La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Apuntes sobre el nuevo conflicto por la memoria colectiva. Por Edgar Mainhard. |
Miles de padres han recibido durante los últimos días las preguntas de sus hijos, encomendada por los docentes como tarea para el hogar: "¿Qué pasó el 24 de marzo de 1976? ¿Cómo fue la represión?"
Me resultó curioso, en mi caso, otra pregunta que me hizo mi hija mayor, en el marco de la clase que acababa de terminar: "¿Vos sos de izquierda o de derecha, papá?"
Mis hijos conocen mi escepticismo sobre la enseñanza convencional, en especial porque creo que los docentes, al igual que los periodistas, son profesiones en declinación intelectual progresiva en la mediocridad argentina.
Lamentablemente cuando comencé a trabajar de periodista había mejores profesionales que hoy día, y también mejores docentes. Por ejemplo, un periodista o un docente que divide el mundo entre izquierda o derecha, y que atribuye lo sucedido en la Argentina de los ´70 y los ´80 a un conflicto entre izquierda y derecha, tiene una visión incorrecta de los acontecimientos.
La 1ra. cuestión es que la violencia política en la Argentina no comenzó el 24 de marzo de 1976. De lo contrario no podría explicarse cómo fue que había tantos "presos políticos" en los penales el 24 de mayo de 1973.
Sí es cierto que el conflicto ocurrió en tiempos de la "Guerra Fría" que enfrentaba a USA y a la URSS a escala global. Pero suponer que la URSS era "de izquierda" no resiste análisis. Además, el Partido Comunista Argentino no participó de la metodología de acción directa, que fue parte de la violencia doméstica.
Cuando los "presos políticos" son liberados, el 25 de mayo de 1973 (la mayoría de ellos legalmente detenidos y sometidos a proceso, más allá del horror inexplicable cometido por la Armada Argentina con el fusilamiento de Trelew el 22 de agosto de 1972), la mayoría de ellos decidió regresar a las actividades que habían provocado su detención. La única diferencia es que ahora lo hacían en el marco de un gobierno elegido con procedimientos democráticos.
Gobernaba el Partido Justicialista, pero la mayoría de quienes predicaban la revolución aún apelando a la persuasión de las armas, también eran peronistas. Aquí nace la división entre "peronistas de izquierda" vs. "peronistas de derecha".
Creer que Mario Eduardo Firmenich, jefe de Montoneros, una de las organizaciones peronistas en disputa, era "de izquierda" es tan estúpido -perdón por los docentes que así lo enseñan- como imaginar que el "maestro de ciencias ocultas" y aspirante a médium José López Rega era "de derecha".
En verdad, había una disputa por el poder. ¿José Ignacio Rucci era de izquierda o de derecha? ¿Y Lorenzo Miguel? Lo cierto es que los trabajadores metalúrgicos, el sindicato más poderoso de entonces, vivía un gran conflicto entre Rucci y Miguel y cuando sus "patotas" se cruzaban frente a la sede de la CGT, parecía que estaba por estallar la balacera en cualquier momento.
La sociedad argentina nunca se llevó bien con las ideologías, de lo contrario los partidos de "cuadros" (la militancia) hubiese prosperado cuando en verdad siempre fueron grupos minúsculos, élites sin penetración popular.
Luego, "¿A la derecha de quién? ¿A la izquierda de quién?", se preguntó el filósofo de la historia Edgar Morin, en un famoso ensayo que demostró la extraordinaria similitud que había entre Ronald Reagan y el ayatollah Ruhollah Khomeini.
Creer que la violencia argentina fue un conflicto entre "izquierda" y "derecha" es equivocado. Las bandas que ingresaban en forma ilegal a un domicilio, secuestraban y torturaban no eran "de derecha"; quienes fusilaron a Pedro Eugenio Aramburu no eran "de izquierda".
Sí es cierto que gran parte de los integrantes y simpatizantes de las organizaciones terroristas -en aquella época se autodenominaban "guerrilleros", término que apuntaba a justificar su violencia- simpatizaba con el régimen marxista-leninista de Cuba.
Pero, ¿Cuba es "de izquierda"? Entonces, ¿"la izquierda" propone un régimen de partido único, censura de prensa, represión de la disidencia y estatización unilateral de la propiedad privada? ¿Cuál sería la diferencia entre esa "izquierda" con la "derecha" europea de Francisco Franco o de Benito Mussolini?
Antes de avanzar en su explicación del pasado reciente, los docentes deberían incorporar conceptos básicos como que es una sociedad compleja y diversa, donde 1 + 1 no es 2, y donde las víctimas de la violencia política de los ´70 no fueron los que combatieron sino los que debieron soportar la violencia de otros.
La violencia fue tal que la sociedad reclamó orden y seguridad. Alguien podrá afirmar que hubo manipulación del "sistema" del reclamo popular. Pero no es verdad. La Argentina urbana era insegura. Y la Argentina rural en determinadas geografías como la de Tucumán tampoco era segura. La gente común estaba alterada por el desabastecimiento que provocó el fracaso del plan de José Ber Gelbard, por los conflictos sindicales que se multiplicaban y por la violencia política. Entonces se pidió a los militares que se hicieran cargo de la vigilancia urbana.
¿Quién iba a imaginar que los uniformados aplicarían procedimientos ilegales, con la complicidad de un poder político decadente como era el que tenía María Estela Martínez de Perón?
Por supuesto que había quienes apostaban al golpe de Estado pero aún eran minoría. Y si las organizaciones populares hubiesen llegado a un entendimiento, el golpe de Estado nunca hubiese existido. Es más: Jorge Rafael Videla y Roberto Eduardo Viola tuvieron que ser intimados por Ramón Genaro Díaz Bessone y Luciano Benjamín Menéndez para que decidieran movilizar las tropas de Ejército, porque ellos aún dudaban.
En verdad, los traidores a la democracia, antes que los militares y los civiles que complotaban fueron los dirigentes políticos de los grandes partidos populares, quienes estaban aterrados por la multiplicidad de peligros: la inflación, la violencia política y la falta de racionalidad de los actores sindicales.
El 24 de marzo de 1976 fue más el resultado de un vacío de poder que de la voluntad política de civiles y militares de apropiarse del Estado.
Lo más grave es que las propias organizaciones terroristas apostaron al golpe de Estado porque creían que aumentarían las "contradicciones del modelo", y habría más oportunidad de avanzar en la lucha armada que los llevaría al poder.
El rol de Montoneros y del Ejército Revolucionario del Pueblo en los meses previos al golpe de Estado no ha sido debidamente condenado por la sociedad argentina. Recuerdo que los únicos volantes que vi pegados en marzo del ´76 en respaldo de "Isabel" Perón eran del Partido Comunista Revolucionario, o sea del maoísmo argentino. Nunca encontré afiches del peronismo "bancando" a Isabel días antes del golpe de Estado.
En cuanto a la metodología de la represión ilegal ya había comenzado con el Gobierno constitucional y se profundizó con el llamado "Proceso de Reorganización Nacional", pero lo que debe cuestionarse es lo ilegal del procedimiento, no la decisión de reprimir a los terroristas.
Para mi esto es elemental porque, de lo contrario, ¿qué le estamos enseñando a los jóvenes hoy día? ¿Que era malo reprimir a los que ponían bombas o que lo malo fue detenerlos "por izquierda", robar sus domicilios, torturarlos y matarlos sin derecho a defensa en juicio? (ya que en la Argentina estaba vigente la pena de muerte).
Néstor Kirchner, por entonces, ya era un ascendente abogado en Río Gallegos, atacaba morosos y rescataba los activos en garantía. No es malo, lo que es increíble es que nunca haya hecho esfuerzo alguno por entender lo que no protagonizó. Y que hoy día, para que no se hable de que no puede ir a Santa Cruz porque lo putea la gente, monte el show con las mal llamadas "organizaciones de defensa de los derechos humanos", cuando los únicos derechos que les importa son los de sus protagonistas del horror argentino.
En cuanto a los docentes, que también simplifican la historia, deberían tomarse más en serio su profesión fundamental para el desarrollo de la humanidad. De lo contrario, deberán asumir su parte en el drama futuro, el de una sociedad pauperizada, marginal, sin esperanzas, librada al azar del próximo mesías que aparezca.
N. de la R.: Esta nota está basada en mi explicación a mi hija Dominique y dedicada a miles de padres e hijos que puedan haber tenido una conversación similar durante estos días.
Fuente: Urgente24.