La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Kirchner y el estilo "Cow Boy". Por Carlos Berro Madero. |
Hace algún tiempo, nos referíamos a nuestro Presidente como un caracterizado émulo de Cocodrilo Dundee, aquél actor de cine australiano que en una película se paraba con ojos azorados frente al Plaza Hotel de Nueva York, mientras le ensillaban su caballo para recorrer la ciudad al galope en su grupa.
Las alegrías y tristezas juveniles y adolescentes del señor Kirchner, siguen mezclándose en forma continua y variada según sean las circunstancias, y casi siempre como consecuencia de acontecimientos que no comprende que están más allá de su voluntad personal.
Mientras tanto, en sus viajes al interior y el exterior de nuestro país, alterna rabietas y sorpresas, disfrutando como un niño al ser invitado a tocar la campana de apertura de la bolsa de valores de Wall Street (un botón electrónico en realidad), mientras muy “enojado” (sic) se da el “lujo” (¿) de no asistir al programado agasajo del presidente norteamericano para los jefes de Estado que viajaron a la Asamblea de la Onu, por manifestar que el discurso previo de Bush había sido una exhibición de “poder” (qué otra cosa puede ser y hacer el jefe de un país que ha conquistado supremacía por su lucha inclaudicable por el progreso y la libertad, situándose a la cabeza del mundo por méritos propios).
Mientras tanto, puede advertirse que don Néstor no se ha percatado de la existencia de ciertos postulados que permanecen invariables desde centurias en el mundo entero.
En ellos se sostiene que “la perfecta libertad es aquella que propicia que todos los hombres puedan ordenar sus acciones y disponer de sus bienes como ellos piensen que más convenga”, y que sólo “están sujetos a la obediencia de la ley natural que supone el hecho de que nadie puede perjudicar al prójimo en su vida, salud, libertad o propiedad” (Locke) “y en razón de que el estado natural es inadecuado en su esencia, los hombres aceptan limitarse (voluntariamente y no presionados) en la sociedad civil a la que pertenecen, no solamente en su libertad de acción, sino también en su libertad de opinión” (del mismo autor).
El primer principio que debe tenerse en cuenta al traspasar la edad púber, -edad que en Argentina no han abandonado aún muchos políticos-, es que la lucha entre libertad y autoridad está inscripta en toda la historia de la humanidad. El desafío resulta entonces en encontrar límites al poder, estableciendo reglas generales claras y justas para TODA la comunidad. Las limitaciones otorgadas por ellas, fueron las que se tuvieron en cuenta siempre para preservar el derecho de las libertades individuales (aquellas que menea oblicuamente nuestro Presidente, mientras mira para un solo lado).
Ninguno de los integrantes de nuestra Pareja Real parece entender estas cuestiones, y en la cumbre de su precariedad intelectual, no hacen más que apelar a discursos y actitudes autoritarias y descalificadoras (como las empleadas en su reciente viaje a USA), porque carecen de discernimiento acerca de lo que ocurre en la realidad.
Como sostienen algunos filósofos contemporáneos, la Argentina no puede quizá ser entendida sino a través de los postulados de un mundo mágico, que nos lleva a tropezar siempre en algún recodo del camino, y quedarnos por largo rato a su vera lamiéndonos las heridas que nos infligimos nosotros mismos por nuestra propia torpeza. HOY, LOS KIRCHNER REPRESENTAN COMO NADIE ESTE PARADIGMA.
No hemos podido aún grabarnos a fuego en nuestra mente, que hay una sola manera de aproximarnos al conocimiento completo de un asunto, y es OYENDO TODO LO QUE PUEDAN DECIR SOBRE ÉL PERSONAS DE DIFERENTE OPINIÓN, Y ANALIZANDO EN PROFUNDIDAD TODAS LAS FORMAS EN QUE SUS CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES SON VISTAS POR ELLAS.
Recordando en este punto a John Stuart Mill, agregaríamos que “considerar cierta una idea porque no hay otros que podrían objetarla SI LES FUERA PERMITIDO, pero A QUIENES SE IMPIDE ESTE DERECHO, es asumir que nosotros, y aquellos que están de acuerdo con nosotros, somos los jueces de la verdad y por tanto juzgamos siempre sin tener en cuenta la opinión de los demás.”
Y así va por los barrios, -y lo que es peor por el mundo-, este matrimonio, mientras sostiene sus pretendidas verdades asentadas en conceptos elementales casi similares a los del far west, rodeados de los nuevos amigos “voluntarios” que los están ayudando en su pretensión de tapar el cielo con un harnero, mientras se distribuyen alegremente el fruto de dádivas y acomodos. Porque el viaje de una comitiva de 44 personas alojadas con lujo y confort para que el jefe de todos ellos toque una campana y se relaje un poco, nos parece bastante desproporcionado en orden a sus fines.
Que nos lo digan si no, la señora Miceli y el señor De Vido que no saben cómo hacer para pintar a la acuarela sus escuálidas reuniones de “negocios y propuestas de inversiones”(¿cómo las de los chinos?).
Nos viene a la memoria también en este momento, la historia del rey que paseaba desnudo ante su corte y a quien todos decían admirar por su exquisito “ropaje”, hasta el día que un niño, con inocencia, clamó a voces la realidad de su desnudez.
El Presidente y su esposa, si fueran más profundos y perceptivos, y estuvieran menos aferrados a su accionar vaquero, tendrían que haberse dado cuenta hace rato que las encuestas que parecen alimentar hoy la columna vertebral de sus actos de gobierno, reflejan solamente el “humor” del ciudadano en un momento determinado; y que éste, con el mismo instinto visceral, tenderá a rechazar, -tarde o temprano-, una realidad que pueda tornársele adversa, si comprueba que no fue advertido a tiempo de la falacia de cualquier argumento que en definitiva resulte contrario a los fines que anhela .
La reflexión más concreta sobre los afanes del señor y la señora Kirchner, la ha formulado el señor Potash, historiador norteamericano de mucho prestigio internacional que conoce el tema argentino a fondo, quien les aconsejó que en vez de gastar sus energías en retrotraer el pasado, aplicando recetas abandonadas por todo el mundo desarrollado exitoso, las destine para responder a “una verdadera reforma política (sin reelecciones indefinidas agregaríamos), restaurar estructuras de crédito, combatir el hambre y la pobreza, mejorar la calidad de las escuelas y otras muchas cuestiones que DARÍAN SOSTÉN A LA CONFIANZA PÚBLICA EN UN FUTURO MEJOR.”
Al momento de escribir estas líneas, hacemos planes para precavernos de los posibles inconvenientes que nos cause -entre otros-, una política energética al borde del precipicio, manejada con informaciones distorsionadas y voluntaristas, proveyéndonos a tal efecto de velas y un sol de noche.
Al mismo tiempo, pensamos de qué manera podríamos recordar nuevamente a nuestros gobernantes, que la pólvora ya fue descubierta por los chinos hace siglos.
Será quizá por eso mismo que no han venido a inundarnos con sus yenes como se nos quiso hacer creer hace poco tiempo.
Fuente: NOTIAR