La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

La miseria educativa.

Por Oberdán Rocamora.

Paola Karina González, de AMI, apunta contra la transparencia de Filmus.

La causa 14340/06 se tramita en el juzgado del doctor Oyarbide. De trascender, podría resultar severamente incendiaria, o por lo menos bastante incómoda, para Daniel Filmus. Alias El Psicobolche. Trátase del ministro, presentablemente progresista, de Educación. Causa caratulada González contra Zarriello - "Amenazas coercitivas".

Paola Karina González es directora de Alma Mater Indoamericana. Trátase de una Organización No Gubernamental, en adelante ONG. Paola Karina supo atravesar diversas peripecias, como funcionaria internacional, en desbarajustes de Europa del este. Y entre los velos de Afganistán.

Ahora, cotidianamente amenazada en Buenos Aires, Paola Karina González aspira lograr, apenas, el cambio de carátula. Prefiere que sea González contra Filmus. Y no González contra Zarriello. Por considerarlo, al ministro Filmus, como el autor intelectual de las "amenazas coercitivas". Y de ningún modo contra Zarriello, por considerarlo un pinche. Un instrumento comandado que puede ampararse en la Obediencia Debida.

Presencia del Río de la Plata

Según nuestras fuentes, el 8 de septiembre de este año, el señor Jorge Zarriello fue a "negociar", con la ejecutiva de la ONG, a su casa. Con un arma de fuego y un cuchillo. Para instarla a que firme un acuerdo de una vez. Y abandone la vía de los reclamos al ministro. Basta de huelgas de hambre de los alfabetizadores. Debía acabar con las ceremonias de las cartas documento.

También, según Karina, Zarriello le sugirió que se consiga "financiamiento internacional", ya que estaba, por sus contactos, en condiciones de conseguirlo.

Porque, si Karina insistía en la faena de confrontar, en pos del pago de lo adeudado, era bastante factible arrojar, a "una mierda", como la susodicha, en el Río de la Plata.

Palabras de Karina, que enturbian el prestigio del destacado dirigente progresista de referencia. Alguien que siempre suele amenazar con alguna candidatura, como cabeza de elenco para las diputaciones o Jefe del Artificio del Gobierno. Por su admirable transparencia, desde el banco de suplentes del kirchnerismo.

La cuestión que la señora Paola Karina González, gracias al accionar de Zarriello y al supuesto respaldo de Filmus, tuvo custodia policial, en su casa. De la comisaría 5ta. No obstante, el auto de Karina apareció, en el estacionamiento, repentinamente inutilizado.
Un incidental torrente de arena desperdició el motor.

Con su sobriedad habitual, el doctor Oyarbide debiera hesitar, acaso en la tibieza del Bar Posadas, acerca de la inconveniencia política de cambiar la carátula.

Todo es historia standard

La ONG, de la beligerancia "antifílmica", se constituye en el 2001. Durante el éxtasis de la crisis que domaría, cual impetuoso cazador de tiburones, el Gran Piloto de Tormentas. Tal vez Filmus, como cualquier progresista standard, tenía lícito derecho de suponer que AMI era de las tantas ONGs también standard. Las que suelen arreglarse con el choripanerismo expreso del subsidio.

Sin embargo Alma Mater Indoamericana (AMI) contaba con el apoyo financiero de ciertos organismos internacionales. Y decidía dedicarse a la enaltecedora "lucha contra la pobreza, en la provincia de Buenos Aires". Una pobreza que abunda, en el país, casi tanto como la soja. Lástima que la miseria no pueda registrarse, aún, como commodity.

Desde el 2001, AMI se sumerge en la Erradicación del Trabajo Infantil. Computan haber rescatado, de la calle, a 4.500 niños que vivían de la basura. Gracias, aceptan, a programas financiados por la OIT-IPEC.

Con el balurdo de la alfabetización arrancan en el año 2004. Con un programa intitulado "Enseñar a Enseñar". Fue ampliamente difundido. Contaba con la adhesión, acusan, de 6.500 adultos. El objetivo principal consistía en completar los estudios de educación secundaria. Y con la elevación de un método propio, supuestamente innovador. Sin basarse en la socorrida fórmula, altivamente marxistoide, de los cubanos. Ni en los anacronismos voluntaristas del superior Paulo Freire.

El asunto pintaba con algún ribete de ejemplaridad. Los alfabetizadores convocaban, con sus propuestas de acción, bastante gente. Y atraían alguna loable atención mediática. Basta, para asesorarse, el Buscador de Google.

De manera que el kirchnerismo, sumergido en el fragor recuperatorio de la nueva política para el país en serio, no podía perderse la tentación servida de semejante masita. Y el 5 de noviembre del 2004, se firma el histórico convenio. Entre el ministerio y la ONG. Dentro del anunciado, con bocinas de autocomplacencia, Plan Nacional de Alfabetización. Trátase de una maravilla que comienza, recién, en el 2005.

Año clave, signado, menos que por la educación, por la ronda pueril de las elecciones legislativas, que marcarían la consagración de la señora Cristina Kirchner. Y el ocaso del aparato de porcelana, débilmente estructurado a partir de la inspiración del Piloto de Tormentas. Es decir, de Duhalde.

Todavía cantamos

A pesar de su hoy cuestionada seriedad académica, la ONG AMI, fuertemente difamada en el 2006, salió, en el 2005, con el estruendoso apoyo de los artistas selectivamente inventariados. Los divos oficiales del folklore mediático. Es el turno del vigor comprometido de Teresa Parodi. Del siempre suplicante, al victimizado Dios, León Gieco. Y por supuesto del negrito Víctor Heredia. "Todavía cantamos".

Todavía los muchachos eternos ríen. Mojan la medialuna comprometida con la estética ruidosamente ingenua del progresismo subestimador. Turno de la cruzada por la alfabetización electoral, de jóvenes y adultos. De cuando Daniel Filmus, el ministro Psicobolche, se encontraba más atento a la presencia de las cámaras, que al rigor de la enseñanza. Para consagrar a Cristina Fernández, había que poner toda la carne educativa al asador.

Con la colección de actos previsibles que derivaban en los monólogos brutales del Salón Blanco. Donde Kirchner y Filmus, en el esplendor de la miseria educativa, entregaban "certificados de alfabetizados". Chapas, supuestamente, de educandos. A desdichados que habían cursado, entre dos meses y cinco, a través de la ONG. En general adscriptos a estructuras enaltecedoras, como Barrios de Pie, Federación de Tierra y Vivienda, o el Movimiento Evita.

La Caballeriza

Tiempos de secreta nostalgia. Cuando la coordinadora del Ministerio, para las organizaciones sociales de base, era la señora Mary Sánchez. A propósito, fuentes perversas indican que la máxima función académica, de la señora Mary, consistía en llevar gente a los actos presidenciales.

Cargo que mantuvo, la señora Mary Sánchez, hasta marzo del 2006. Porque después partió para colaborar con Adriana, la hija de Rodolfo Puigros, hacia el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires. En carácter, según sus palabras, de asesora principal.

En diciembre de 2005, la señora Viviani, secretaria de Filmus, indica, a las autoridades de la ONG, que debían tratar, sin ir más lejos, con la Mary. Por la cuestión del título secundario.

Desde la ONG, sin otra alternativa, aceptan. Para oficializar a la gente que había estudiado, y culminaba con su formación. Las reuniones, de alto contenido curricular, se celebraban en el restaurante La Caballeriza. La de Puerto Madero. Ocurría que la señora Mary -según indica Karina-, sólo disponía de momentos, para recibirlas, en la hora febril del almuerzo.

También aceptaron. Debían invitarlas a almorzar. A la Mary y a la asistente, una dama que se aventuraba en maneras tendenciosas del hippismo.

En La Caballeriza, entre los plausibles chinchulines y los cautivantes "ojos de bifes", las idóneas funcionarias ministeriales les mangaron pasajes para Venezuela. Porque ellas, las astutas conectadas de la ONG, podían conseguirlos. Ocurría que las funcionarias no podían estar ausentes del Foro Social Mundial.

Entonces las idóneas funcionarias se desplazaron, en enero de 2006, por TACA, hacia Caracas, la capital de la flamante Madre Patria, la Venezuela Bolivariana. Con pasajes aportados por determinada diputada venezolana. Contactada, a los efectos del mangazo, por la ONG.

Transitorio epílogo con denuncias

Es preferible que sea el doctor Oyarbide, y nunca el cronista, quien trate las denuncias indecorosas de cohecho. Las "cometas" emocionales que debían desembocar en la terminal, el despacho más sustantivo del Palacio Pizzurno. Sede del ministerio de Educación. Cuyos pasillos Filmus, el Psicobolche, conocía de memoria, desde antes de jurar.

Desde que asesoraba, en instancias del diabólico menemismo, al ministro Rodríguez. Alias -vaya a saberse por qué- El Pelado. Y a la ministra Decibe, la Dulce. Cuentan, y acaso debe constar en la causa, que algunos audaces intermediarios ministeriales, como por ejemplo I.H., y  M.T., solían encargarse de la magna responsabilidad de solicitar comisiones. Las que debían subir, con formato de marroquinería, hacia el Ministro. Nunca menos, según las fuentes perversas, de 30.000 pesos.

La presión era constante, eso sí, para arrastrar gente hacia los actos de Kirchner. Incluso, en la plenitud de la campaña electoral, la ejecutiva de la ONG consentía en el error de encontrarse, con M.T., en "Sálvame María". Un reducto de Callao, entre Santa Fe y Marcelo T. de Alvear.

A los efectos de armar un acto en José C. Paz. Para que sean calurosamente aplaudidos el Presidente Kirchner y, de paso, ya que estaban, Filmus. Ambos hombres de estado contenían una insaciable sed de ovaciones populares.

Téngase en cuenta que la ONG actuaba en 14 Municipios. Pero particularmente en José C. Paz. El terruño que se había convertido en la virtual Unidad  Básica de Kirchner. Por ejemplo, después del zafarrancho colectivo del último 17 de octubre, en San Vicente, Kirchner llevó, a José C. Paz, los pagos de Ishi, a la confraternidad de sus ministros. Porque, como dijo el Presidente, en José C. Paz se sentía, siempre, como en su casa.

Por el convenio, el ministerio debía abonar, a la ONG, en concepto de viático, la miseria educativa de 50 pesos mensuales, por cada uno de los 1.400 alfabetizadores. Se pagó, efectivizado en febrero del 2006, hasta septiembre del 2005. Es decir, hasta un mes antes de las elecciones que signaron el triunfo de la nueva política.

Siete meses después, cuando la ONG decidía reclamar lo adeudado, iba a desatarse la pasión del escándalo. Con acusaciones, hacia la ONG, de falsedades. Con alusiones a las truchedades. Por no mantener abiertos los centros educativos que, según el ministerio, invocaban.

Despunta entonces la severidad, con aprietes indignos de los progresistas, explicablemente incapacitados para convivir con la adversidad de las huelgas  de hambre. Hasta hoy, el escándalo se encuentra contenido. Entre las fojas inquietantes donde hurga un juez rigurosamente preparado para evadirse de las resonancias.

Fuente: Por Jorge Asís Digital.

Educativos