La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Un Abal para la SIDE.

Por Sottovoce de Harrymagazine.

 

¿A quien ira la SIDE  a partir de diciembre es lo que se preguntan algunos inquietos analistas políticos, varias docenas de informantes periféricos y algunos delegados en el exterior? Naturalmente la pregunta no esta dirigida ni a Lavagna ni a López Murphy sino  al grupo de funcionarios que participan activamente en la interna entre cristrinistas, hombres del presidente con vocación de permanecer y un clima de fin de régimen que apunta sobre los cargos en donde el Estado mantiene privilegios en materia de remuneraciones y –sobre todo –libertad de contratación.

Algunos sectores  peronistas intentan potenciar cierta figura ligada al tradicional partido de Perón aunque otros optan por alguien que se ubique en el llamado campo progresista y en esa síntesis curiosa y algo mercurial despunta el nombre de Juan Manuel Abal Medina.

Ocurre que Abal Medina ya ha tenido bastante ingerencia en la SIDE–K a partir de su experiencia desde MÉXICO en donde se desempeñó en uno de los pocos países en los que rige la linealidad transparente del discurso político -el Partido- y en  la  llamada comunidad de inteligencia de ese país ha acumulado alguna experiencia que complementa su militancia en los envejecidos montoneros.

“Si  querés un cargo en MÉXICO tenés que conseguir la tarjeta con la señal, la contraseña, los tres puntitos “explico  alguna vez uno de los exiliados  argentinos que buscaba afanosamente cobertura en un país agradable y donde no se  tiene necesidad de conocer ninguna lengua extranjera.

Basta –a lo sumo – con despacharse con alguna trivialidad sobre la Patria Grande del colorado Jorge Abelardo Ramos ahora revisitada por los petrodólares del comandante Chávez. Y si citamos algo pictórico de Siqueiros o recordamos algo más moderno de Amores Perros el juego esta definitivamente hecho.

Abal Medina es un nombre irritativo para  los militares  –algunos quedan- y  acostumbra pasear su silueta de patriarca o guaso de caballería envejecido por un conocido hotel cerca de avenida de Mayo cuando recala en Buenos Aires.

Su ex mujer la primera  -ya ocupa  la cartera de Defensa o al menos la inexistente defensa administrativa y su hijo se desempeño como titular de asuntos estratégicos en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con medidas igualmente estratégicas, que nadie nunca se ocupó de analizar hondamente porque nada tenían que ver con los impuestos.

Cuando se junta con Horacio Vertvitsky sostiene que su padre tendría que ser presidente, mientras celebran la humorada con unos  tragos largos que degustan con la complicidad que podrían tener los párrafos más suculentos de la obra epistolar de Borges o Bioy Casares que se acaba de editar.

En un país ficcional la lucha de la interna del gobierno se parece a las capillas literarias de los años 30 en Buenos Aires. Florida o Boedo. Socialdemócratas o tercermundistas. Rosas internacionales o rosas telúricamente blindadas.

Abal Medina a la SIDE podría ser una reafirmación de un cambio que no será  tal pero su perfil, tan similar al de Mario Alberto Firmenich pone de relieve que en verdad el cambio nunca empezó. Y el coronel Premoli, lejos de los  atractivos negocios del cemento simplemente por longevidad aniquiladora y aniquilante nos propone entre tantas algunas conferencias, mientras el fallecido Prospero Fernández Albariños los saluda a ambos con un gesto de amistosa espera.

Con ese panorama, si es probable entonces que alguien piense seriamente en Abal Medina para la Side con el beneplácito del único beneficiado del asunto. El  embajador mexicano en Buenos Aires, un licenciado del cual ya olvide  completamente el nombre. Aunque también él, tenga la certeza, es poseedor de la mágica  tarjetita.

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