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Epidemia de autismo en Argentina. Por Silvana J. Pisari |
De acuerdo a estos datos del INDEC, la población de 0 a 4 años, edad promedio del diagnóstico de trastornos generalizados del desarrollo basados en el criterio DSMIV son 15.486 niños. En el año 2.007 se realiza un censo promovido por la Cámara de Diputados a efectos de detectar la población que padece Autismo en la Provincia de Buenos Aires.
El mismo se llevó a cabo a través de los distintos municipios bonaerenses y arrojó una cifra extraoficial de 70.000 casos aproximadamente sólo en la provincia. Si bien estos datos no son oficiales, se conoce que el sondeo fue impulsado por la diputada Karina Rocca, quién creó la Ley Provincial de Protección de las Personas con Síndrome autístico Nº 13.380. Estas cifras estarían indicando que el autismo hizo su aparición en el país en los últimos años en proporciones epidémicas.
Es evidente que si se ha creado una ley de protección integral a personas que padecen el síndrome es porque las mismas existen y necesitan de esa protección diferencial.
La realidad del Autismo en Argentina es lamentable. En lo que respecta a políticas públicas, no existe la infraestructura adecuada ni la capacitación profesional para el diagnóstico temprano que debería darse entre los 2 a 4 años de edad. En cambio, las Instituciones privadas brindan estos servicios con altos costos. Sin embargo, ninguno de estos sectores investigan las posibles causas que puedan estar originando la epidemia como se realiza en otros países.
El Dr. Andrew Wakefield del Free Royal Hospital de Londres demostró que la vacuna triple viral puede producir lesiones que aumentan la permeabilidad intestinal manifestando los síntomas autistas. Al respecto el Dr. Buie, Gastroenterólogo de Harvard opina que no debe tratarse al autismo solamente como una disfunción neurológica. Los resultados de sus estudios demuestran que más del 50 % de niños dentro del espectro tenían problemas gastrointestinales tratables, y concluye que el no tratar esta patología complicaría más los problemas neurológicos, exacerbaría los problemas físicos y otros síntomas del autismo.
El Dr. Luis Maya, científico peruano, evaluó la relación causal entre el timerosal (etilmercurio), como preservante en las vacunas pediátricas, y el incremento de casos de enfermedades del neurodesarrollo infantil como consecuencia de la ampliación de los esquemas de inmunización, concluyendo que las cantidades de ese elemento en algunas vacunas pediátricas, superan larga y significativamente los márgenes de exposición permitidos de todas las agencias de salud pública del mundo, incluida la propia Organización Mundial de la Salud.
La Dra. Lenny Gonzáles, Gastroenteróloga venezolana afirma que recientes estudios han sugerido la posible contribución de factores metabólicos, genéticos e inmunológicos, intoxicación por metales pesados, alergias al gluten y a la caseína, además de darle importancia al uso del timerosal como preservativo en la fabricación de las vacunas y/o a la respuesta inmune inadecuada ante el virus del sarampión con la posible asociación con la vacuna Trivalente viral y la aparición de las alteraciones del desarrollo.
En Argentina las autoridades sanitarias se han llamado al silencio luego de que un grupo de padres pidiera explicaciones a causa de la regresión autística de sus hijos normales después de haber sido vacunados. Estos padres elevaron una nota formal al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez a efectos de solicitarle la conformación de un Equipo Médico Multidisciplinario, para estudiar los últimos avances en el diagnóstico correcto y tratamiento adecuado de los problemas gastroenterológicos, bioquímicos, metabólicos, inmunológicos y autoimmunes, neurológicos, nutricionales y toxicológicos, relacionados a las enfermedades concomitantes al diagnóstico de Autismo, de las cuales existe evidencia anecdótica local e internacional y científica, publicada en revistas internacionales con referato, pero la misma no fue aceptada.
En medio de una polémica mediática, en febrero de este año, la Corte Federal de USA concedió el caso de la niña Hanah Poling, quién contrajo autismo luego de múltiples inmunizaciones. Existen en ese país 4.900 demandas de daños generados por vacunas en espera de resoluciones favorables.
Las cifras de autismo en USA ascienden a 1 caso en 150 y se estima que disminuirán progresivamente debido al retiro del timerosal de la mayoría de las vacunas. Se cree que el fondo para daños por vacunación que tiene ese país, no alcanzaría para cubrir el total de las indemnizaciones. En Argentina, tales fondos no existen.
Mientras las autoridades sanitarias argentinas no tomen medidas al respecto, el pronóstico de quiénes padecen enfermedades del neurodesarrollo infantil y los potenciales afectados, podría ser catastrófico.