La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Una "Robin Hood" causa conmoción en Alemania. Por Laura Lucchini. |
No existen criminales buenos, pero Erika B estaría bastante cerca. Se trata de una señora de 62 años que dirigía una pequeña filial de la Vr-Bank en Alemania, cerca de Bonn. Un tribunal alemán acaba de condenarla a 20 meses de reclusión; sin embargo, no pisará la cárcel ya que le fueron reconocidas sus "buenas intenciones".
Como Robin Hood, gracias a su posición, robaba a los ricos y donaba a los pobres. Lo hizo estando sentada en su oficina, durante cinco años. Nunca robó ni un centavo para ella. Erika B., cuyo nombre ha sido cambiado por respeto a las estrictas leyes de privacidad, ha conmocionado a Alemania esta semana. Llevaba toda una vida trabajando para el banco y desde 1990 era la directora de la sucursal en la pequeña y acomodada Bornheim.
Todos los días veía a personas en dificultades, que no llegaban a fin de mes o que no lograban acumular los ahorros necesarios para conseguir un crédito y comprarse una casa. Otros, de lo contrario, aumentaban mes tras mes el saldo de su cuenta. Guiada por un espíritu de piedad y de solidaridad, esta mujer de 62 años encontró una solución: otorgar créditos encubiertos sacando el dinero de las cuentas de los más acaudalados para entregárselo a los que más lo necesitaban.
Erika B. explicó que abría líneas de crédito para los clientes menos solventes, con el resultado de tener luego muchas cuentas corrientes en rojo. Para no atraer la atención, cuando se avecinaba una inspección, transfería sumas importantes de las libretas de ahorro de clientes ricos a las de los que presentaban deudas. Pasado el control, restituía las sumas transferidas a sus legítimos propietarios. Aunque esto no era posible siempre, ya que los clientes con un fuerte rojo solían gastar el dinero antes de que ella pudiera recuperarlo.
En total, realizó 117 transferencias por un valor de 11 millones de dólares para tapar gastos y reembolsos de clientes que no se los podían permitir. El banco ha registrado pérdidas por 1,5 millones de dólares por los clientes que no han podido devolver la cantidad transferida.
Cuando el juez le pidió que explicara por qué lo hacía, Erika B. no supo hacerlo. "Quizá sin darme cuenta, caí en la manía de ayudar", dijo. Su abogado Thomas Ohm insistió en lo obvio a la hora de pronunciar su disertación. "Mi cliente no ha sacado ninguna ventaja personal de su acción, lo hizo nada más que por piedad", expresó.
Dificultades
Hasta la joven jueza Susann Ulbert, del tribunal de Bonn, reconoció haber tenido dificultades en juzgar su caso: "Por un lado con su actitud a procurado un daño económico grave. Por otro, sin embargo, hay que destacar que su actitud fue sin fines personales. Por esto se trata de un caso radicalmente distinto de los usuales".
A la directora nunca se le ocurrió robar algo para sí misma y siguió en todos estos años con su estilo de vida modesto en Bornheim, un pueblo de 1500 habitantes. Junto con su actitud altruista, el juzgado le reconoció como atenuante el hecho de que confesara nada más ser descubierta. Por estas razones finalmente no irá a prisión.
La vida real, sin embargo, no es un cuento de hadas y el final feliz no está garantizado. Erika B. tendrá que pagar con sus ahorros el daño de 1,5 millones de dólares. Además, como es de imaginar, perdió su trabajo y vive ahora con un subsidio de 1000 euros brutos mensuales.
"Ella misma se ha convertido ahora en pobre", escribió el diario Süddeutsche Zeitung. Y es que la mujer comparte un pequeño departamento con la madre enferma, a quien tiene que cuidar.
Para empezar a pagar su deuda, Erika B. tuvo que hipotecar todas sus propiedades. Por esta razón, su abogado pidió al tribunal que le fuera garantizado el mínimo para poder seguir adelante. Le queda ahora el respaldo de miles de seguidores en todo el país, quienes empezaron a mandar cartas de solidaridad a su abogado.