La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Nuevo equilibrio laboral: Tres muertos diarios. Por Dr. Jorge Rachid. |
Desde la declaración de inconstitucionalidad de los artículos 39 y 46 de la Ley de Riesgos del Trabajo, por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, comenzaron las operaciones de loby destinadas a mantener las injusticias que el modelo neoliberal forjó durante los últimos treinta años, con el avasallamiento de los derechos de los trabajadores.
En efecto desde leyes de flexibilización laboral hasta las modificaciones de conceptos médicos en la siniestralidad del trabajo forzadas por demandas de los organismos internacionales de crédito tipo Banco Mundial, que dieron como resultante la privatización de la Higiene y Seguridad en el trabajo, hasta la modificación del concepto de enfermedad profesional, con causa laboral y patologías derivadas del trabajo, desde accidentes hasta síndromes ante determinadas exposiciones.
Sin embargo todos los días tres trabajadores mueren en el país por causas laborales, un Cromañón cada dos meses y una Guerra de Malvinas por año, sin contar los casi 500 mil accidentes por año de los cuales el 6% dejan secuela de invalidez permanente severa. Como se verá sólo los familiares de los desprotegidos lloran sus muertos y los de los inválidos soportan su drama, porque el Estado sigue ausente y los organismos responsables siguen relatando las incidencias como testigos de la historia, publicando estadísticas y proponiendo cursos, haciendo publicidad de la SRT, instalando seminarios internacionales y convocando especialistas.
La Superintendencia de Riesgos del Trabajo producto de la ley 24557 que goza de más de 100 declaraciones judiciales de inconstitucionalidad, pese a lo cual jamás se peticionó por la seguridad jurídica de los trabajadores, es un organismo que debería velar por las inversiones en Higiene y Seguridad en el Trabajo, pero es financiada por las ART que son las empresas del seguro que deben controlar dichas inversiones en las empresas que contratan con ellas. Como se observa un galimatías jurídico destinado a que quien debe controlar no controle, quien debe invertir no invierta y quien debe auditar y pagar no haga ninguna de las dos cosas. Por eso mueren los trabajadores argentinos.
No existen ni deben existir los accidentes de trabajo, existe la falta de inversión, la falta de información, el desprecio por la vida. Es más barato perder una vida que una máquina, de hecho se la cuida más y se la repara y protege. Al trabajador se lo asegura y se despreocupa de su destino ya que eso consolida los costos laborales de las empresas y genera ganancias en las aseguradoras.
Los sectores de poder han lanzado una nueva ofensiva contra la recuperación de los derechos del hombre. El primer derecho humano es el derecho a la vida que en el caso de los trabajadores se transforma en un número, una estadística, un costo. En cualquier otro sector social esto significaría un escándalo de proporciones, pero manejado en la lógica neoliberal del la producción sólo es un lamentable hecho.
Hasta a los esclavos se los cuidaba con más ahínco ya que costaba comprarlos y por eso eran un bien de capital. Hoy los trabajadores son la moneda de cambio corriente en los procesos productivos y se usan para obtener ventajas comparativas entre mercados, en función del costo abaratado de mano de obra.
Por ésta razón y para terminar la discusión sobre la humanización del capitalismo, el capitalismo renano y todas las teorías que abonan la explotación y el desamparo de los trabajadores es que las sociedades modernas deberían apuntalar las leyes de Higiene y Seguridad en el Trabajo , especialidad que hoy presenta tecnología de punta en la protección de los trabajadores en cada rama de producción y de servicios. Con dicho conjunto de leyes y convenios laborales por sector homologados con fuerza de ley se daría marco legal a las obligaciones empresariales sobre la protección de los trabajadores.
La siniestralidad en el trabajo y las enfermedades profesionales deberían tratarse por el Código Penal ya que en caso de muerte estaríamos hablando de homicidio, en caso de lesiones graves o leves lo mismo que las secuelas, siempre acreditables al no cumplimiento de las normas vigentes, como el exceso de velocidad, la imprudencia, la impericia y tantos otros hechos de la vida cotidiana que penan y sancionan a quienes no cumplen la ley.
Jerarquizar el respeto a la vida es dignificar el trabajo y la comunidad, el desprecio por la misma no hace más que romper los lazos sociales íntimos de la comunidad y acercarnos peligrosamente a la ley del más fuerte. Los trabajadores argentinos son la fuerza organizada económicamente activa que produce la riqueza de la Nación, son el capital mas valioso de un pueblo y constituyen el pilar de cualquier recuperación nacional, desde la identitaria a la económica sin otra retribución que el salario. Por todo ello merecen, los trabajadores, que el pueblo argentino los proteja mas allá de discursos globalizadotes posmodernos sobre supuestas eficiencias empresariales, por la cual deben velar quienes invierten para producir y no para expoliar.
Cada muerto laboral, cada inválido, cada incapacitado es una falta de inversión y previsión, no existen accidentes de trabajo existen lesiones culposas u homicidios culposos de responsables en el incumplimiento de las leyes vigentes que se esconden detrás de aseguradoras que velan por sus ganancias antes que por la vida de sus asegurados. Los muertos argentinos son los más baratos del mundo y los responsables los más impunes.