La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Conflicto austral viscoso.

Por Carlos M. Duré

Es posible (nunca se pudo confirmar) que en septiembre de 2005 se hiciera una reunión entre británicos y argentinos en Buenos Aires a fin de acercar posiciones respecto a la explotación económica de la zona sudatlántica invadida por el Reino Unido. A los efectos de remover factores de discordia, los europeos dijeron que el fenómeno de las Malvinas debía considerarse una “excentricidad off shore” o una “anomalía histórica”.

La última vez que el periódico británico que se imprime en la islas Malvinas Penguin News se pudo leer libremente en Internet fue el 17 de agosto del 2005. Traía dos informaciones interesantes: la persistente advertencia a los paseantes de mirar atentamente dónde ponían sus pies bajo peligro de salir volando por efecto de una mina de 1982.

La segunda era el anuncio de una reunión británico-argentina en Buenos Aires para septiembre del mismo año en la que se abordarían temas relativos a la explotación económica del mar circundante, lógicamente el desminado de las islas y cualquier otra cosa que no incluyese la soberanía.

Carta Argentina (http://www.cartaargentina.com.ar) alcanzó a publicar “Noticias de los pingüinos” porque un día después ya nunca más Penguin News fue de acceso libre. No se pudo saber por intermedio de la prensa hasta el presente si aquella reunión se concretó, y en tal caso, a qué conclusiones arribó la muchedumbre de funcionarios apostados por amabas naciones.

Martín O’Neill, Alistaire Forsyth, lord Montgomery y el consejero isleño Michael Portillo resumieron la política inglesa sobre Malvinas en dos cuestiones: Argentina debía aceptar a las islas usurpadas “como una excentricidad off shore o anomalía histórica” a modo de inversión en la preservación del área.

Pues bien, la “excentricidad off shore” transgredió la semana pasada los términos de su propia propuesta de buena vecindad al expedir por si permisos de pesca y de explotación de hidrocarburos hasta un plazo de 25 años. ¿Podía sorprender esto a las autoridades argentinas en caso de que hubieran estado concentradas en la política británica en el Atlántico Sur?

No, porque el presidente Néstor Kirchner era gobernador de Santa Cruz cuando esta provincia facturó mil millones de dólares en pesca en la temporada 2001/02, beneficiándose tangencialmente de la depredación de la merluza negra, el calamar y el langostino cuyos permisos de captura se firmaban en las islas.

Si las autoridades argentinas hubieran leído antes de la definición del partido Alemania-Argentina el dossier sobre las Malvinas que la CIA ofrece a quien quiera leerlo, hubieran advertido que la facturación en permisos de pesca de las Malvinas había aumentado de 17 millones de dólares / año en los 90 a 40 millones de dólares / año al 29 de junio de 2006.

Es decir, los ingleses más que duplicaban los permisos de pesca mientras proponían una política preservadora a la Argentina. Pero el de la pesca es un solo factor cuyas variaciones empeoran la vecindad militar de Argentina y el Reino Unido. La cuestión petrolera –tan bien abordada por Enrique Oliva en un articulo publicado en Carta Argentina y Rebanadas de Realidad– y la proyección estratégica de las Malvinas sobre la Antártida, como bien lo señaló el prosélito de Margaret Thatcher, Nicholas Winterton, dan fundamento a las críticas que suscitara en éste espacio la política de defensa enunciada por la ministra Nilda Garré.

El sentido del humor inglés reside en saber diferenciar las cosas que se pueden tomar en serio de las que no. Por supuesto bromean ante lo serio y solemnizan cualquier estupidez. La idiosincrasia de los argentinos encaja últimamente a la perfección en esa fórmula del éxito británico.

Es posible (nunca se pudo confirmar) que en septiembre de 2005 se hiciera una reunión entre británicos y argentinos en Buenos Aires a fin de acercar posiciones respecto a la explotación económica de la zona sudatlántica invadida por el Reino Unido. A los efectos de remover factores de discordia, los europeos dijeron que el fenómeno de las Malvinas debía considerarse una “excentricidad off shore” o “una anomalía histórica” . A principios de éste año asumió la ministra de defensa Nilda Garré quien declaró en varias oportunidades que la Argentina no tenía hipótesis de guerra sino de paz, declaraciones que –con toda modestia– fueron cuestionadas desde éste espacio donde se adujo que:

1) la presencia de 1.200 marines, desconocido número de barcos y aviones de guerra ingleses en territorio nacional podrían ser una hipótesis de guerra (la ley inglesa dice que cinco o más personas armadas y en marcha por territorio inglés son un ejército invasor);

2) la posible explotación de una cuenca hidrocarburífera casi superpuesta a la zona de exclusión de Malvinas podría constituir uno de los móviles de la hipótesis 1.

El 3 de marzo pasado, el periódico inglés The Observer reprodujo las declaraciones del ministro de defensa en las sombras del partido conservador, Liam Fox , quien advirtió a su soberana que aviones y submarinos argentinos realizaban amenazadoras maniobras cerca de las Malvinas con la intención de medir el tiempo de respuesta de los interceptores británicos y que los submarinos hicieron algo parecido al filo de la zona de exclusión de 180 millas.

Fox consideraba que el primer ministro Tony Blair era incapaz de prevenir una nueva invasión a las islas. Menos temeroso que su correligionario, el común británico Nicholas Winterton amenazó a la Argentina con sangrarle la nariz como en 1982 si insistía en recuperar las Malvinas.

Esto ocurrió hace cinco días y fue publicado por The Guardian que, lógicamente, trabaja en complementación con The Observer. El común Winterton justificó los gastos que las Malvinas le ocasionan al Reino Unido pues son “una puerta estratégica a la Antártida” –lo cual es un asunto tan relevante que amerita otra carta – aunque omitió prudentemente mencionar el petróleo descubierto en la plataforma marina argentina.

Sólo para redondear éste capítulo ha de considerarse que la Secretaría de Energía de Estados Unidos pronosticó que para el 2020 o 2030 México, Venezuela y Brasil se afianzarían como productores mayores de hidrocarburos y la Argentina podría llegar a producir un millón de barriles diarios.

El mismo dossier sobre Malvinas del sitio de la CIA que Carta Argentina citara en la carta anterior repite un informe del Instituto Geológico Británico. El yacimiento descubierto por segunda vez en el NE de la zona de exclusión de las islas puede producir 500 mil barriles diarios. El informe dice que ese petróleo es de dudoso valor comercial, aunque habría que ver a cuánto estaba el barril cuando lo descubrieron por primera vez y a cuánto cuando lo volvieron a descubrir.

Fuente: Bambú Press

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