada de EE.UU. en la guerra, Argentina confiaba en que podría obtener armamento para contrarrestar el armamentismo chileno y brasilero.
El general Domingo Martínez, se dirigió al encargado de negocios alemán, Otto Meynen, para indagar la posibilidad de efectuar embarques de armas. Estos podrían hacerse a través del bloqueo o por medio de buques argentinos que tocaran puertos de países neutrales, como España o Suecia.
El enviado español Eduardo Aunós comunicó a Meynen que estaba manteniendo conversaciones a fin de llegar a un acuerdo que permitiera la compra de armas. El pedido oficial a la embajada alemana fue realizado el 24 de agosto, dos días después de la entrada de Brasil en la guerra. Se solicitaron al agregado naval Dietrich Niebuhr submarinos, aviones, cañones antiaéreos y municiones.
De las conversaciones mantenidas entre Martínez y el español Aunós parecía posible llegar a un acuerdo triangular, mediante el cual las armas podrían provenir de los depósitos españoles y éstos ser reabastecidos por envíos alemanes. El gobierno español pagaría estas armas con mercaderías propias y, a su vez, el gobierno argentino entregaría productos argentinos.
No obstante, como quedaban muchos detalles por acordar, Aunós propuso, y el Ministerio del Exterior alemán aceptó, que las negociaciones continuaran en Madrid. El enviado español regresó a su país a principios de octubre, habiendo arreglado que el general Pedro Ramírez y un almirante argentino viajaran en noviembre para finiquitar el asunto.
Sin embargo, Berlín procedió con mucha cautela y a comienzos de septiembre el agregado naval respondió que los pedidos serían tomados en consideración, pero que de ninguna manera prometía la entrega del armamento. Poco después, el gobierno alemán llegó a la conclusión de que las necesidades de la guerra no le permitían disponer la venta de armas y las negociaciones se enfriaron.
Las actividades del Capitán Niebuhr y sus asistentes fueron denunciadas por el embajador de Estados Unidos a fines de 1942 y ello forzó a la reorganización de los cuadros. Asumió la dirección el Agregado Militar General Friedrich Wolf y Johannes Siegfried Becker un oficial de la SD enviado a Argentina en enero de 1943.
Wolf tuvo a su disposición el personal, los recursos económicos y los agentes que en gran número se fueron congregando en Argentina, muchos de ellos escapando de la persecución en otros países de la región a medida que sus organizaciones eran puestas al descubierto. También contaron Wolf y Becker con el apoyo de empresas alemanas, contactos en la marina mercante española y de grupos nacionalistas argentinos. Gracias al concurso del hábil agente Becker, la red argentina extendió sus conexiones con las redes de Uruguay, Paraguay, Chile y lo que quedaba en México, manteniendo contacto mediante emisoras clandestinas de radio y el cada vez más difícil contacto de correos con Alemania.
A fines de 1943, Osmar Alberto Hellmuth fue arrestado por los británicos mientras se dirigía a Alemania desde Argentina. Los informes que resultaron vitales para su captura fueron proporcionados por el gobierno argentino, que cediendo a la presión de Washington que le exigía romper relaciones con Alemania, procedió al arresto de algunos de los agentes activos.
Becker logró salir incólume de la crisis y luego de unos meses logró poner nuevamente en funcionamiento la red. En junio de 1944, Becker recibió la ayuda de la Abwehr en Alemania, que por orden de Canaris envió a dos agentes que viajaron desde Francia desembarcando en la costa argentina. Pero la red sufrió nuevas bajas por arrestos efectuados a fines de 1944, cuando el gobierno argentino ya pensaba que era mejor no mantener una posición intransigente con Estados Unidos, con vistas al futuro, teniendo en cuenta la situación militar de Alemania en Europa.
Junto con las actividades de inteligencia en Argentina, la red chilena se mantuvo trabajando arduamente hasta febrero de 1944 manteniendo contactos con países a todo lo largo de la costa del Pacífico sudamericano. El grupo chileno PYL estaba dirigido por el Agregado Aéreo de la Embajada alemana, Ludwig von Bohlen que recibía apoyo de la numerosa colonia alemana en Chile.
Pero casi a finales de 1942, muchos agentes de la PYL fueron arrestados por denuncias de la embajada estadounidense interpuestas ante el gobierno chileno. La contrainteligencia estadounidense trabajaba arduamente tratando de desenmascarar a los agentes, presionado diplomáticamente al gobierno para que denunciara y deportara a los agentes y colaboradores de la red PYL.
Este golpe desbarató parte de la red, pero Bohlen pudo reconstruir una nueva organización con aquellos que lograron escapar de la persecución. La nueva red PQZ se mantuvo activa hasta que von Bohlen fue deportado por presiones del Departamento de Estado de EEUU. Sin embargo la rígida organización creada por Bohlen pudo sobrevivir, así como la mayor parte del personal y equipo que pasó a ser dirigido por Bernardo Timmerman que condujo las actividades de la PQZ hasta su arresto en febrero de 1944.
Heinrich Himmler
Para darle soporte a la red argentina y a la PQZ chilena, Johanns Siegfried Becker estableció una red de la SD (Sicherheitsdienst) dependiente de la RSHA (Reichssicherheitshauptamt) de Himmler en Chile a comienzos de 1943. Este grupo estuvo bajo la dirección de Heinz Lange un veterano agente procedente de Brasil y Paraguay asistido por Eugenio Ellinger enviado a Chile por Becker en abril de 1943.
Estas dos organizaciones mantuvieron estrechos contactos con agentes en Perú y Bolivia quienes enviaban sus informes a Alemania a través de Argentina o mediante emisoras de radio clandestinas. Hasta Chile llegaron las rivalidades entre Himmler y Canaris, cosa que no les beneficiaba y finalmente la red chilena fue desbaratada y la mayoría de los agentes tuvieron que escapar a Argentina.
Toda esta red latinoamericana se mantuvo activa con el apoyo de colaboradores locales, miembros de las fuerzas armadas y las numerosas colonias alemanas. El correo era enviado a España mediante barcos mercantes españoles o agentes españoles que trabajaban en barcos de otras banderas que recalaban en puertos africanos, españoles, franceses y portugueses.
Balance y resultados
Lo que todo el mundo espera de las actividades donde participan espías y agentes, es el descubrimiento de armas revolucionarias, fotografías y planos de sofisticados aviones, planes secretísimos de operaciones militares, Mata Haris y espías capturados en bares y burdeles de mala muerte, persecuciones y balaceras. No siempre es así y menos lo fue en Latinoamérica, donde las actividades de inteligencia fueron casi exclusivamente de tipo político y económico.
Toda la información que la red latinoamericana de la Abwehr pudo clasificar procedía de publicaciones hechas en EE.UU. y del tráfico marítimo en especial de los informes sobre las exportaciones de materias primas latinoamericanas, que en creciente número eran enviadas a Estados Unidos e Inglaterra.
Gracias a esos informes, la Abwehr conocía desde antes de las declaraciones de guerra que buques brasileros y mexicanos transportaban materia prima a Estados Unidos e Inglaterra, mientras los cargamentos dirigidos a Alemania o a países amigos del Eje, eran interceptados e incautados.
Esa violación de la neutralidad tuvo como consecuencia el hundimiento de gran número de barcos brasileros y unos pocos mexicanos que transportaban materias primas para abastecer la industria de guerra de Estados Unidos, que a su vez suministraba armamento y parte de esa materia prima a Inglaterra y Rusia.
En la costa del Pacífico el grupo chileno se concentró en informar los movimientos marítimos a lo largo de la costa occidental de América incluyendo el armamento antisubmarino que existía tanto en barcos mercantes como en naves militares. La red chilena envió a Alemania vía Buenos Aires, a mediados de 1943, los informes sobre las maniobras antisubmarinas que la Armada de Estados Unidos realizó con un crucero, aguas afuera del puerto de El Callao, maniobras que fueron observadas por el presidente peruano Manuel Prado y un gran número de oficiales navales peruanos.
En diciembre de 1943, agentes en Chile obtuvieron de manos de un oficial chileno que visitó la Base Aeronaval de Corpus Christi, detalles técnicos relacionados con la construcción de aviones, entrenamiento naval e instrucción de vuelo en portaaviones. Toda esa información la recolectó durante un curso de entrenamiento de 9 meses.
Fuente: http://www.exordio.com/