La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Del boicot a la Shell o información complementaria. Por Daniel Blinder |
Debido al aumento anunciado por la empresa Shell en los precios de los combustibles, el presidente desató una guerra. Llamó al boicot contra esa y cualquier empresa que aumente sus precios porque los hacen contra el bienestar de los argentinos.
Y convocó a comprarles a nuestras empresas como Repsol y Petrobras. Verdad a medias, pues los argentinos no tenemos petrolera propia. ¿De donde emerge este nuevo sujeto social llamado Piquetero? Justamente, en el sur y en el norte del país por la desestructuración del sistema integrado que teníamos cuando contábamos con una empresa estatal.
Pero seamos un poco más agudos. Petrobras no es “tan brasilera” como parece. Varias empresas como la Shell conforman su capital accionario. Y Repsol YPF, no es una empresa Argentina, sino Española. Para ingresar al mercado de la privatización tuvo que colocar millones para la inversión que la demanda productiva requería. Pero vea usted que España no tiene petróleo. ¿Cómo una empresa petrolera al estilo de la reciente Enarsa nuestra logra invertir tamaña cantidad de dinero? Mejor aún, ¿cómo logra conseguirlo?
Una historia diferente
Piense detenidamente, lector. Recuerde la Venta de Aerolíneas Argentinas que más que una privatización constituyó un regalo autofinanciado por la empresa Iberia, que se dice incluso que era más chica en cuanto a capitales e infraestructura que nuestra aerolínea de bandera.
Piense en nuestra ENTEL vendida a precios irrisorios y con toda la tecnología de última generación comprada y lista para funcionar, a Telefónica de España, siendo –con el mayor de los respetos que le tiene este periodista al pueblo español, admirador de su República y su historia en general- un país del tercer mundo en Europa.
¿Qué hay detrás de todo capital español que llega aquí? O piénselo de esta manera: imagínese España sin sus empresas trasnacionales mencionadas y sobre todo sin el dinero que sostiene el nivel de vida (que es deformador de la economía real en realidad) que proviene de la Unión Europea.
La realidad es que “la Justicia en países como España confirman el generalizado fraude perpetrado por los operadores y gerenciadores económicos del sistema. Una investigación encarada por la Audiencia Nacional de Madrid sobre la Telefónica de España, demuestra la existencia de negociados y denuncia “el pretendido pago de coimas a miembros de la Justicia argentina en relación con el ajuste de tarifas del servicio en Argentina”.
Ello involucra, entre otros, al ex-presidente de Telefónica de España, Juan Villalonga, también miembro del brazo europeo de la Trilateral Commission. Algo parecido ocurre en torno a los fraudes perpetrados por el Banco Santander Central Hispano (BSCH) a ahorristas del Banco Río en Argentina, la escandalosa privatización de YPF a Repsol – esta última, pantalla de capitales británicos en nuestra región, que hoy está en tratativas para venderse a la British Petroleum, con lo que la otrora YPF fundada por Hipólito Yrigoyen terminaría en manos británicas, sin mencionar el burdo robo y fraude escandaloso perpetrado por el SEPI-Iberia sobre el patrimonio de Aerolíneas Argentina y Austral”, dice Adrián Salbuchi. Nada menor si se tiene en cuenta que entonces España ¡¡sería un ariete del sin eufemismos llamado Imperialismo Anglosajón!!
Detrás de la cortina
El clan Rockefeller es el padre de la Standard Oil norteamericana, pero con sendos vínculos con la aristocracia financiera inglesa (de hecho una de las versiones es que los Rockefeller se han financiado con dinero facilitado por el clan Rotchild), y son actualmente dueños de los conglomerados petrolíferos Exxon-Molvil, Chevron-Gulf-Texaco y Amoco-British Petroleum como afirma Walter Graziano en su libro “Hitler ganó la guerra”.
Ahora bien, todo el petróleo que tenemos bajo el suelo argentino es también de este clan pues como afirma el libro recién mencionado, Aznar vendió en 1997 acciones de Repsol en la Bolsa de Madrid y fueron comprados por el Chase Manhatan Bank, propiedad de esta familia, quien también ya controlaría el Citibank: dos bancos amigos del narcotráfico y otras operatorias ilegales con sucursales en la Argentina y que llegaría el hilo hasta banqueros como Moneta, nuestras empresas de Telefonía, y otras grandes burguesías locales.
La otra pata de la historia
Los estudiosos del tema energético auguran que como máximo –dadas las reservas conocidas en el mundo y el nivel de consumo- queda petróleo hasta el año 2015. Son 10 años, pero con una visión, dicen, optimista. Pero la unipolaridad norteamericana en cuanto a su producción y el arrastre de consumo energético europeo se acabarán.
China está creciendo a un ritmo que todos los servicios de inteligencia ven no solamente como una amenaza militar, sino también de sequía petrolera pues si ellos quisieran producir y consumir como lo hacen hoy los EE. UU., se acabaría literalmente mañana la gasolina.
Dice el Diario Página/12 que “La cruzada contra Shell y Esso no tiene como objetivo principal que las petroleras bajen los precios. Esa posibilidad es muy remota tras la terminante negativa del titular de la angloholandesa, Juan José Aranguren.
Por el contrario, el Ejecutivo se mueve por dos fantasmas. El que más lo asusta es la expectativa inflacionaria. Así llaman al efecto contagio que se genera cuando la suba de los bienes estratégicos hace que hasta los pequeños comerciantes alcen sus precios y acumulen stocks para preservarse. En la Rosada le temen a ese escenario. Más allá de las organizaciones de defensa del consumidor, nada es más eficiente que el Presidente diciendo cuídense, argumentan en el gabinete.
El otro fantasma es el riesgo del desabastecimiento de gasoil justo cuando está por comenzar la cosecha de granos. Entre marzo y junio van a faltar 500 mil metros cúbicos de gasoil, había alertado Aranguren para justificar la suba (de 2,6 y 4,2 por ciento) de la Shell. Era mejor ir preparando al mercado hacia la necesidad de un gasoil importado, que va a entrar más caro, argumentó el viernes. Es una falacia absoluta, le contestó ayer De Vido.
Más allá de los cruces, el Gobierno tiene una única obsesión en este tema: que el Congreso sancione una ley para que se pueda importar gasoil del exterior sin el impuesto que rige actualmente. También quiere ampliar el cupo de importación. Eso va a permitir mantener los valores tarifarios que el mercado merece y debe pagar, dijo De Vido.
Algunos no comparten las previsiones del ministro. Pesimista, el titular de la Shell descree que el gasoil importado sea comercializado al precio que por ahora mantienen Repsol y Petrobras (hasta 1,40 el litro). Según Aranguren, a pesar de la desgravación impositiva el importado no podrá valer menos de 1,70 el litro. En ese caso, las dos únicas productoras de crudo en la Argentina –Repsol y Petrobras– podrían tentarse y subir sus valores”.
Añádase a esto versiones que detrás de “ni una lata a la Shell” existiría no una maniobra de índole de “Derechos del consumidor” sino que una estrategia para quedarse con las Estaciones Shell y reemplazarlas por Enarsa-Pdvsa, con el fin último de Nacionalizar nuestro recurso.
Vale recordarle al lector que no somos un país que se pueda dar el lujo de exportar petróleo –como se está haciendo- y que de este modo nos quedaremos sin combustible para cualquier contingencia, dejándonos vulnerables, y haciendo profecía autocumplida la pregunta realizada por el General Mosconi hace varias décadas:
¿Qué pasaría si nos invade una potencia extranjera puesto que no contamos con una compañía propia que pueda proveernos de gasolina para organizar la defensa en un país tan extenso? Más aún, ¿Qué pasa si la compañía es de la bandera del enemigo?
Alentadora visión y benditos de los que tienen fe porque de ellos es el reino de Dios. La verdad es que no veo eso tangible, por lo lúgubre de lo descrito y el sostenimiento de todo el aparato económico de latrocinio, que no ha cambiado tampoco aún el Presidente Kirchner.
Una visión continental y estratégica
El estallido cíclico de la crisis boliviana no viene solo y ya tiene dueños, que son, los mismos de los cuales venimos hablando, como expone el portal web EcoNoticias de Bolivia:
“El multimillonario proyecto de Pacific LNG, consorcio conformado en junio del 2001 por las trasnacionales British Gas (BG), British Petroleum (BP) y Repsol/YPF, consiste en la exportación diaria de 36 millones de metros cúbicos de gas hasta los mercados de Estados Unidos durante 20 años.
En todo ese tiempo se estima que, desde los campos hidrocarburíferos del sur de Bolivia, se suministraría un total de 6,26 trillones de pies cúbicos de gas a la industria y a la comunidad estadounidense. El transporte del gas, un energético cada vez más valioso por ser ecológico y poco contaminante, se daría en dos fases.
La primera, consistiría en el transporte del combustible en un gasoducto desde los campos de Tarija, Bolivia, hasta el puerto chileno de Patillos en el Pacífico, según el diseño de Pacific LNG. En ese puerto, se instalaría una planta para licuificar el gas”. (...)
“La ingeniería del proyecto, la elección del puerto, las negociaciones con los compradores en Estados Unidos (el consorcio Sempra Energy, subsidiaria de Enron) y los precios de compra y venta del energético son responsabilidad exclusiva de Pacific LNG.
Como es un negocio privado, el Estado boliviano solo participa como coadyuvante en las gestiones de trámite internacional para viabilizar los contratos binacionales, en la concesión de los puertos de embarque y licuefacción del gas en el Pacífico y avalando los compromisos privados en el tiempo”. (...)
“Sin embargo, la generalizada percepción ciudadana sobre los escasos beneficios que reportará este negocio para Bolivia y la elección de un puerto chileno como vía de salida virtualmente han obligado al gobierno a tratar de mostrar que en materia de gas el Estado es algo más que un simple cobrador de impuestos”. (...)
Seguramente el lector se estará preguntando ¿qué tiene que ver esto con la Argentina? Tenemos la respuesta: el consorcio Pacifíc LNG, a través del cual se había formalizado el proyecto de exportación de gas a Estados Unidos vía Chile, fracasó con la expulsión de Gonzalo Sánchez de Lozada del Gobierno.
Pero todavía quedaba la opción de integrar a la Argentina y utilizarla como pantalla, de ese modo, el gas boliviano lograría satisfacer las necesidades internas argentinas, para que Repsol-YPF continúe con sus envíos masivos a Chile. Y consiguientemente a California.
Luego de la recuperación por parte de Repsol-YPF de un gasoducto que une Tarija (Bolivia) y Campo Durán (Argentina), los oligopolios energéticos redoblaron la apuesta con el proyecto "Gasoducto del Noroeste Argentino", elaborado por el ítaloargentino Grupo Techint.
Dentro de los objetivos del emprendimiento, se destaca que el GNA "integrará las reservas de gas natural de Bolivia y el Noroeste argentino con el mercado energético argentino" . Si bien no se hace referencia a las exportaciones a Chile, eso se da por descontado, ya que la ligazón con el "mercado" argentino implica necesariamente el abastecimiento de los 7 gasoductos que unen a los países de la Cordillera.
Cerrando la madeja
Hablamos someramente de la última vuelta de ovillo en lo que concierne a la propiedad de la energía que mueve el mundo. Hablamos también de el conflicto por la suba de precios locales y la activación del conflicto boliviano. ¿Qué faltaría agregar?
Este negocio aportó el 60% (1.826 millones de euros) de la ganancia operativa entre enero y septiembre. Un informe de Goldman Sachs ofrece una respuesta preocupante a Brufau, Presidente de la Firma Repsol: "Repsol YPF arroja la peor rentabilidad antes de impuestos entre las petroleras europeas en producción de petróleo y gas".
Repsol YPF gana 10,40 dólares por cada barril que extrae, menos de la mitad que la noruega Statoil, la francesa Total y la italiana ENI. Y es que el problema sería que gran parte del petróleo que produce es de calidad baja o media, por lo que se vende con un descuento sobre los precios internacionales. Y las ventas de gas combustible, que supone 51% de su producción, tienen tarifas limitadas, sobre todo en Argentina.
En fin, sea cual sea la “causa” que se puede exteriorizar vía expertos analistas, el ojo debe ser puesto allí donde el problema empieza a gangrenar: lo inviable de una producción para el beneficio de toda la humanidad por lo escaso del recurso, la estrategia de los “pocos” propietarios, y la necesidad de invertir desde nuestro país en investigación de energías limpias y renovables que sean capaces de sustituir al petróleo, y una nacionalización real de “todos” los recursos de nuestro subsuelo.
Fuentes: “El traductor radial”, textos de Adrián Salbuchi, “Hitler ganó la guerra”, de Walter Graziano, “Página/12”, nota de Martín Piqué, 13 de marzo de 2005, www.econoticiasbolivia.com y www.infomoreno.com .