La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

¡Chau Kirchner!

Por Edgardo Arrivillaga.

 

No hay una situación prerrevolucionaria pero hay un extraño clima de cambio de régimen. Los partidos políticos, las confederaciones empresarias y el  decisivo sector gremial intuyen que  es necesario encarar un clima de gobierno que sustituya a la confrontación kirchnerista por el acuerdo y que las políticas de shock que el país puede afrontar este año y el próximo exigen claridad política y abandono de toda mitología  movimientista en términos de masas desatadas; para  almidonarlas en acuerdos políticos que  den sustentabilidad  a una  dura política económica que será implacable con los  actores que no intervengan en una ecuación que coexistirá con un nuevo transformismo que -a su vez - deseche toda intoxicación ideológica del pasado. 

Es que el domingo la lucha política se plantea en términos absolutos a nivel nacional por la absoluta incapacidad táctica y estratégica del doctor Kirchner para  analizar  la modificación de la relación de fuerzas tanto dentro de su propio gobierno como del Movimiento Justicialista en su conjunto. 

Ocurre que  el país debate el domingo la vigencia de un seudo peronismo de izquierda, con residuos camporistas, montoneros y sobre todo el mito soreliano y frantzfoniano que dio al movimiento John William Cooke y la influencia de la revolución cubana que cinceló a la generación de los 60 y 70 que hoy están en el poder.

Patética ha sido al respecto la polémica entre la señora Carlotto y la doctora Molina, rehén por años del régimen cubano, en tanto la Carlotto, paqueta señora de barrio norte empalizada entre las Madres de Plaza de Mayo, intentaba justificar sin éxito alguno las mezquindades de la política de Derechos Humanos en la propia Cuba.

Igualmente patética la seducción crediticia hecha por la presidente a los cuadros de oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas en una ceremonia absolutamente descalificada por la presencia de su propia ministra Nilda Garre, que ya ni siquiera puede visitar su residencia en Campo de Mayo por temor a algún exabrupto inevitable.

Frente a esto hay un peronismo anti K, que se apasiona con conformar un peronismo urquizista que implica reconectar a lo popular con lo republicano - enorme tarea - y encima insertar a la Argentina en el mundo, aunque ese capitulo de la operación es arduo, dificultoso  porque Brasil  superó   a la  Argentina  y hoy por hoy  la realidad nacional argentina cuenta poco, demasiado poco para su potencial latente, en este mundo complejo.

Finalmente de todas las fuerzas de izquierda, la única que parece salir del anonimato del 1 % es curiosamente la de Pino Solanas que al margen de los derechos humanos que  los dividen por los mitos  del pasado que conlleva, atrae a sectores nacionalistas y socialdemócratas, a la vez.

En eso ex fascistas y socialistas argentinos son prolijamente coherentes, el domingo  desteñidas camisas rojas y negras votaran por Pino Solanas simplemente por una cuestión de honestidad intelectual. Los otros candidatos capitalinos giran en el vacío que  esconde esa inescrupulosa palabra, repetida hasta el hartazgo y que nos susurra anfibológicamente y casi asexuadamente …gestionar.

¿Porque todo esto? Probablemente porque la Capital anticipa una corriente que implica una corrección de igual forma del peronismo solamente populista consumista, un peronismo de supermercado Disco o Carrefour y una sumatoria de elementos intelectuales que el kirchnerismo creía hasta hace poco monopolizará. De modo que debemos analizar al pinosolanismo como una variable más del peronismo - el paso de Pino por Guardia de Hierro es una referencia inevitable y oportuna a la vez - pero en modo alguno su negación. ¿Donde queda la negación entonces en esta pléyade de  peronistas y aliados  más o menos dispersos entonces? 

Claramente en la Carrió que del republicanismo pasa al republicanismo conservador sin advertirlo siquiera-Pratt Gay, como Gustavo Beliz en su momento, es eso en esencia y demuestran la falsedad de que lo joven es inevitablemente novedoso, atractivo y pujante, como las SS tal vez? – y del inicial discurso moral católico seudogaullista y a la vez ambicioso y totalizador  termina por un anticesarismo sin proyecto, lo cual la iguala exactamente en eso a Kirchner que encarna,  a su vez, un cesarismo  igualmente  sin  proyecto alguno mas allá de su simple declamación.

Hermanos gemelos en la confrontación se retroalimentan entre si. Curioso el asunto. 

Porque ellos  parecieran ser  extrañamente funcionales el uno al otro, mucho más que el Pontecorvo nacional que es  el inesperado Pino. De modo que la interna peronista dirimida a nivel nacional es de alguna manera la interna del famoso país real maurrasiano-ya lo había detectado Drieu cuando visito la Argentina en 1936 por una invitación de Victoria Ocampo, a quien previno de la Argentina real y excluida antes de irse a escribir un excelente  libro sobre  Bolivia - frente a la línea Mayo - Caseros de la cual  sectores peronistas  pueden  rescatar  sin problemas al Urquizismo – el peronismo federal semeja a eso, incluso en su alianza susurrada con el Brasil de Lula - pero muy difícilmente puede rescatar al iluminismo rivadaviano que, junto con  Mariano Moreno y pese al revolucionario Plan de Operaciones de este ultimo, permanecen  tenazmente, del otro lado de la barricada.

En este esquema el radicalismo no tiene juego real que plantear al país, De Narváez y Macri como neoperonistas operacionalmente  concretos lo sustituyen con ventaja y los candidatos inventados, como Heller, no interesan casi a nadie. Por eso  es razonable suponer que el país marcha hacia su institucionalización con o sin efímera microguerra interna – esto ultimo dependerá del propio Kirchner y de sus adlateres mas duros como el interlocutor favorito del teniente coronel Aldo Rico, el ex montonero Carlos Kunkel – ante una situación  en la que el rústico ex presidente simplemente pierde porque su transformismo ya quedo superado y el país exige un nuevo modelo  renovador dentro del propio transformismo peronista para  subsistir y reencauzar al país en  un mundo complejo que no tolera hipérboles  denuncialistas. Simplemente las soslaya, como  Obama, al aplastar una mosca.

En esencia el kirchnerismo cae  porque cree seriamente que la derecha liberal y menemista ha maquinado su perdida. Esta visión   aislada y paranoica lo encierra en una telaraña  que lo hace enfrentarse  primero con el campo, luego con la prensa ,finalmente  y mas tarde con el propio peronismo y  a la larga con un setenta por ciento del país  al cual ha querido inútilmente coptar, someter o simplemente  proscribir. 

La mediocridad de la gestión hizo el resto. ¿Que pasara ahora? Es difícil avizorarlo. Habrá que contar votos, provincias y los elementos corporativos que como el factor gremial son decisivos a la hora  de crear una nueva articulación  del poder político y  desde luego descartar el fraude, ¿cosa realmente impensable en la pulcritud democrática argentina?

Kirchner   al desechar su  posicionamiento socialdemócrata transversal, explicado sesudamente por Torcuato Di Tella, tenía que haber sido un pragmático Putin rioplatense morigerado, para consumar su proyecto  solamente energético en lo económico, crudamente  absolutista en lo político, a la vez. 

Pero para eso necesitaba el apoyo de las Fuerzas Armadas a las que desarticuló y de corporaciones vitales, como la Iglesia, a las que desafió, con una irresponsabilidad genuinamente adolescente. Compró, en su reemplazo, las banderas derechohumanoides, eligiendo ser una extraña mezcla de alfonsinismo stalinista y a la vez socio y  cómplice  difusor de un proyecto bolivariano caribeño que nada tenia que ver con la realidad argentina, más que en las obras de Eduardo Wilson Galeano.

Es cierto que su bagaje intelectual era más o menos limitado, tan limitado como el del propio  Duhalde en sus comienzos. Y sus asesores, estaban mucho mas cerca del Bebe Cooke o de la izquierda americana, como Vertvitsky o Bonasso que del peronismo real que emergerá intacto de estas elecciones. Intacto, es cierto, pero también fragmentado a la vez  y eso plantea  un  nuevo problema  que consiste en  definir exactamente que hacer con los kirchneristas derrotados. 

La respuesta es, sin embargo, relativamente simple. Absorberlos sin pasarlos a degüello y salvo  algunas figuras que de faros del pensamiento pasaran velozmente a ser impresentables, sencillamente encolumnarlos en el nuevo esquema  que surgirá de esta imprevista revolución política que generaran estas  banales elecciones de medio término.

¡Chau Kirchner¡ Es algo destinado solamente  a Kirchner. El resto se pasará con armas y bagajes al peronismo y a  los gobernadores que emerjan victoriosos en la contienda.  

Y Pino Solanas, en la Capital Federal, pone de relieve que los sectores intelectuales y juveniles siguen a la búsqueda de algo que exprese banderas nacionales y de justicia social conjugadas con una  modernidad  inevitable y de recambio  a la vez, que el propio kirchnerismo ha dejado de registrar. Las buscaran, entonces, dentro o fuera del peronismo en los años que restan hasta el próximo recambio. 

Si entendemos que Pino nació en 1936 y atrae - pese a ello - al voto joven la advertencia para la corporación política  vigente es lapidaria. 

 De todas maneras las elecciones del próximo domingo son esperadas anímicamente con una sensación de liberación, resarcimiento, instancia agonal frente a los últimos años en que una pequeña familia y algunos cortesanos manejaron al país. Después de Bignone el general de brigada ad honoren Néstor Kirchner ya puede ir pensando en su retiro.

Editoriales