La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Conociendo al enemigo: La Cámpora. Por Augusto Padilla y Jorge Ortiz. |
Misión: Crear un espacio que permita generar la participación política militante de los jóvenes, como protagonistas en la construcción social y cultural de nuestro país.
Objetivos Principales:
Construir una organización política de juventud a nivel nacional, enmarcada en el proyecto popular que encabeza el Presidente de la Nación, compañero Néstor Carlos Kirchner.
Reavivar la tradición de lucha histórica de la juventud, despertando y resignificando la herencia de las luchas pasadas de nuestro pueblo.
Contexto
El modelo de país que los argentinos estamos buscando afianzar, necesita de una juventud organizada que sea la fuerza de transformación de la sociedad. Somos los jóvenes los que debemos apropiarnos de la realidad y movilizar los cambios de los parámetros impuestos a lo largo de más de 30 años.
El modelo neoliberal y represivo que implementó la Dictadura Militar, solo pudo ser llevado a cabo por medio de la desaparición física de los compañeros y a través de la destrucción de la red social basada en la cultura del “no te metas”. De otra manera, no hubieran podido lograr detener la fuerza motora que impulsó a los jóvenes a organizarse para luchar por un país más justo, solidario y con equidad territorial.
El 25 de mayo de 2003 empezamos a vivir y construir un proyecto nacional que trasciende lo personal e instaura un modo de hacer política para, con y desde la gente. Momento en que se empezaron a gestar cambios que se hicieron tangibles a través de hechos concretos e históricos que hasta entonces no se creían posibles.
Una política en derechos humanos que reivindica los conceptos de memoria, justicia y verdad; que recupera lugares emblemáticos de la tortura para convertirlos en espacios de memoria para la comunidad; que procesa y juzga sin privilegios a los genocidas.
Estos, entre otros hechos, son los que hacen que hoy estemos ante un país distinto, que revaloriza la política como forma de participación, para generar cuadros integrales que recompongan el espíritu y la mística de la militancia. Comprendiendo que militar no es tan sólo ir a una marcha o a un acto, sino que es un compromiso asumido en la defensa de nuestras convicciones sea cual fuere el ámbito en el que nos toque reivindicarlas. Por eso, entendemos la misma como el único lugar posible desde donde pararnos ideológicamente para construir la realidad en la que queremos vivir.
Al poder hegemónico no se le gana en una o en dos elecciones, se le gana espacio en la cultura, en el día a día. Se lo desgasta con laburo, con la tozudez de la militancia constante, creando verdaderas opciones de participación contra el vouyerismo y la liviandad televisiva, o el aislamiento del paco. Sabemos que la construcción del cambio social empieza con la reivindicación real de la lucha, de la solidaridad, la entrega de los compañeros reprimidos, detenidos, torturados y desaparecidos durante la última Dictadura Militar. Esa reivindicación hoy es justicia popular, pero también institucional.
Es política de Estado en Argentina. No hay vuelta atrás.
Es por eso que tenemos el deber histórico de enarbolar nuevamente las banderas de la solidaridad, del compromiso social, de los proyectos colectivos, de sentir el dolor ajeno en carne propia, para volver a ser la fuerza organizada que movilice los cambios.
Desde La Cámpora debemos ser la punta de lanza del proyecto nacional que se lleva adelante. Tenemos la obligación de convertirnos en la herramienta de cohesión de los jóvenes por medio de la participación, el protagonismo, la responsabilidad, el compromiso y la organización popular.
Nosotros entendemos que como decía la compañera y ejemplo de vida Evita “allí donde haya una necesidad, existe un derecho”. Estamos convencidos que somos los jóvenes los responsables de identificar las necesidades de nuestros pares, para trabajar conjuntamente en el ejercicio de nuestros derechos. Es ahí donde se modifican las realidades.
Los tres ejes a los que vamos a apuntar en esta instancia son: el Secundario, la Universidad y el Territorio. Creemos que ellos son el ámbito de interacción de los jóvenes. Es ahí donde debemos crear espacios de discusión, participación y propuesta, para convertirnos en verdaderos protagonistas de la profundización del modelo nacional y popular que esta en marcha. Ya que no hay ninguna posibilidad de prever el futuro si no hay una generación dispuesta a prepararlo, dispuesta a reconocer en el otro las mismas inquietudes, los mismos sentimientos, las mismas necesidades.
El hincapié en la educación no es menor. Es por medio de ella que se vuelve a la discusión orientada hacia objetivos determinados por medio de diversas herramientas. Y es en territorio donde se logrará la síntesis de discusión política, a través de acciones concretas.
Este asunto está ahora y para siempre en nuestras manos.
Primera nota catapúltica:
Se reproducen las partes principales del texto fundacional de la agrupación “La Cámpora”, cuyo objetivo declarado es constituir un frente armado para defender al “modelo K”, sea cual fuere el ámbito de la reinvindicación. (Ver subrayado del Artillero)
Los instigadores de este grupo son Horacio Verbitsky y Carlos Zannini. El mascarón de proa es el propio hijo de Los Dos, adicto a la usura y otras yerbas. El “padrino político” es Juan Carlos Dante Gullo, candidato al programa “Cantando por un sueño”, en razón de su largo y espontáneo relato, cuando fue capturado por la Policía de la Pcia. de Bs.As.
El “jefe operativo” y comisario político es José Ottavis Arias (se quitó el segundo apellido) indigno nieto del Dr. Francisco Arias Pelerano, fundador y primer director de la Escuela de Ciencias Políticas de la UCA. En los recientes ataques a Clarín -que a mí me importan un bledo, claro está- la lenguaraza fue Laura Braiza, actual alumna de la Licenciatura de Ciencias Políticas de la UCA, y secuaz rentada de Ottavis, que abandonó la carrera a los dos años.
“La Cámpora” quiere desligarse del Líder y por eso en el logo no está la imagen del General, de quien han jurado vengarse, por haberlos echado de la Plaza de Mayo, y por darle luz verde a la Triple A, que hizo viajar a muchos “montos” con un único boleto: el de ida.
Segunda nota catapúltica:
Se transcribe una noticia del Instituto de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UCA:
Los días 6 y 7 de junio de 2005 nueve alumnos (BOCCARDO, Fernando, BRAIZA, Laura, FERRAZZI, Damián, FRATTO, Sebastián, GARRAHAN, Débora, LASCOMBES, Lucía, MICELI, Silvina, MONTES DE OCA, María, PARODI, Juan) y un docente (Eduardo BUSTAMANTE) del Instituto de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales realizaron un viaje de Estudio a la Base Naval Puerto Belgrano, organizado por la Escuela de Guerra Naval de la Armada Argentina.
Entre otras actividades, el grupo visitó la Escuela de Operaciones, participó en los simulacros de adiestramiento táctico, asistió a la Base Aeronaval Comandante Espora, y recorrió el Museo de Aviación Naval y el Arsenal Naval. Asimismo, los alumnos tuvieron la oportunidad de visitar la Base de Infantería de Marina, Baterías y el Centro de Adiestramiento de Infantería de Marina
UCActualidad (noviembre 2005)
Preguntas del Artillero:
¿La neo-montonera Braiza habrá viajado para concientizar a algún maringote o para efectuar un relevamiento cuando decidan largarse a la acción armada? Tengamos presente el caso del conscripto naval y “monto” Conte Macdonnell que intervino en la voladura de la fragata “Santísima Trinidad”.
Otra pregunta: ¿basta con pagar la cuota para que cualquiera ingrese en la UCA? En mis tiempos, se hacía una suerte de “informe ambiental” sobre el candidato y se precisaban referencias de un profesor de la Universidad, que atestiguase la fe católica del aspirante.
¿Quien habrá firmado la solicitud de la Braiza, activista paga por un gobierno perseguidor de la Iglesia? Se debería investigar al docente: es tarado o “neo-monto”. En ambos casos, no podría pertenecer un minuto más al claustro. Pero claro, eso podía pasar cuando la UCA era Universidad, era Católica y era Argentina y no refugio de pícaros y expoliadores, sean curas o laicos. El lector sabe a quiénes me refiero.
Fuente: Catapulta