La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
El primer mes de ausencia de J. J. López, El Ausentado. Por Oberdán Rocamora |
EL 8 DE RIVER
1.- El primer mes de ausencia de J. J. López, El Ausentado. MAGDALENA (de nuestro enviado especial, Oberdán Rocamora).- La búsqueda es fervorosamente inútil. A través de recursivos descampados. Entre juncos, baldíos y zanjones...
Sin embargo no aparece Jorge Julio López. Alias Tito. O el 8 de River, por J. J. López. A pesar de las súplicas contablemente distractivas de las movilizaciones que pugnan por un justo "castigo a los culpables". Sería recomendable encarar la búsqueda por el interior de ciertos campos cercados. Campos que pertenezcan a alguien. De los campos que, para penetrarlos, tornan indispensables las órdenes de allanamientos.
En todo caso ya puede ser tarde. Aunque se hurgue entre los campos con alambradas de referencia. Tarde como en el tango "Tarde". Como darse cuenta “que al final, se vive igual mintiendo”. “Y ahora que no es hora para nada”. Es tarde para encontrar, en definitiva, nada.
Ni siquiera las cenizas que correspondan a la memoria epigonal del señor Tito. Alias J. J. López, por aquel 8 de River.
Al mes de extraña ausencia de El Ausentado, los investigadores oficiales están tan indigentes como cuando llegaron de España. Carecen de la menor novedad y contienen alguna interna policial impenetrable. Al menos para la curiosidad irresponsable del cronista que prefiere no dar crédito a las confidencias que se invocan por ejemplo en el Bar de Guarella.
Contienen hasta escenas de aprietes con clavos de crucifixión. Con relatos de reprimendas riesgosas hacia "un clavado", propias de "la mejor del mundo". Del estilo de: "Decile a Tal que se quede quieto y no avance con ninguna investigación". Sin modestia artificial, la pista más firme la ofreció el Portal.
La pista sitúa la ausencia del 8 de River desde el 19 de septiembre. Por los pagos de Atalaya, partido de Magdalena. Precisamente en una casa ubicada detrás de una tranquera. Más allá del puente sobre el Arroyo Buñírigo. Después de la casa con la inscripción VIDU.
VIDU pertenece a dos honorables varones que se aman y vuelven a Atalaya con menos frecuencia. Y antes de la casa del parquero, alias El Tucán. Por la calle que desemboca, a unos ochocientos metros más allá, en la Estancia La Primavera. Doscientas hectáreas que pertenecen a don Reinaldo.
Perros del veredicto
Conste que se silencia hasta el veredicto sabio de los perros policiales. Los perros que fueron desautorizados en apariencias por otros perros. Los perros del veredicto virtualmente enloquecieron frente a la tranquera anticipatoria de la casa. Los perros del veredicto olfatearon un colchón del que aún nadie se atreve a pedir explicaciones. Ni siquiera al dueño presunto del colchón.
Trátase del señor Delegado Municipal de Atalaya. Alias Durso. Tampoco nadie le pide la menor clarificación al señor Intendente "Cash" de Magdalena. Trátase del transitorio felipista Fernando Carballo, superior jerárquico de Durso. Un alcalde tan ocupado que no pudo responder nuestros llamados.
Pero entre las mesas del Bar Guarella, situado en las proximidades de la Municipalidad, se acepta sin mayores reparos que el Intendente mantiene la palabra prohibida. Al menos con respecto a la temática del "8 de River". Según nuestras fuentes lo pidieron desde las alturas del gobierno nacional que suelen puentear clásicamente al gobernador de adorno.
Para que no hablen nunca más del tema del "8 de River" con nadie. Ni el Intendente "Cash" del kirchnerismo ni el Delegado Municipal enrolado en la misma línea transformadora. Porque telefonearon al Intendente Cash para ordenarle silencio. Desde un despacho claramente identificado por el inicio de la calle Balcarce.
De todos modos las mesas del Bar Guarella tampoco nunca preguntan. Como las mesas del Cafetín de Buenos Aires resultan ideales para llorar una tarde el primer desengaño.
2.- Sobre ciertos Profesionales no reconocidos.
EL ASADO
Para hacer un Asado de profesional hacen falta doce horas. Para que del cuerpo no quede absolutamente nada. Sólo un bloque espeso, sólido, no muy duro, que puede tajearse con la pala. Y esparcirse los restos naturalmente entre la tierra.
Para hacer un Asado de profesional hace falta bastante nafta. O gasoil. Un Asado profesional puede hacerse con 100 litros de combustible. Aunque cualquier profesional puede hacerlo con 20.
Son necesarios los fuertes pedazos de algarrobo para hacer una gran pira. Maderos ideales para durmientes, colocados en paralelo.
“Y en el medio se acomoda el cuerpo”.
Con un embudo hay que ponerle, desde la boca, al cuerpo, el combustible. Todo que le entre. Otro dato gravitante para el uso del profesional: Es indispensable acomodar la cabeza de punta. La cabeza debe ubicarse siempre contra el viento. A los efectos que en la cabeza el fuego le agarre más rápido.
Porque la cabeza es lo primero que se debe borrar. Para que se extienda paulatinamente la incineración hacia el tronco. Porque cuesta quemar el tronco. Lleva mucho más tiempo el tronco que la cabeza.
Los parias aficionados suponen que es muy simple deshacerse de un cuerpo muerto. No entienden nada de desapariciones. Alfred Hitchcock supo detenerse en las dificultades técnicas que surgen después del crimen. Como si matar fuera más fácil que desligarse para siempre del muerto.
El Asado resulta ser el mecanismo aconsejable para desaparecer un cuerpo. “No queda ni un rastro de nada”. Durante la lucha contra “la subversa”, los “polis”, infinitamente más astutos, prefirieron utilizar el sistema del Asado. Algunos verdes, sobre todo los azules, en lugar del Asado preferían el sistema Sol Jet.
Consistía en arrojar los cuerpos al agua desde los aviones. Sin embargo los cuerpos podían reaparecer en la costa del Uruguay. En cambio con El Asado puede asegurarse que no queda ni siquiera la memoria. Y El Asado un Profesional lo puede hacer en cualquier quinta.
Lo menos que puede llamar la atención es una humareda. Siempre hay algo para quemar en la provincia.
3.- Sobre un informe sucinto sobre Buchones.
VALSES DE STRAUSS
A Kirchner hay que felicitarlo. Finalmente Kirchner logró el objetivo de reinstalar la problemática de los setenta. Justo cuando se hacían colas tácitas para olvidarla. Los Profesionales suelen reconocer el faltante de 8 mil desaparecidos. De ningún modo Los Profesionales aceptan hablar de 30 mil.
Resulta contablemente anacrónico detenerse en cuestiones inherentes a la aritmética macabra. Debe aceptarse que 100 ausencias definitivas representan una catástrofe.
Los Profesionales mantienen contabilizados, con rigurosa exactitud, a Los Buchones. Los marcadores de puntas, conocidos en el Portal como los Krupoviesas. Los Profesionales admiten la sobrevivencia de 350 Buchones que cantaron y contaron. A fuerza de liberarse de la doblegación impuesta por Susanita. Recuérdase que se denomina Susanita a la picana.
De los 350 Buchones que sobrevivieron, entre 50 y 55 supieron insertarse en el achanchamiento de la vida sedentaria. Se reubicaron como giles en la sociedad. Para disponerse apasionadamente a olvidarse de la magnitud de sus calvarios. Más de la mitad de los Buchones reubicados viven en general afuera de las grandes ciudades. Muy proclives a la pastoril tranquilidad Los Buchones buscaron pueblos de provincias.
El Informe sobre Buchones indica que se registraron doce matrimonios entre represores y reprimidas. La otra noche ocurrió el casamiento cinematográfico de la hija de uno de estos felices matrimonios de Estocolmo. Téngase en cuenta que entre las mesas se mezclaron diversos cuadros de cada bando de la época. Con sus respectivas mujeres.
Cuentan que primero el ambiente estuvo algo tenso pero que después fue formidablemente distendido. Salieron a bailar en bloque los valses de Strauss. Enternecía verlos entre las vueltas de los valses de Strauss.
Los represores que buscan reciclarse no tienen inconvenientes con Los Buchones dedicados a la vida sedentaria. Para los represores representan un problema el resto mayoritario de los Buchones. Los 300 Buchones que pudieron reciclarse con justas ambiciones de protagonismo político.
Los Buchones reciclados son los que más odian y deschavan a los profesionales de la represión que buscan la reciclación imposible.
Los Buchones los odian por lo que moralmente hicieron con ellos los Represores. Por haberlos transformado en Buchones que se disponen a buchonearlos hasta la eternidad.
Fuente: JorgeAsísDigital