La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

La verdad de la llamada “banda ancha”.

Por Dr. Juan de Dios Romero.

Todo el mundo habla y casi nadie explica. He aquí una explicación en lenguaje común, que lo pude obtener en un fecundo diálogo con un Ingeniero y amigo como quedan pocos y que comprende muy bien que la tecnología puede ser vendida, también, como lo que no es. 

Hablando de Internet, encontramos contenidos que se caracterizan por utilizar mucha información en muy corto tiempo. Cuando se transmite o recibe, por ejemplo, una fotografía, de modo de poder presentar casi instantáneamente todos los puntos que la componen, cada uno con su información de luminosidad y color, se debe disponer de muchísimo más información instantánea que un mail o que la voz.  

Una película, con sus imágenes en movimiento, necesita por lo tanto mucho más información disponible por segundo transcurrido que una fotografía. Almacenar un libro o en general un texto de gran volumen en pocos segundos también implica hacer disponible (transmitir o recibir) una gran cantidad de información por segundo. La telecomunicación o envío de este tipo de contenidos con gran rapidez, es decir, con gran velocidad o flujo de información por segundo, merece clasificarse bajo un nombre que la designe.  

Para el usuario resultaría más comprensible que ese concepto se refiera a qué tipo de contenidos se transmiten; sin embargo, en la práctica se ha recurrido al aspecto técnico del asunto, esto es, a la capacidad de transmitir una cantidad relativamente alta de información a gran velocidad, al envío de mucha información con gran rapidez. Esta característica técnica resulta suficientemente abarcativa como para elaborar una definición, ya que es indiferente al tipo de contenido.  

Podría decirse, entonces, “telecomunicaciones de alta velocidad” de “de alta capacidad”, y con ello resultaría suficiente. Pero a los técnicos les preocupa más cuán grande es el canal de transmisión que necesita una comunicación que el contenido de la misma. Por ejemplo, un canal de TV necesita un canal 600 veces más ancho que una estación de radio de amplitud modulada (AM).

Esa anchura del canal o “banda de frecuencias” ocupado por la transmisión está relacionada matemáticamente con la velocidad de transmisión, de modo que a más velocidad más anchura del canal o banda.  

Resultado: se adoptó el término “banda ancha”, que es estrictamente técnico, pero que puede entenderse como un canal suficientemente ancho tal que puede encauzar un gran flujo de información con gran velocidad, tal como la requieren ciertos contenidos que antes mencionamos y muchos otros existentes o que irán seguramente apareciendo.   

En Internet, la banda ancha permite, entre otras aplicaciones, intercambiar información general (libros, contenidos de audio, como por ejemplo música y video, como por ejemplo películas, etc.), realizar comunicaciones de audio y video (voz, videoconferencia, etc.), mensajería (correo electrónico, mensajería instantánea, chat, etc.), recibir servicios de difusión (radio y televisión), navegar páginas en la Web Site, participar en juegos interactivos, realizar operaciones comerciales y financieras (como por ejemplo a través del homebanking). 

Con un poco más de detalle técnico, se comenzó “a hablar” de Internet de ‘banda ancha’ con la aparición de las tecnologías x DSL y DOCSIS (Cable-modem), las cuales permitieron alcanzar velocidades que hicieron posible intercambiar tráfico como la voz y el video en tiempo real, descargar desde la red el contenido entero de un CD o DVD en pocos minutos, etc.  Cuestiones que no se podían lograr con las tecnologías de acceso anteriores como el dial-up.  

En el mundo de los terminales móviles, se dice que LTE permitirá –(en el futuro)- el ‘verdadero’ acceso en forma inalámbrica y móvil a Internet de Banda Ancha, mientras que las tecnologías actuales como GPRS y EDGE “no lo logran”.

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