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El plan de cacería de "terroristas islámicos" en la Triple Frontera. Por IAR-Noticias. |
El FBI trabaja con Argentina, Brasil y Paraguay para buscar terroristas o financiadores del terrorismo internacional en la Triple Frontera, señaló el director del FBI, Robert S. Mueller, en declaraciones a periodistas en Asunción la semana pasada.
La oficina del FBI en Asunción tendrá agentes y operativos "trabajando en forma permanente", promoverá la capacitación de policías y fiscales, así como el intercambio de información para combatir delitos comunes y transnacionales vinculados al "terrorismo" y al narcotráfico, principalmente.
El viaje de Mueller a Paraguay fue casi simultáneo a la V Conferencia de Jefes de Comando Conjunto de los países andinos, que tendrá lugar en Quito entre el 15 y 16 de noviembre, donde el temario estará concentrado en la coordinación de las operaciones "contraterroristas" en la región, que contará con la presencia del actual jefe del Comando Sur, general Bantz Craddock.
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En la capital ecuatoriana se reunirán al menos 50 representantes de los cinco países andinos: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, así como delegados de Estados Unidos y Brasil, países que se verán afectados por las operaciones en la Triple Frontera. La vinculación entre la Triple Frontera y el "terrorismo islámico" se convirtió en prioridad en la agenda de seguridad de los países de la región, así como del gobierno de Washington, primero con los atentados a la embajada israelí y a la AMIA en Argentina, y luego con los atentados del 11-S en Estados Unidos. Los atentados explosivos contra la AMIA y la embajada de Israel, a principios de los 90, fueron operaciones experimentales para instalar la "guerra contraterrorista" en América del Sur, cuyo entramado orgánico sólo empezó desarrollarse con Bush hijo tras la demolición de las Torres Gemelas el 11 de septiembre. |
Los atentados a las instituciones judías colocaron la "piedra fundacional" de la nueva guerra, señalando claramente la lógica del "nuevo enemigo" simbolizado en el "terrorismo islámico" agazapado y acechante en la Triple Frontera.
La nueva estrategia -expresada casi crudamente por los jefes militares y de inteligencia estadounidenses en el Congreso- busca instalar la "guerra contraterrorista" global en América Latina mezclando a Cuba, Venezuela, las FARC y otras organizaciones armadas con planes del "terrorismo internacional" orientados a vulnerar la seguridad nacional de Estados Unidos y a desestabilizar toda la región.
Fuentes de inteligencia de Colombia y de Washington vienen señalando que la inteligencia militar norteamericana, por primera vez, está embarcada en una operación para vincular al "terrorismo latinoamericano" y al "terrorismo islámico" en planes comunes destinados a crear un proceso de violencia y de caos, tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica.
El "cuco terrorista" de las FARC, convertidas en una "Al Qaeda latinoamericana", es el caballito de batalla que -según los expertos- están utilizando el Pentágono y la inteligencia norteamericana para abrochar dentro de un "modelo colombiano" a todos los gobiernos de la región.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) están entrenando militantes de varios países para crear una "guerrilla del Mercosur", afirmó recientemente el diario Correio Braziliense, que cita como fuente "documentos de los servicios de inteligencia de Brasil y Paraguay".
Los documentos citados por el diario brasileño sostienen que las FARC han ofrecido entrenamientos de guerrilla a brasileños de organizaciones sociales como el Movimiento de Campesinos Sin Tierra (MST).
"Las FARC están usando sus 40 años de experiencia de guerrilla para tratar de crear la Fuerza Revolucionaria de América (FRA), según documentos confidenciales de autoridades paraguayas y brasileñas, producidos en enero de este año", señala el rotativo brasileño.
A este plan (lanzado por la CIA a través de sus usinas mediáticas) de vincular a las FARC con Al Qaeda y otras organizaciones del "frente terrorista islámico" se le suma -como táctica de "cierre" complementario- la estrategia desarrollada en forma permanente por el Departamento de Estado para complicar a Cuba y Venezuela con las FARC en supuestos planes y operaciones para desestabilizar la región, principalmente Bolivia.
Mientras Rumsfeld advertía que los 100 mil fusiles Kalashnikov adquiridos por Venezuela a Rusia podían llegar a manos de grupos "terroristas" del continente, la revista estadounidense Time Magazine y el diario La Nación, de Argentina, informaban que el Pentágono había decidido instalar una Unidad de Operaciones Psicológicas (JPSE) basada en el Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos, con el objetivo de comenzar a actuar en América Latina y el Caribe en misiones de propaganda.
El pasado 4 de octubre Wiliam M. Arkin, analista militar del Washington Post, dio a conocer documentos del Pentágono (“Análisis Cuadrienal de Defensa de 2005”) que incluían a Venezuela en una lista de países que representaban una “amenaza potencial militar” a los Estados Unidos.
En la lista aparecían también China, Siria, Corea del Norte e Irán, países del "eje del mal" incluidos en la agenda prioritaria del Pentágono y el Departamento de Estado.
Históricamente, el marco de "peligro terrorista" se fue creando mediante informes o "análisis de inteligencia" (monitoreados por la CIA y la Mossad israelí) en los cuales se aseguraba que la mencionada organización terrorista estaba vinculada con la zona tripartita, mediante la infiltración en miembros de la colectividad árabe en el lugar, y contando con instalaciones logísticas y seguidores.
La hipótesis volvió a cobrar impulso el 22 de noviembre de 2001, cuando la revista norteamericana Time informaba que desde la zona de Triple Frontera se enviaban remesas de dinero a Bin Laden, más concretamente al responsable financiero de Al Qaeda, Mustafá Ahmed.
Según los informes monitoreados por la inteligencia norteamericana la "estructura terrorista" que lidera globalmente Bin Laden excede a la mencionada organización para alcanzar la forma de un "pool" o "holding":
De esta manera la organización financiera se integraría con el Frente Islámico Internacional para la Jihad contra los Judíos y los Cruzados (Al-Jabhah al-Islamiyyah al-Alamiyyah li-Qital al-Yahud wal-Salibiyyin), del cual forman parte las organizaciones egipcias Gamaa Islamiyya y Al-Jihad, entre otras.
Una semana después, la investigación de Time fue ratificada por el diario O Globo. Citando como fuente "uno de los investigadores", el periódico carioca sostuvo que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidenses habían comprobado que la Triple Frontera se había transformado en "el principal centro de operaciones en América Latina" de Al-Qaeda.
Según las nuevas hipótesis (difundidas por las pantallas de la CIA en la región) las actividades de Bin Laden en la Triple Frontera no se limitaban a la recolección de fondos, sino que también incursionaba en el negocio del narcotráfico, con la intención de formar una "alianza terrorista" con los carteles colombianos y con las FARC.
En su segundo día de permanencia en la capital paraguaya, Mueller fue recibido por el ministro del Interior, Rogelio Benítez, el vicepresidente Luis Castiglioni y el comandante de la Policía Nacional, comisario Fidel Isasa.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) instalará un "Agregado Legal" a partir de 2007, para cooperar con la labor de los organismos de seguridad en el combate a crímenes transnacionales como el narcotráfico y secuestros, anunció el martes un comunicado oficial.
Esa figura, que radicará en la sede de la Embajada norteamericana, será el puente de comunicación entre las autoridades de los dos países, y será la encargada de hacer cumplir las leyes, incluyendo el acceso a las bases de datos de información y otros recursos.
La nueva oficina del FBI convertirá a Asunción en la octava capital de Latinoamérica con servicios de Agregado Legal, y la 54 en el mundo, precisa el documento.
Agencias similares operan en Buenos Aires, Brasilia, Santiago de Chile, Caracas, Bogotá, Ciudad de Panamá y Ciudad de México..
El director del FBI, Robert S. Mueller destacó que las actividades en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay es motivo de preocupación no solamente para Washington sino también para los organismos de seguridad de los países de América Latina.
Según el funcionario el organismo ha centrado su mira sobre la actividad comercial de los centros urbanos de Ciudad del Este (Paraguay), Foz de Iguazú (Brasil) y Puerto Iguazú (Argentina), una cosmopolita región frecuentada por miles de personas, explotada comercialmente por emigrantes de distintos países del mundo, pertenecientes a unas 70 etnias de Asia, África, Europa y América.
En la zona viven y trabajan unos 30.000 inmigrantes árabes, que fueron minuciosamente investigados tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York y Washington.
La visita de Mueller responde a una invitación del Ejecutivo paraguayo, y tiene lugar en momentos en que legisladores, analistas políticos, expertos en inteligencia y defensores de derechos humanos advierten sobre el acercamiento militar de los gobiernos de ambas naciones.
Un acuerdo bilateral sobre ejercicios e intercambios militares fue favorecido a partir de junio con una ley de inmunidad para los soldados estadounidenses, votada por el Congreso paraguayo.
Gracias a ese entendimiento, vigente hasta el 31 de diciembre de 2006 y con posibilidades de prórroga, las tropas estadounidenses en suelo guaraní tienen las mismas prerrogativas de un funcionario diplomático.
El despliegue de unos 500 marines norteamericanos, con sofisticados aviones, armas, equipos y municiones, incrementa las preocupaciones en la región sobre la eventual instalación de una base militar en la Triple Frontera.
Paraguay es el único país que ha sido recientemente incluido como beneficiario de la Cuenta del Desafío del Milenio, y en principio, recibirá una ayuda de 30 millones de dólares del gobierno estadounidense para ser utilizados en proyectos sociales.
Paraguay recibió además en agosto pasado la visita del secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, el funcionario estadounidense de mayor rango en visitar la nación sudamericana.
"Se decidió instalar la oficina aquí por el compromiso de las autoridades paraguayas para establecer esta relación", dijo Mueller.
El FBI está presente además en las delegaciones diplomáticas de Brasilia, Buenos Aires, Santiago de Chile, Caracas, Bogotá, Ciudad de Panamá y Ciudad de México y cuenta con 53 oficinas en el mundo.
"Hay cierta inquietud por quienes apoyan el terrorismo, ya sea por recaudación de fondos, reclutamiento o entrenamiento, que pueden pasar con rapidez a las operaciones", señaló el jefe del FBI consultado sobre la posibilidad de que organismo establezca un control especial en la región tras su instalación en Paraguay.
"Vimos eso en los atentados de Madrid, vimos eso en los atentados de Londres. Estamos preocupados en cuanto al terrorismo en todo el mundo", agregó.
"A consecuencia de eso, estamos trabajando con Argentina, Brasil y Paraguay. Hay cierta inquietud", insistió. "Hay casos de delincuentes vinculados a la región de la Triple Frontera", añadió.
En una exposición ante el Senado en marzo de este año, el jefe del Comando Sur, general Bantz Craddock , dijo que la prioridad número uno de las fuerzas norteamericanas que comanda en América Latina es la guerra contra el terrorismo, y la número dos es el combate contra narcotráfico.
Craddock dijo que abordar la "lucha contra el terrorismo" es serio, porque "otros actores extra hemisféricos pueden llegar a llenar el vacío y, además, las fuerzas armadas estadounidenses están perdiendo interoperacionabilidad con una generación de militares en muchas partes de la región".
El general Craddock también visualiza lo que denomina "grupos antiglobalización y los demagogos antilibre comercio” como enemigos principales de la seguridad hemisférica. También es preocupante la tesis manejada por el Comando Sur de los “espacios no gobernados”.
El 24 de marzo de 2004 el general James Hill, por entonces jefe del Comando Sur, presentó un informe ante el Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes de Estados Unidos fundamental para comprender la visión del Pentágono frente al proceso revolucionario venezolano conducido por Hugo Chávez.
En ese informe Hill propuso incorporar a las amenazas tradicionales de seguridad manejadas por Estados Unidos para América Latina (narcotráfico y terrorismo) el concepto de “populismo radical” aplicado al gobierno de Hugo Chávez, definido como una “amenaza emergente que socava el proceso democrático".
En el marco operacional de la "guerra contraterrorista" el encargado de realizar diagnósticos y proponer políticas para la región, es el Comando Sur, y no la Casa Blanca o el Departamento de Estado.
El Pentágono divide las zonas estratégicas de "interés en el mundo" en cinco comandos regionales y el Comando Sur o Southern Command, con sede en Miami, tiene la responsabilidad de toda América Latina al sur de México (que pertenece al Northcom).
El Comando Sur, cuyo jefe es el general Bantz J Craddock, tiene aproximadamente 3.000 agentes permanentes entre militares uniformados y funcionarios civiles que se ocupan de América Latina.
Días antes de las declaraciones del jefe del Comando Sur, Porter Goss, director de la CIA, había denunciado ante una comisión del Senado que Al Qaeda y las FARC, junto con la "red islámica" infiltrada en Estados Unidos, planean ataques terroristas en suelo norteamericano y en América Latina.
Advertencias similares fueron formuladas ante el Comité de Inteligencia del Senado por el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller, como por el titular de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, Lowell Jacoby.
La visita del jefe del FBI a suelo paraguayo indica la primera señal de que el "plan contraterrorista" comienza a dar sus primeros pasos operacionales en el Cono Sur.
Además, con la "guerra contraterrorista" como telón de fondo se pone en marcha un plan geopolítico estratégico con el cual Washington intenta afianzar su dominio geomilitar estratégico sobre las estructuras económicas y los recursos naturales y de biodiversidad de la región.
Mediante el acuerdo con Paraguay el imperio norteamericano establecerá un anillo militar sobre el acuífero guaraní, una de las mayores reservas de agua potable del mundo.
Desde su emplazamiento militar estratégico en suelo paraguayo, el Pentágono controlará las monumentales represas hidroeléctrica, de Itaupú y Yaciretá, monitoreando y teniendo bajo su radio de influencia militar a los mayores potenciales de energía de la región.
La fuerza aérea norteamericana podrá alcanzar, en solo minutos, blancos en el Amazonas, en el Mato Grosso, o en la propia represa de Salto Grande en Uruguay.
Además de permanecer alerta y en capacidad de prevenir y/o abortar cualquier brote de "conflicto", sea militar, social o político, que pueda alterar los estándares del dominio estadounidense en la región.
El emplazamiento militar en la Triple Frontera, argumentado por el "peligro terrorista", le permite al Comando Sur estar cerca de las cinco fronteras (Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela) donde se halla la gigantesca bolsa de petróleo compartida.
Agua, gas, petróleo, biodiversidad y una plataforma continental (la Amazonia), vitales para su supervivencia futura, se presentan como los detonantes principales del plan de control geopolítico-militar de las cinco fronteras desarrollado por Washington bajo la fachada de la "guerra contra el terrorismo".
Operativamente las acciones a desarrollar desde la Triple Frontera busca alinear -mediante acuerdos de cooperación militar, tratados, entrenamiento y operaciones conjuntas- a los servicios de inteligencia, policías y ejércitos regionales en un plan estratégico de "combate contra el terrorismo", cuyo eje organizador y operativo se centralice en el Comando Sur de Estados Unidos (Plan contraterrorista).
En lo político y social se busca alinear a los gobiernos regionales en un mismo plan represivo contra los conflictos sociales, cuya consigna aglutinadora es la de preservar a la sociedad del "caos y la violencia terrorista" de las organizaciones sociales, los sindicatos y los partidos de izquierda que proponen y realizan huelgas, tomas de fábricas o de empresas, o bloqueos de rutas (Plan de contención de conflictos sociales).