La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Carlos Hugo Robacio. Por Francisco Malfussi. |
El día 30 de Mayo p. p. a las 00:30. se produjo el lamentable fallecimiento de un comprovinciano nuestro, un hombre de lustre, el Sr. Almirante (R) de Infantería de Marina Carlos Hugo Robacio VGM. Cuando la Guerra de Malvinas, fue jefe del famoso y heroico (reconocido por el enemigo inglés) BIM 5 (Batallón de Infantería de Marina). Con el grado de Capitán de Fragata comandó a 800 soldados del BIM 5 y a 200 del Ejército Argentino, estos últimos al mando del Mayor Jaimet, durante los feroces combates de Monte Tumbledown, Sapper Hill y Monte William, donde se enfrentaron con los “para” ingleses y con los gurkhas.
Como un homenaje a su valor de Soldado Argentino, y para conocimiento de muchos, que sin duda ignoran las hazañas bélicas de éste Héroe Argentino, que no tiene nada que envidiar a los que nos muestra a diario la televisión y medios cipayos de comunicación, en películas donde los soldados del primer mundo, con una parafernalia tecnológica impresionante se enfrentan a soldados descalzos, precariamente equipados y los derrotan a bombazos desde aviones ultra sofisticados y equipos dignos de la Guerra de las Estrellas.
Con Argentina fue distinto. Tuvimos el honor de combatir contra Inglaterra, apoyada por la Comunidad Europea…y los Estados Unidos. Países estos, que de más está decir el prestigio militar que tienen. Pues bien, contra ellos peleamos…y también contra cipayos “argentinos” enquistados tanto en medios civiles como militares, aunque parezca extraño, pero así fue.
En una larga entrevista concedida a un medio periodístico hace algún tiempo, decía esto el Contralmirante Robacio:
“Lo más humillante para un soldado es rendirse” y por eso cuando volvió de Malvinas temió “ser fusilado”. ”Yo creía que íbamos a dar la batalla final, como correspondía” pero no fue así luego que “toda la defensa se empezara a desmoronar y quedáramos solos”, reveló. “Yo lo que pensaba es que no iba a volver… No nos íbamos a regalar a los enemigos”, agregó.
El Contralmirante destacó en varias oportunidades que la Gesta en Malvinas “fue más que honorable” porque “se hizo lo que se pudo con lo que tenían nuestros soldados frente al poderío militar combinado del enemigo. Hoy, a 25 años del final de la “cruenta batalla” (en el 2007 se realizó esta entrevista) el militar dijo sentirse “sorprendido” al enterarse que “las bajas de ellos triplicaron las nuestras”.
“A Malvinas llevé un 80% de conscriptos ya dados de baja. Eran civiles. Volvieron al Batallón y fueron voluntariamente. Anduvieron bien porque eran valerosos. Fue mérito de todo el equipo. No cedimos. El My. Mike Seear, Jefe de Operaciones de los Gurkhas, quedó tocado por el enfrentamiento contra nosotros. En Inglaterra me dijo “ni mis hombres ni yo pasamos nunca tanto miedo como cuando nos enfrentamos a su Batallón. Sus hombres eran demonios tirando. Eso se debió al entrenamiento que tenían”.
“Peleamos contra los ingleses, no contra cualquiera, y ayudados por los norteamericanos. No fue un paseo, ni para ellos ni para nosotros. Eso sí, están admirados de como peleamos”.
“Tenía a mi mando 800 hombres del Batallón y 200 efectivos del Ejército, con los que luchamos en el momento más crítico y más feroz del ataque inglés, pese a ello, se registró un grado increíblemente ínfimo de bajas: 30 muertos y 105 heridos… Como contrapartida les provocamos al enemigo el más alto número de muertos; aunque no lo reconocen oficialmente en la zona donde peleó el BIM 5 los británicos perdieron 359 hombres, ¿De dónde saco esa cifra? Ellos mismos me lo dijeron”.
“De los 74 días que pasamos en Malvinas, 44 recibimos fuego permanente sin poder responder. Solo los 4 o 5 últimos días fueron de combate real para nosotros”.
“Todos sabían lo que estaban haciendo. Me conmovió la entrega del Subt. Silva, del Ejército, que se incorporó a mi Unidad cuando se replegó el RI 4. Silva era un valiente. Vino y me dijo que lo destine en el lugar donde se iba a luchar más duramente. Fue a Tumbledown. Murió con sus 4 soldados, peleando con la mayor bravura. Allí estaban los escoceses (muy buenos, como los “para” ingleses) y los famosos gurkhas, que eran buenos soldados y nada más, morían igual bajo el imperio de las balas, era más la propaganda que les precedía.
Caían como moscas. También recuerdo a un conscripto que desobedeció mis órdenes. En un momento del combate en que los británicos eran rechazados, él corre detrás de ellos, baleándolos sin parar. Yo le ordeno que se detenga. Pero él sigue. El fuego enemigo lo alcanza y cae muerto. Yo mismo lo enterré. Estaba a 500 metros delante de las posiciones en que debía estar… y rodeado de enemigos muertos. Actos de arrojo así hubo a montones, aunque no por desobedecer mis órdenes”.
“Yo no soy ni bravo, ni valiente, ni nada por el estilo. Soy un hombre común. Tengo miedo cuando cruzo la calle. Pero en Malvinas no pude tener miedo…” “Si sentí amargura. Ha sido la más grande amargura de mi vida, en dos momentos críticos: uno, cuando tuve que ordenar el inicio del repliegue hacia Sapper Hill; y el segundo, terrible, cuando entró mi batallón, desfilando, armas al hombro, entero, a Puerto Argentino. Eso significaba la rendición. Ahí aflojé, y lloré”.
A las 3 de la madrugada del 14 de Junio hicimos uno de los contraataques más intensos contra el enemigo, en Tumbledown, junto con la compañía del Ejercito del Mayor Jaimet. Ellos son los que chocan con los famosos Gurkhas. Los nuestros eran más o menos 150 hombres. Ellos eran entre 800 y 1.000. Allí concentré el fuego de la artillería del Ejército, de los Grupos 3 y 4 que me apoyaron indiscriminadamente, con el Cnl. Balza y el Cnl. Quevedo. Según me contó luego el Gral. Inglés Wilson de la 5ta. Brigada -con quien conversé cuando estuve prisionero- allí solo quedó un tercio en pié. Los barrimos. Aunque ahora la propaganda oficial la niegue. Fue así.
“Todo un regimiento de ellos chocó contra 60 u 80 hombres míos, y los bajamos sin asco, y los páramos. Una de las preguntas que me hicieron fue porque no había contraatacado, si les habíamos quebrado el ataque. Yo tenía a la Cía. Mar lista para el contraataque, pero la realidad es que, cuando podíamos hacerlo, ya no teníamos munición. Por otra parte, había llegado la hora del repliegue.
Sobre nuestras posiciones caían mil proyectiles de obuses por hora, además del bombardeo naval, más los aviones y los helicópteros. Era tremendo. Así y todo, podíamos haber contraatacado, de haber tenido un poco más de munición. Pero no hubiera cambiado el curso de la batalla. La suerte estaba echada. Claro: los ingleses no sabían mi situación real. Esperaban el contraataque nuestro. Rezaban, me dijeron para que no lo hiciéramos. Pero… ¿Con que?… Cuando les conté que nosotros éramos un batallón, no lo podían creer”.
Esto es un simple repaso de una parte de la vida de éste verdadero Héroe, que hoy por supuesto nadie conoce ni se acuerda de él. Y por supuesto que del lado oficial ni que hablar. En sus conferencias, siempre habló de priorizar la UNIDAD DE LOS ARGENTINOS por sobre todas las cosas. El pasado ya fue. Hoy estamos todos fragmentados, enfrentados como enemigos, y lamentablemente todo fogoneado desde el mismo poder central. Y fijémonos lo sucedido a Yugoslavia. Afloraron los enfrentamientos internos, vinieron las Naciones Unidas y terminó dividida en varias repúblicas.
Yo, como ciudadano comprometido, me veo en la obligación de responder, dentro de mis magras posibilidades, a toda esta campaña de mentiras y tergiversaciones con las que envenenan las mentes de niños y adolescentes. Y reitero, a mí no me van a contar una película distinta PORQUE YO VIVÍ ESA ÉPOCA Y HASTA EL DÍA DE HOY LA HE ESTUDIADO Y SIGO ESTUDIANDO.
¡Que el Sr. Almirante D. Carlos Hugo Robacio Descanse en Paz! ¡Cumplió con la Patria!
Fuente: Corrientes Opina.