La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Travel.

Por Laura Etcharren.

Un viaje por las incoherencias de los medios y los televidentes.

“Bailando por un sueño” ha sido, sin duda alguna, uno de los segmentos más populares y eclécticos de la televisión argentina. Un Marcelo Hugo que se dedicó por las tardes a mirar los programas de chimentos para seguir todas y cada una de las repercusiones de su gran show!

Bailando por un escándalo y viajando por las maravillosas incoherencias de un jurado, que se la pasó regalando puntos a quienes no lo merecían. Que se aferraba a la trayectoria de algunas figuras, como es el caso de la Señora Moria Casan, limitándose a sacar la paleta de los nueve y los diez. Obviando, que en ciertas ocasiones, un siete o un seis, no lo hubiesen sentado mal.

Un jurado que remarcó constantemente la falta de actitud de los participantes, al tiempo que sorprendía con un súper diez, como decía Carmen Barbieri. Nunca se supo a ciencia cierta que era para ellos la actitud. Descalificaban y terminaban poniendo notas espléndidas. Raro fue siempre, el modo de calificar del jurado, extraña también, fue la actitud de la gente. Del público. Porque si de juzgar carisma y trayectoria se trataba, quien debiera haberse quedado en la primera semi final, era la señora Casan.

Sin embargo, se quedó la mejor bailarina, Emilia Atías. Quien además, tenía sobre la estelar Moria, la impunidad de la juventud. Así, se hizo honor a la palabra bailando. Por su parte, en la segunda semi final, debiese haber sucedido lo mismo. Tendría que haber seguido bailando, Maria Eugenia Rito. Ocurrió, lo contrario. En esa ocasión, primó el carisma y el escándalo mediático de Florencia de la V.

El travesti que se sintió discriminado por la bailarina jurado Laura Fidalgo y a quien denunciará en el INADI. La pelea entre ellas fue puesta al aire por el mismo programa, aún cuando éste, era grabado y podía ser sometido a edición. Por un punto de rating se hace cualquier cosa. Incluso, el propio conductor y productor, ya que con tal de ganarle a "Montecristo", Tinelli, es capaz de extender las vulgaridades por horas. Como suele hacerlo ahora, con la contradictoria y mediática Nazarena Vélez en "Cantando por sueño."

Volviendo al escandalete Florencia/ Fidalgo, todos los medios se enarbolaron del mismo. Se hicieron eco y durante varios programas especularon con el tema. Lo cual, no está mal. De hecho, el público, lo reclamaba.

El caso es, que todo llegó a tribunales. Porque Florcita, como le dicen algunos, no paró de hablar horrores sobre sus pares en el monólogo que hace en la revista dirigida por el señor Gerardo Sofovich: “Más que diferente.” Debido a sus dichos, tuvo demandas de Rito, Fidalgo y Faiad. Un bochorno para nada paqueterrimo. Mucho menos con glamour. A pesar de los aires de De la V. Igualmente, lo mejor, es ser objetivo.

Entonces, debe reconocerse que Florencia De la V tiene muchos dotes. Es graciosa, espontánea, carismática. Viste bien y hace de todo, un gran show. Pero al mismo tiempo, carece de la sensualidad que puede tener una mujer. No obstante, le ganó a las mejores bailarinas de Bailando por un escándalo.

El público la apoyó frente a Rito y luego, en la final, le dio el ok ante Atías. Razón, por la cual, una vez más, se comprueba que la sociedad de consumo no desea ver excelencia. No se votó por un sueño, tampoco por el baile. El público cholulo y ávido del me dijo, le dije, le digo, votó por el bochorno y por la vulgaridad que supo llevar adelante el mimado travesti. Quien sin dedicarse al baile, lo supo defender, mediante la consolidación con su partener.

De la V, una particular figura del espectáculo nacional, con una fuerte historia mediática en la que juega y sobre expone el tema de su sexualidad. Ahora, cuando alguien entra en su condición, enloquece. Y como muchos la consideran una “diva”, la protegen. Un talento, una confusión. Y una participación que versó, entre un baile correcto y el escándalo. El cual, ayudó.

De ahí, los resultados obtenidos. El triunfo de una pareja especial, luego de un increíble travel de incoherencias.

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