ARMAS METEOROLÓGICAS


Viviendo en una era de innovación y cambio constante, los estrategas han aprendido a ser más flexibles y a tomar en cuenta todas las
posibilidades, desde las armas nucleares y los rayos de partículas hasta la guerra psíquica y el sueño de todo mariscal: el control de las condiciones climáticas sobre el territorio del enemigo. Al paso que nos aproximamos al siglo XXI, la pesadilla de la guerra meteorológica empieza a percibirse más nítidamente en el horizonte.

Las verdaderas "armas maravillosas"

Para 1965, el manto de la creación de la lluvia artificial había caído sobre los hombros del Dr. Richard Blasband, quien realizó una serie de treinta y ocho operaciones de creación de lluvia con un ritmo de éxito de 18 aguaceros durante una probabilidad de lluvias de sólo el diez por ciento, según el servicio meteorológico local.

Un informe preparado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), citado en la página editorial del "Saturday Review" en 1977, indicó que los gobiernos mundiales ya disponían de la capacidad de manipular el clima para propósitos militares. Es muy posible que dicho informe tomase en cuenta los esfuerzos altamente exitosos en interferir con el tiempo sobre Vietnam del Norte, Laos y Camboya, con miras a dejar inservible el sendero Ho Chi Minh.

La URSS también había investigado la posibilidad de hacer uso del medio ambiente como arma ofensiva, pero decidió mirar hacia abajo en vez de arriba: en 1993, Oleg Kalugin, un alto oficial de la KGB, declaró a un periódico londinense que la antigua Unión Soviética se había enfrascado activamente en la investigación de armas geofísicas aún mientras las superpotencias buscaban la manera de reducir sus
arsenales nucleares.

Según Kalugin, la investigación estaba concentrada en la creación de terremotos y maremotos artificiales capaces de destruir la costa del Pacífico de los EE.UU.. Para lograr este nefasto fin, se habrían colocado explosivos nucleares en ciertos lugares subterráneos, donde la detonación surtiría un "efecto ondulante" capaz de causar destrucción completa a miles de kilómetros de distancia. Aunque muchos pensaron que las afirmaciones de Kalugin no pasaban de ser fanfarronerías de la posguerra fría, no puede descartarse el hecho de que las pruebas nucleares han resultado a menudo en actividad sísmica anormal en otras partes del mundo. De hecho, las pruebas nucleares soviéticas realizadas en Semipalatinsk (en la actual república de Kazakistán) a menudo resultaban en disturbios tectónicos en sitios tan distantes como Irán. Los sismólogos hacen caso omiso de tales afirmaciones, señalando que la explosión nuclear más grande no tendría un impacto significativo sobre las enormes placas tectónicas.

Aunque los Estados Unidos y la URSS firmaron a fines de los años '70 convenios que específicamente prohibían la investigación de armamentos para la guerra geofísica, ello no significó que las potencias no pensaran seriamente en las armas atmosféricas, posiblemente debido al éxito de los esfuerzos en desviar huracanes de sus trayectorias: el 21 de agosto de 1969, espectadores en todas partes
de la República Dominicana pudieron percibir una enorme nube blanca que se expandió a dimensiones colosales, formando anillos concéntricos antes de desaparecer por completo. Los azorados testigos pensaron que se trataba del "fin del mundo" o que la extraña nube tenía un significado esotérico, pero resultó ser parte de una operación denominada "Project Stormfury", cuyo fin era el de bombardear los huracanes con yoduro de plata, plomo y hielo seco para restarles potencia. Estas operaciones
a menudo resultaban en la deformación de los "ojos" de los huracanes y su desvío hacia países que jamás habían experimentado ciclones de dicha magnitud (Panamá, Nicaragua, Honduras) a menudo con efectos devastadores. Este descubrimiento accidental comprobó que aunque todavía no fuese posible crear huracanes, era factible manipularlos o interferir con los procesos que resultaban en su creación, al afectar las corrientes marítimas globales, así como "El Niño".


Un documento infernal

¿Podríamos suponer que los descubrimientos fortuitos del Proyecto Stormfury fueron refinados hasta producir un arma atmosférica factible? Esta posibilidad queda substanciada por un número de
situaciones harto anómalas que están sucediendo en los Estados Unidos hoy en día.

Desde enero de 1999 la "Environmental News Service" viene investigando un sinnúmero de informes acerca de "configuraciones extrañas en el aire" aparentemente creadas por una flotilla de
aviones dedicadas a rociar una sustancia capaz de causar enfermedades en las poblaciones bajo ellas. Uno de los informes de la ENS presenta una entrevista con un ingeniero de misiles retirado de la Raytheon Company quien se ha dedicado a catalogar estos eventos. Según el ingeniero, las aeronaves que participan en estas operaciones son cazas de la USAF que rocían sustancias muy parecidas al yoduro de plata
empleado durante la siembra de nubes. El informante anónimo de la ENS insiste que el fenómeno de las estelas de condensación (contrails, en inglés) forma parte de una iniciativa militar destinada a desarrollar una capacidad de combate meteorológico capaz de devastar países enemigos.

Esta provocadora afirmación está respaldada por una página en la Internet respaldada por el Pentágono. Un documento titulado Weather as a Force Multiplier: Owning the Weather in 2025 ("El Clima como Multiplicador de Fuerza: Adueñándonos del Clima en el año 2025") indica que la tecnología de la siembra de nubes permite la producción y la magnificación de las condiciones de tormenta. Este documento preparado por un grupo de militares denominado "Air Force 2025 Support Staff"  ofrece una variada gama de posibilidades militares que inspirarían miedo hasta a Darth Vader: herramientas de modificación climatológica para crear "fenómenos atmosféricos de pequeña a mediana escala", destinados a mejorar la posición táctica de las tropas del usuario y "degradar las del adversario"; la activación/magnificación de tormentas mediante el sembrado de tormentas; la generación/disipación de neblina mediante el uso de técnicas de energía dirigida; y por supuesto, un surtido de armas de rayos. El resumen del documento indica lo siguiente:

"Para el año 2025, las fuerzas aeroespaciales de los EE.UU. podrán "adueñarse" del clima mediante la capitalización de tecnologías emergentes y
enfocando el desarrollo de las mismas hacia usos bélicos.
Esta capacidad ofrece al combatiente las herramientas necesarias para configurar el entorno bélico como nunca antes...En los EE.UU., la modificación del clima casi seguramente formará parte de una política de seguridad
nacional con usos tanto domésticos como internacionales. Nuestro gobierno ejercerá dicha política a varios niveles, según sus intereses. Estos niveles podrán incluir: acciones tomadas unilateralmente; la participación en marcos de seguridad así como la OTAN; la participación en organismos internacionales así como la ONU, o la participación en coaliciones. Suponiendo que para el 2025 nuestra estrategia de seguridad nacional incluya la modificación meteorológica, se puede concluir que también formará parte de nuestra estrategia militar nacional nacional."


La experimentación doméstica

A comienzos de 1998, el desparecido programa de onda corta "The Ted Gunderson Intelligence Report" en la estación WWCI (Nashville, Tennessee) recibió llamadas de numerosas personas quejándose de la presencia de extraños rastros de vapor siguiendo el paso de los aviones. Uno de los participantes en el programa manifestó su opinión de que se estaban mezclando productos químicos experimentales como parte del combustible de aviación para ser esparcidos a sabiendas de la población, todo esto basado en su experiencia como ex-piloto comercial. Otros participantes se quejaron de que sus árboles frutales quedaban cubiertos de una extraña y ligeramente pegajosa sustancia después de la fumigación" de una zona determinada por estos aviones, casi siempre de noche, cuando sus actividades no pueden
percibirse con tanta facilidad.

Según Charles Napier, un ciudadano interesado quien vigila estos fenómenos aéreos de alta extrañeza en su página , lo mejor sería que el público se mantuviese puertas adentro para evitar los numerosos malestares físicos producidos después de ver las estelas de vapor. Un vecino del Sr. Napier en Phoenix, Arizona, quedó gravemente enfermo después de la aparición de las estelas en los cielos del suroeste
americano.

El 27 de enero de 1999, Peter Gersten, director del grupo Citizens for UFO Secrecy, distribuyó a los miembros de su lista en Internet información que indica que el gobierno de EE.UU. conoce de sobra las
maniobras de estos aparatos desconocidos. El informe de CAUS hace mención de un informe preparado por un individuo identificado sólo como "PJ". Según el testimonio de este (sin fecha ni hora), muchas personas han observado que la aparición de las "estelas de vapor" resulta en enfermedades. Tras la aparición de una de estas estelas, PJ indicó lo siguiente: "Muchos de mis vecinos se han enfermado con infecciones de los oídos, casos de vértigo y problemas respiratorios. Mi nieta también se enfermó, sufriendo fiebres muy altas. No se si esto tenga que ver con las cosas que tantos afirman haber visto, pero esto fue lo que
vi".

Esotérico