La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

El fantasma del Museo Fernández Blanco.

Por Lic. Eduardo Grosso.

Buenos aires tiene una rica tradición en relatos de “fantasmas” o “aparecidos”. Tal vez los casos más conocidos sean las apariciones del General Bartolomé Mitre dentro de las instalaciones del museo que lleva su nombre, y que, ocasionaron el suicidio del custodia del lugar, que fue testigo de la aparición espectral.

Las extrañas figuras que pasan fugazmente en un abrir y cerrar de ojos durante algún paseo vespertino en el Parque Lezama, lugar donde estaban emplazados los esclavos que en siglo diecisiete llegaban a Buenos Aires, desarraigados de su patria para afrontar un destino atroz.

O el escuchar lamentos en las inmediaciones del Museo Histórico Nacional, donde funcionó en su momento, un asilo para moribundos de fiebre amarilla... No podemos dejar de mencionar las apariciones de “Evita” en el palacio Alzaga Unzué (hoy Biblioteca Nacional), ni tampoco los espectros del subterráneo de la Línea A, ni del extraño Golem de Once.

Y así podríamos relatar decenas de casos y testimonios especiales para contar en una noche de tormenta...

Leyendo una antigua revista argentina editada en 1991 (Misterios, nota de Eliana Galarza y Mónica El Hazem), comprada en una de esas tantos puestos de venta de revistas usadas, nos enteramos del interesantísimo caso del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco. Está ubicado en las inmediaciones de la Estación Retiro, cerca de la Plaza Libertad, en una zona donde están instaladas las mejores galerías de arte de Buenos Aires.

La nota periodística hablaba de la aparición de una figura, similar a una mujer, que varios testigos identificaron con una especie de bailarina. Esta aparición hacía gala de presentación en el interior del museo. Mientras tanto, en los amplios jardines de la estancia, suele aparecer una figura también femenina, mucho más etérea, que flotando sobre las plantas del lugar, asombra a los desprevenidos visitantes.

Pero sin dudas lo más fantástico de los antecedentes es (durante la década del 1980), que varios de los dirigentes y empleados del museo enfermaron y debieron ser operados, siempre en lugares relacionados a la actividad sexual. Esto motivó que (ante la sospecha de algo sobrenatural) se llamara a un clarividente profesional.

Me tomo la libertad de citar textualmente esta parte del artículo, donde el reporteado fue el Arquitecto Roberto Gorosito, director del museo:

“Hacia mediado de ese año (1988), el personal y yo sufrimos una serie de problemas que por los vertiginosos y excesivos terminaron por inquietarnos considerablemente”. Por aquel entonces, en un breve período de meses, seis personas (entre ellas, yo mismo), nos vimos en la obligación de someternos a una intervención quirúrgica.

En todos los casos, se trató de zonas del cuerpo relacionadas con los órganos sexuales. La realidad supera la ficción, así que tal vez esté de más decir que hasta los más escépticos del grupo decidimos de buen grado seguir la singular sugerencia de uno de los miembros del grupo: consultar a un parapsicólogo”.

Continúa la nota:

“El mentalista declaró que todo lo que ocurría era obra de un ser del más allá.. Sin conocer detalles del edificio, este invocador de espíritus señaló que los maleficios provenían de un cuadro que se encontraba en el primer piso del museo. Dijo, además, que se trataba de una mujer con cabellos rojizos, con el pecho descubierto, envuelta en una túnica blanca, abrazando una roca sobre un fondo de mar azul”. “Cuando el parapsicólogo (continúa relatando Gorosito) nos comunicó las características del fantasma nuestra reacción pasó de desilusión a indiferencia: en el primer piso sólo se encuentran pinturas de vírgenes e imágenes religiosas”.

Hasta ahora el relato es apasionante, pero lo mejor sin duda viene ahora:

“Cuando todos los testigos de las apariciones subieron al primer piso a observar los cuadros, se conmovieron ante un óleo con la imagen de María Magdalena. La obra, realizada por el pintor peruano Antonio Bermejo en 1923, reunía los atributos señalados por el vidente.” Así lo recuerda el director del museo: “Este vidente predijo, además, que la pintura del primer piso no era la auténtica y que los problemas y accidentes que sufríamos eran consecuencia de las travesuras del verdadero autor del cuadro que, un tanto molesto por ver su firma al pie de la falsa obra, estaba tomando venganza de la situación”.

Para no hacer el relato excesivamente extenso, se descubrió al fin, que el famoso cuadro en cuestión no era auténtico, sino una copia, estando el original en una universidad de Bolivia (el clarividente estaba en lo cierto).

Por nuestra parte, nada mejor que hacer en vacaciones que investigar un caso, por lo menos así lo sentimos junto a mi esposa Liliana. Tal es así, que un día de semana a finales de Febrero de 2010, traspasamos la puerta de dicho museo, ubicado en la calle Suipacha, entre Libertador y Arroyo. La visita vale la pena porque lo ahí expuesto representa lo mejor de la platería del siglo XVIII, además de las obras pictóricas y la infraestructura del palacio en sí.

Pero: ¿Y los fantasmas?

Tal vez el primer inconveniente es que los empleados del museo son reacios a hablar y por otro lado ¡Esta terminantemente prohibido sacar fotos! La cosa empezaba complicada. Sin embargo: ¿Para qué somos argentinos? Mi pequeño MP5 no paraba de disparar desde mi cintura, donde lo tenía escondido (al mejor estilo 007), aunque debo decir que me “engancharon” dos veces, lo que me hizo acordar cuando en el secundario me metían amonestaciones. ¡Hasta amenazaron con echarme! (por cierto que a los 53 me da más vergüenza que a los 15).

Recorrimos por supuesto, la planta baja y sus jardines, el primer piso donde está la famosa pintura (hoy protegida como todas las obras por un vidrio grueso) y el enigmático subsuelo. A decir verdad, hay una sensación extraña en toda la estancia. Para colmo, frente a la figura de María Magdalena, mi pobre cámara se negaba a funcionar (en otro artículo hablo sobre este tipo de fenómenos tan común en parapsicología como en ovnilogía). Por suerte, a los pocos minutos volvió su energía y pude seguir documentando la investigación.

No vimos en esta primera oportunidad ninguna aparición, para nuestra desazón... pero no estamos defraudados. El análisis preliminar de las fotografías muestran cosas extrañas, incluso figuras y caras.... esperamos poder mostrarlas en próximas notas.
De más esta decir que: ¡Volveremos!

Martes a Domingos, de 14 a 19 horas, $ 1 la entrada. No se lo pierdan, y si ven alguna figura flotando en el ambiente, sonríanle.
 

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