La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Los pelos del gorila. Por Eduardo Rodríguez Paz. |
Triste reseña zoológico-política argentina.
Los nobles y apacibles gorilas, que viven como pueden mientras el hombre los va acorralando cada vez más en el África, no son merecedores del desprecio que el vocablo con que se los nombra los ha identificado en la República Argentina y algunos otros lugares de Latinoamérica que adoptaron el uso local. Resulta que “gorila” es un epíteto o término proveniente de la política interna argentina, usado históricamente para referirse de manera despectiva o peyorativa a los detractores del peronismo (en particular, los de los dos primeros gobiernos del general Juan Domingo Perón, entre 1946 y 1955). Con el paso de los años, la expresión se ha ido extendiendo en mayor o menor medida a otros países de América Latina, como sinónimo de “reaccionario de derecha”.
En 1955, el programa radial La Revista Dislocada, de Délfor Aranto y Aldo Cammarotta tenía una enorme audiencia. Era un programa en el cual, en forma velada, porque el control peronista sobre los medios era muy estricto y las opiniones personales debían ser acordes al régimen, se decían cosas que en aquella época se podrían haber tildado de opositoras.
El programa lanzó la palabra gorila como sinónimo de hombre político, militar o civil, conspirador y reaccionario. Muchas veces Délfor tuvo que explicar que todo había sido una casualidad, sin intención política. En ese momento se había estrenado la película Mogambo, con Clark Gable y Ava Gardner, que transcurría en la selva. Como el filme había tenido mucha repercusión, en la audición lo parodiaron. El público creyó escuchar en lo que decía uno de los personajes de La dislocada ("Deben ser lo' gorila, deben ser, que andarán por ahí") una alusión a la contra peronista de aquella época.
El término gorila también fue aplicado dentro del propio peronismo por un sector para denigrar al otro. Así los militantes de la organización político-militar Montoneros que reivindicaban su pertenencia al peronismo utilizaron el cántico “¿Qué pasa general que está lleno de gorilas el gobierno popular?”, en el acto del 1° de mayo de 1974 encabezado por el entonces presidente Juan Domingo Perón (en su tercer mandato), encuadrando así dentro del término gorila a algunos peronistas integrantes del gobierno, entre los cuales estaba el Ministro de Bienestar Social designado por Perón, José López Rega, el organizador de la organización terrorista para estatal Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). El enfrentamiento entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el Secretario General de la CGT Hugo Moyano, en mayo de 2012, generó acusaciones recíprocas de "gorilismo" entre peronistas.
Por extensión, en América Latina comenzó a llamarse gorilas a los generales reaccionarios que ejecutaron golpes de Estado, y que ejercieron una dura represión contra sus adversarios políticos.
Cantos y consignas
La expresión es recurrente en diversos cantos y consignas peronistas. Contra la dictadura militar: "¡Dame una mano, dame la otra, dame a un gorila que lo hago pelota!" (Hacia 1972)
Enfrentamiento entre peronistas: "¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa General, que está lleno de gorilas el gobierno popular?" (cantada por Montoneros el 1º de mayo de 1974); "¡Conformes, conformes, conformes General, conformes los gorilas, el pueblo va a luchar" (Montoneros en respuesta a los afiches de la CGT que decían "Conformes mi General").
Contra gobiernos radicales: "¡Illia gorilón, rajá de la Rosada que esta casa es de Perón!" (en 1964, durante la visita del general De Gaulle a la Argentina).
En la campaña electoral en 1983: "¡Traigan al gorila de Alfonsín para que vea que este Pueblo no cambia de idea, lleva las banderas de Evita y de Perón!" (por los partidarios de la fórmula del Partido Justicialista Lúder-Bittel, y luego reutilizada, por los sindicalistas liderados por Saúl Ubaldini, opositores a la reforma sindical que impulsaba el gobierno).
Militantes del Kirchnerismo contra el Grupo Clarín: "Qué te pasa gorila, todavía seguís esperando. Qué te pasa gorila, en Clarín están todos llorando. Van pasando los años, escuchamos a tus dirigentes. Que el gobierno se cae, y al gobierno lo banca la gente. Con Cristina los pibes están cubiertos, oh... Con Cristina tenemos la ley de medios, oh. Con Cristina hay un gobierno diferente. Y este proyecto... A vos te duele. Acá está el pueblo y Kirchner vuelve!!!".
Esta última referida al pleito con el antiguo socio de los K, el grupo Clarín, me parece bastante carente de gracia y simpatía, no como las anteriores que son de estricta raigambre futbolera y hasta diría de hinchas de Boca.
Yo, gorila
Ahora bien, en los días que corren, los anti Kirchneristas (entre los que me incluyo orgulloso) están recibiendo nuevamente el mote de gorilas de parte de los adictos al “régimen nacional, popular, de inclusión social” y no sé cuantas sandeces más, encabezado por la pareja Kirchner. Para ser específico, mi amigo el peronista irredento y obstinado (hoy en día devenido Altierista), Director de Cultura de Pinamar, Jorge Esperón, se solazaba en los micrófonos de Radio Med llamándome gorila.
Como ya me tienen la paciencia bastante al límite del exabrupto, les quiero decir a todos, kirchneristas o no, lo siguiente:
• Si estar en desacuerdo con las estadísticas mentidas del Indec;
• Si querer saber dónde fueron a parar los casi Mil Millones de dólares de regalías petroleras de la Provincia de Santa Cruz cuando Néstor era gobernador;
• Si no mirar los vergonzantes programas de 6, 7, 8, Fútbol para Todos, Automovilismo para Todos, o cualquier otro nacido de la flaca imaginación y angurria oficial;
• Si disentir con la gigantesca operación de apoderamiento del poder a través de los “jóvenes brillantes” de La Cámpora;
• Si no estar de acuerdo con un déficit de más de dos millones de dólares diarios de Aerolíneas Argentinas;
• Si no concordar con los subsidios a los transportes, la energía, los combustibles, etc., que hacen que la economía nacional sea una mentira y que los fondos necesarios para gobernar de esta manera salgan de una emisión desenfrenada que origina una inflación meteórica, segunda entre todos los países del mundo;
• Si tener que soportar la impunidad de Ricardo Jaime o de los dueños de la concesión del Ferrocarril Sarmiento que provocó cincuenta y cinco muertos y setecientos y pico de heridos;
• Si estar totalmente en desacuerdo con la supuesta “democratización de la justicia”, el manejo vergonzoso del Colegio de la Magistratura;
• Si tener que creer que da lo mismo una manifestación espontánea de casi dos millones de personas en todo el país, que doscientos mil adherentes kirchneristas arreados en micros con todos los gastos pagos y un costo total de veinte millones de pesos para celebrar los “diez años ganados” de la gestión K;
• Si no estar de acuerdo con los desfachatados robos al erario público de Néstor, Kristina y todos sus acólitos (recordar al chorro de Boudou y sus turbios manejos en Mar del Plata, el Partido de la Costa, el Anses y ahora con Ciccone);
• Si una enumeración de miles de mentiras más del régimen kirchnerista con las que estoy en total desacuerdo y diametral oposición significa que debo ser llamado “gorila” , ¡Sí, señores, con alma y vida soy gorila, bien gorila, requeterecontra gorila”.
Porque yo, para mis adentros, sé bien que es lo que soy, lo que fui toda mi vida y lo que seré lo que me resta de ella: soy un liberal, un partidario de la libertad individual y social en lo político y de la iniciativa privada en lo económico. Y eso no significa no estar de acuerdo con el plan de Asignación Universal por Hijo (que no inventaron los K, sino que la propuso con antelación la Coalición Cívica y les robaron la idea, algo similar a las travesuras de Perón robándoles las ideas a los socialistas de los años cincuenta).
Lo que significa es que pretendo que el Estado nos brinde a todos los ciudadanos por igual, sin ningún tipo de diferencias y de manera gratuita (porque para eso pagamos impuestos), salud, educación, justicia y seguridad. Y que después de eso se dedique a controlar si lo que las leyes establecen se está cumpliendo en tiempo y forma o no. Nada más. Con eso alcanza y sobra. Y sabe qué, estimado lector: siento un orgullo inocultable de que los kirchneristas me llamen gorila; peor es que, como a ellos los llamen ladrones.