La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Guillot o el engranaje del deshonor.

Por Álvaro Abos.

En 1940, los argentinos discutieron sobre un escándalo que, tras una venta ilegal de tierras al Estado, en El Palomar, encerraba alternativas políticas. El cadáver de un diputado nacional quedó como testimonio del duro precio que se paga por ese viejo sentimiento humano, el honor.

1933.- El 3 de julio, a las 20, muere Hipólito Yrigoyen en su casa de la calle Sarmiento. Miles de argentinos llevan esos despojos a la tumba como en una marea. Confundido en la multitud va un radical nacido en Entre Ríos en 1889, que oscila hace tiempo entre la literatura y la política: Víctor Juan Guillot. "Era serio y parco de palabras -lo describió Manuel Gálvez-. Tenía cierto aire extranjero. Era rubio, mofletudo y de boca muy chica, y por eso y por su perpetuo gesto serio parecía un niño enojado."

1933.- En Santa Fe, Corrientes y otros lugares estallan insurrecciones contra el gobierno del general Agustín P. Justo, que había sucedido en elecciones ilegales a la dictadura del general Uriburu. Hay muertos. Entre los detenidos está Víctor Juan Guillot.

1934.- Dos hermanas casadas con dos hermanos, María Antonia y María Luisa Pereyra Iraola de Herreras Vegas, deciden vender unos terrenos que tenían en El Palomar, junto al Colegio Militar. La negociación será larga y complicada, pues en principio sólo les ofrecen 0,20 pesos  por metro cuadrado y las dueñas de esas 222 hectáreas quieren más. En pleno Río de la Plata, Víctor Juan Guillot escucha por las noches el silbo del viento en la prisión de la isla Martín García, donde convive con otros radicales presos. Guillot fue embarcado junto a otros 42 prisioneros rumbo a Tierra del Fuego. Su confinamiento duró 172 días.

1936.- Basado en los apuntes de aquel viaje forzado, Guillot publica Paralelo 55 , que narra la travesía hacia el Sur en el carguero Chaco y describe los paisajes de la costa y el mar austral y la estada en Ushuaia. Allí se alza otro presidio aún más siniestro que el de Martín García, pero los confinados (entre quienes están otros dirigentes radicales, como Honorio Pueyrredón, José Luis Cantilo o Ricardo Rojas) permanecen en residencia vigilada en casas del pueblo. En Paralelo 55 prevalecen las descripciones de una naturaleza majestuosa y calma, y la falta de agravios ante la situación. "Guillot escribía con vigor, precisión y exactitud", según Manuel Gálvez. Paralelo 55 es un libro sereno.

1937.- Dos intermediarios (luego se sabría que eran dos aventureros) llamados Néstor Luis Casás y Jacinto Baldasarre Torres ofrecen a las hermanas Pereyra Iraola acelerar la venta de las tierras de El Palomar. La operación, a esta altura, ha dado origen a un voluminoso expediente. Casas y Baldasarre Torres ofrecen al Ministerio de Guerra esos terrenos, que alegan haber comprado a sus propietarias, a 1,10 pesos el metro cuadrado.

1938.- El 20 de febrero asume el mando el presidente radical (aliado con los conservadores) Roberto M. Ortiz, que ha derrotado al ex mandatario Marcelo T. de Alvear en elecciones tramposas. Esa alianza es calificada como contubernio (sinónimo de maridaje, chanchullo, conspiración). A pesar de varios dictámenes que tasan las tierras de El Palomar en un precio menor al pretendido por los ávidos intermediarios, la ley de presupuesto de ese año incluye un artículo autorizando al Ministerio de Guerra a pagar 1,10 pesos el metro cuadrado.

1939.- El decreto 26.641 aprueba la compra de los terrenos. El 24 de abril de 1939 se firman simultáneamente tres escrituras en el Banco Central, pero en el orden inverso al Código Civil y al sentido común. "La desvergüenza de la operación... es evidente", sostiene Félix Luna en Ortiz. Reportaje a la Argentina opulenta (1980). Primero, Baldasarre Torres y Casás venden al Estado las tierras de El Palomar, de las que ni siquiera eran dueños, en dos millones quinientos mil pesos. En la escritura siguiente, compran a las hermanas Pereyra Iraola esas mismas tierras por un millón quinientos mil pesos, y en la tercera escritura levantan las hipotecas pendientes. Sin desembolsar nada, los gestores obtuvieron una ganancia de un millón de pesos, una suma inmensa entonces.

1940.- En algún momento de febrero o marzo. El periodista José Luis Torres, de la revista Ahora, se encuentra en una cervecería, frente a la plaza Lavalle, con un hombre que lo ha citado y que le brinda datos sobre diversos escándalos de corrupción política.

Torres (luego de leer la carpeta) : -Esto es muy interesante. Pero a usted, ¿quién lo manda?

Hombre anónimo: -Nadie.

-¿Qué quiere a cambio?

-Nada. Sólo contribuir a la verdad.

1940.- La democracia argentina es una parodia, proliferan los negocios ilegales al amparo del poder, la miseria crece. El presidente Ortiz, diabético y ciego, es presionado para que renuncie y entregue el poder al vicepresidente Ramón S. Castillo, conservador. Algunos quieren mantener la neutralidad argentina en la guerra. Ortiz ratifica que la Argentina no intervendrá. El debate sacude a la sociedad. Pero también la desgarran la falta de transparencia, la lucha de fracciones en los partidos radical y conservador.

1940.- El periodista Torres se reúne con el senador conservador Benjamín Villafañe.

Torres: -Le ofrezco tres investigaciones sobre corrupción del régimen.

Villafañe: -¿Qué quiere a cambio?

Torres: -Salvar este país, que está siendo subastado al mejor postor.

1940.- "Nos oprime la crápula. ¡Prefiero la dictadura de los patriotas y de los capaces a la dictablanda de los inservibles y venales!" (José Luis Torres, Algunas maneras de vender la patria , 1940.)

¿Quiénes eran Torres y Villafañe?

"Torres: periodista y escritor tucumano. Es un francotirador nacionalista con marcada propensión a parcializar los problemas nacionales alrededor de una expropiación o un contrato y con tendencia a enredarse en prejuicios antisemitas y antimarxistas." (Norberto Galasso, Vida de Scalabrini Ortiz , 1970.) Torres, como otros nacionalistas, tenía una escritura colorida y venenosa. Sus artículos contenían datos, pruebas, precisiones documentales, así como erudición histórica y frecuentes y brillantes remisiones a Cicerón. También desprecio por la democracia.

El senador Benjamín Villafañe tenía 62 años en 1940. Era jujeño y pertenecía al Partido Conservador. Publicó libros como Chantocracia o La tragedia argentina . Del yrigoyenismo escribió Villafañe que "lo forman sesenta mil pederastas y cincuenta mil quinieleros y cafishios (rufianes)", y de las turbas radicales, a las que llamaba el klan , sostenía que eran la continuidad de la Mazorca (policía rosista) de 1840.

1940. 24 de abril.- La atmósfera política está cargada. La oposición pretende la cabeza del presidente Roberto M. Ortiz. Algunos radicales buscan cobrar viejas cuentas al político que había osado enfrentar a Alvear. Ortiz llegó al poder con fraude, quiere limpiar la política, según sus partidarios.

Los militares esperan la oportunidad y se dejan desear. Ya en 1930 había sonado "la hora de la espada" (Lugones), pero ese sonido volvería a oírse muchas veces. Por otra parte, ¿a quién le interesa la democracia, no sólo en este rincón del mundo sino en la propia Europa, donde sólo subsiste, acosada por las bombas, en Inglaterra?

En los quioscos, los diarios y revistas son devorados por un público hambriento de novedades: la guerra mundial en Europa, la situación incierta en la Argentina. Sobre todo compran Crítica, un vespertino fundado en 1913. Su director es Natalio Botana. Para algunos, es un pasquín sensacionalista. Para otros, es un diario en el que han escrito las mejores plumas argentinas (allí lo hicieron Roberto Arlt y Borges, entre muchos otros) y que, con coraje, desnuda la hipocresía de los políticos.

Botana: -¿Qué está pasando, pibe?

Cronista: -Mañana hay sesión en el Senado y se comenta que arderá Troya.

-Estate atento y traé enseguida la crónica, que subimos la tirada.

-Señor Botana, a propósito, ¿no me podría dar un aumento? Mi señora está por tener familia y...

-Mañana hablamos.

1940. 20 de mayo.- Ante los palcos abarrotados de un público expectante, se levanta el senador Villafañe y dice: "Voy a denunciar algo horroroso". Comienza a desgranar lentamente los detalles de la estafa de El Palomar. Tanta gente está implicada y tanto habían circulado los rumores que la voz de Villafañe es una melodía conocida; muchos detalles ya son vox pópuli. Al día siguiente todo el país habla del tema.

El diputado radical Víctor Juan Guillot escucha demudado las acusaciones de Villafañe, que lo aluden. Todo lo sucedido en esos últimos tiempos pasa por su cabeza como una película de terror. Después de la denuncia del senador jujeño se nombra la Comisión Investigadora Parlamentaria. La preside el conservador por Mendoza Gilberto Suárez Lago. Secretario es el socialista Palacios. En julio, la Comisión Investigadora presenta su dictamen. Es una relación escueta de hechos. Por si alguien no se había enterado, la venta de El Palomar fue un gran desfalco al Tesoro.

1940. Agosto.- El diputado Víctor Juan Guillot conversa con su amigo y confidente Hilario Castagno Vivanco.

Guillot: -No he tocado un solo peso mal habido. Toda una vida de decencia tirada a los perros.

Castagno Vivanco: -Tus amigos no te dejarán solo. Se sabe quiénes son los tartufos. Animo, Víctor.

-No podré soportar la mirada de mis hijos...

Ante la Comisión Investigadora, comparece Guillot. Le toman declaración los diputados Vicente Solano Lima (conservador, que en 1973 sería vicepresidente del peronista Héctor Cámpora) y Alfredo Palacios (socialista).

Solano Lima: -Según nuestras pruebas, diputado Guillot, usted se benefició con una coima de 15.000 pesos, a medias con el diputado Bertotto.

Guillot: -Ni un solo centavo ha entrado en mi bolsillo.

Palacios: -Pero hay testimonios de que ese soborno en títulos de la deuda pública le fue destinado.

Solano Lima: -Tenemos pruebas de que esa suma la cobró una tal Ana López.

Guillot: -No conozco a nadie de ese nombre. Ustedes saben perfectamente que soy un chivo emisario y saben de quién. Soy un hombre honesto.

Solano Lima: -Pero usted, diputado, era el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda y firmó la autorización para vender las tierras de El Palomar...

Palacios: -Si usted, diputado, colaborase con la Comisión y facilitara nombres, todo sería más fácil.

Guillot: -No daré ningún nombre y lucharé por mi honor. ¡Estoy siendo crucificado!

1940. Julio.- La denuncia de Villafañe ha sacudido al presidente Ortiz que, salpicado por la acusación de participar o al menos consentir en la venta ilegal de tierras de El Palomar, presenta la renuncia. La Asamblea Legislativa la rechaza por 170 votos contra 2, el de Villafañe y el del senador Matías Sánchez Sorondo, que en su discurso, usando la remanida metáfora de la enfermedad de un país, reclama el "fin de la septicemia institucional".

Botana: -¿Qué está pasando?

Cronista: -Hay manifestaciones radicales en todo el Centro. Defienden a Ortiz, gritan que el escándalo de El Palomar es una conjura entre nazis, conservadores y socialistas para echar a Ortiz.

-Pero, ¿hubo o no hubo defraudación?

-Se lo cuento luego. Sobre ese aumento de sueldo, señor Botana...

Ortiz considera el rechazo de la renuncia como un respaldo a sus alegaciones de inocencia. Intenta formar un gobierno de coalición y ofrece carteras ministeriales al socialista Nicolás Repetto y al conservador Solano Lima.

En 1980, este último le dijo a Félix Luna: "Yo le había tomado declaración a Guillot porque en la Cámara de Diputados teníamos que determinar si a él y a Bertotto los íbamos a exonerar. Guillot estaba muy nervioso y, por lo que dijo, yo saqué en conclusión que nunca había intervenido en un asunto sucio, que ésta era la primera vez y por eso se había pisado... Usted sabe que en El Palomar se descubrió una parte, nomás.

Quienes llevaron en la distribución cuatrocientos o quinientos mil títulos no aparecieron nunca... Botana habló conmigo para ver si podía cambiarse la exoneración (de Guillot) por una aceptación de renuncia. Yo le dije que sí, pero que nosotros los conservadores no seríamos más papistas que el Papa..." (Félix Luna, Ortiz. Reportaje a la Argentina opulenta) .

1940. 23 de agosto.-

Cronista: -Salieron los nombres de los acusados por El Palomar.

Botana: -¿Quiénes son?

-Tres ex diputados: Kaiser, conservador; Godoy, conservador; Aguirrezabala, radical, y dos diputados en funciones. Uno es el radical Bertotto.

-¿Está Guillot en la lista?

-Sí. Según el dictamen, le tocaron 15.000 pesos en títulos, pero no los cobró él, sino una mujer, en el Banco Español, con nombre falso. Señor Botana, ese aumento...

Según Víctor García Costa, el diputado radical José Tamborini le preguntó a Carlos Sánchez Viamonte sobre la posibilidad de no acusar a Guillot, que estaba muy afectado y podría suicidarse. Sánchez Viamonte lo derivó a Palacios, que le dijo: "¿Qué es lo que quiere, que después tenga que pegarme un tiro yo por no haber cumplido con mi deber?"

1940. 23 de agosto.- El diputado Víctor Juan Guillot ha pasado la noche en vela en su estudio del octavo piso de Cangallo 2630. En el primer piso, vive con su mujer y sus hijos. A las 10.5, tras hablar por teléfono con Castagno Vivanco, Guillot se pegó un tiro. Su amigo, que llegó veinte minutos después, lo encontró aún con vida. Murió camino al hospital.

1940. 23 de agosto.-

Cronista: -Se mató Guillot.

Botana: -¿Qué se dice en la calle?

-Que la tal Ana Gómez...

-¿Quién es Ana Gómez?

-La mujer que cobró la comisión... Tenía una relación secreta con Guillot. El accedió a autorizar la venta de las tierras para que ella cobrara. Parece que tenían hijos.

-¿Qué más se dice?

-Que en el acto del Luna Park, esta noche, los radicales convocarán al pueblo a rodear la residencia de Suipacha (donde vivía Ortiz) para frenar el golpe. La consigna será: No pasarán. Señor Botana, sobre el aumento...

-Ahora estoy muy ocupado.

1940. 23 de agosto. 20.30.- Residencia del presidente Ortiz.

Ortiz: -¿Se mató ese muchacho Guillot?

Solano López: -¿Cómo lo sabe? No pensaba decirle nada, porque tengo entendido que usted era muy amigo de él. (Ortiz estaba tan enfermo que le ocultaban la verdad.)

1940. 24 de agosto.- En el entierro de Guillot en la Chacarita, en un ambiente de exaltada emoción, se suceden los discursos. En Buenos Aires, todos opinan. Lo mataron los nazis. Lo mataron los radicales que lo traicionaron. Lo mató la rosca conservadora. Murió como un hombre de honor, sin hablar, sin revelar la identidad de una mujer que lo amó. No era ningún santo. El también tenía las manos sucias. Son todos iguales.

Manuel Gálvez, en sus memorias escritas en 1962, recuerda la fiebre suicida que se extendió entre los intelectuales argentinos. En 1937 se había matado Horacio Quiroga, en 1938 Leopoldo Lugones, en el mismo año Alfonsina Storni, en enero de 1939 Lisandro de la Torre y en 1940 los escritores Enrique Méndez Calzada y Enrique Loncán.

"Guillot tuvo un mal momento -escribe Gálvez-, como el que cualquiera puede tener, y entonces él, sintiéndose desprestigiado, no quiso continuar viviendo. Lamenté profundamente su desaparición." Estaba fresco en la memoria de los argentinos un escándalo sucedido en Francia, pero que repercutió en todo el mundo, el affaire Stavinsky (1934): una estafa con ahorristas del Banco de Burdeos en la que estuvieron implicados cientos de parlamentarios franceses. Y también la sangre que manchó el Senado, cuando en 1935 un asesino a sueldo quiso matar a Lisandro de la Torre y por error ejecutó al senador Enzo Bordabehere.

1940. 25 de agosto.-

Botana: -¿Qué está pasando?

Cronista: -La Alianza de la Juventud Nacionalista ha pintado todas las paredes del centro con la leyenda A la cárcel el general Palomárquez ...

-¿Qué dicen los militares?

-No les gusta nada que se toque al ministro de Guerra, el general Carlos Márquez, que tiene mucho prestigio entre ellos. Hay rumores de que esta noche habrá un golpe de Estado... Señor Botana, sobre ese aumento de sueldo...

-¿Para qué querés aumento de sueldo si tenés el carnet de Crítica?

La investigación sobre El Palomar continuó su curso. La causa contra Guillot fue sobreseída por fallecimiento. En 1945, fueron condenados los otros ex diputados implicados, y tres gestores, a penas de entre cinco y seis años de prisión, pero se habían fugado a Montevideo.

No fueron procesadas otras personas. En 1947, el presidente Juan Domingo Perón indultó a varios. Los allegados a Guillot sofocaron los detalles privados del suicidio. No se supo la verdadera identidad de Ana Gómez. El presidente Ortiz murió en 1942. El presidente Ramón Castillo fue derrocado por un golpe militar el 4 de junio de 1943. José Luis Torres dedicó el libro Algunas maneras de vender la patria, donde se recogen sus denuncias sobre El Palomar, a su hijo. El diputado Víctor Juan Guillot, antes de suicidarse, dejó una carta dirigida a sus hijos.

En las horas previas al final, el diputado Víctor Juan Guillot repasó un ejemplar de Paralelo 55 y evocó los días fríos y límpidos del Sur, el afecto de los compañeros de cautiverio, y aquel tiempo en el que la vida parecía un combate franco y no una náusea. Y recordó a aquel preso del penal de Ushuaia llamado Álvarez, que se había fugado en pleno invierno, perdiéndose en los bosques nevados. Pero fue capturado y devuelto a la lóbrega fortaleza, donde lo encerraron en una celda oscura y se ahorcó con un cinturón.

Entonces el diputado Víctor Juan Guillot, antes de dirigir el cañón del arma contra su pecho, subrayó con lápiz rojo la frase de Homero que cierra su libro: "Feliz quien, como Ulises, ha hecho un bello viaje".

Investigaciones