La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
El pensamiento crítico. Por Milena Winograd. |
Muchas veces nos preguntan por qué nos parece tan importante que enseñemos ciencia en la escuela. Siempre respondemos con convicción que no necesariamente lo hacemos para que los chicos sean futuros científicos, sino porque esto es fundamental para que sean personas (y en particular ciudadanos) con pensamiento crítico y autónomo.
Pero, ¿qué significa exactamente esto? ¿Es para que sean ciudadanos que en el futuro puedan tener injerencia en temas de política científica y política ambiental? Dicho de otra manera ¿Es para contar con ciudadanos que tengan conocimiento en temas científicos y que puedan participar activamente en debates tales como si es ético permitir la clonación, o si hay que usar energía atómica como energía alternativa?
No señores, no enseñamos ciencia únicamente para esto. Este es un agregado, pero al lado de lo que voy a decir a continuación es tan sólo un detalle (que ni siquiera sé con certeza si ocurrirá). Entonces, ¿qué significa que enseñamos ciencia para formar ciudadanos con pensamiento crítico?
Significa que queremos que sean personas que aprendan a pensar en base a evidencias, que puedan tener distintas hipótesis frente a un fenómeno y que puedan pensar en cómo darse cuenta cuál de estas hipótesis es más posible. Queremos que puedan relacionar variables en base a un análisis de correlatos reales, y no en base a arbitrariedades o supersticiones. Queremos que puedan distinguir entre una conjetura y una observación. Que puedan pensar modelos alternativos para explicar una situación y poder ponerlos a prueba. En definitiva, queremos que apliquen el pensamiento científico a cualquier situación cotidiana y ciudadana. Que puedan pensar hipotético deductivamente e inductivamente frente a una charla de café, frente a un debate público o frente a una situación hogareña. Esto es lo que consideramos fundamental.
Por supuesto que a la hora de enseñar, enseñamos esas habilidades de pensamiento asociadas a conceptos científicos específicos. En definitiva, los alumnos son educados en temas específicos y también en una modalidad de pensamiento. Si pueden utilizar lo primero y aplicar ese conocimiento conceptual en debates públicos, es buenísimo, no lo negamos, es algo muy importante. Es importante, pero en mi opinión no es lo importante y fundamental de la formación científica. Lo importante es la manera de analizar y pensar el mundo que nos rodea.
Aparte de pensar que estos saberes conceptuales no son el núcleo de la formación en ciencias (mientras que sí lo es la formación en la manera de pensar), hay algunos inconvenientes en poner el foco en este aspecto. Por un lado, es muy posible que los chicos se olviden de los conceptos específicos, pero aún pensando en que no lo hicieran, es alto probable que esos conceptos queden obsoletos cuando sean ciudadanos adultos con injerencia en estas decisiones políticas.
Lo que recuerden de la clonación quizá ya no sirva para opinar sobre algo específico, mientras que la manera de pensar es posible que sí perdure (aunque en otra nota podemos debatir esto). Es muy posible que aunque no recuerden cómo era el proceso de clonación (o lo que recuerden sea obsoleto en el momento de su adultez) sí recuerden la manera de pensar y de indagar para sacar conclusiones válidas.
Sí puedan leer las evidencias a favor y en contra de la clonación, sí puedan tener distintas explicaciones alternativas para un fenómeno observado, sí puedan argumentar, sí puedan buscar contraejemplos, sí puedan hacer preguntas adecuadas en ese debate. Sí puedan llegar a conclusiones críticas gracias a estas preguntas y evidencias obtenidas. Sí puedan conocer qué pasos dar para comprender un tema, aunque no recuerden nada del tema en sí.
Fuente: El Arca Digital