La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Educar-nos como padres. |
“…la educación viene del hogar, la instrucción viene de la escuela” J.Barylko .”En busca de los valores perdidos” Edit. Santillana.
Palabras también perdidas como los valores, que parecería que él todavía nos incita a buscar, las del maestro Barylko ya que se ha olvidado socialmente el carácter fundacional del hogar y solamente pensamos en la escuela como el inicio de la educación. Confundimos los cambios sociológicos de las formas familiares (familia tradicional, familias ensambladas, familia con madre sola o padres solos con hijos, etc) con lo que es la vida familiar.
Mas allá de los cambios sociales que han llevado a nuevas formas de unión es un testimonio vivo y claro que hemos perdido vida familiar. La vida familiar parecería ser el "anticuerpo" frente los distintos fetiches mágicos que nos proporciona la cultura de masas y televisiva asociada al marketing y a la publicidad. Sin vida familiar (valor ausente en la mayoría de las casas ) no va a haber crecimiento posible.
La heladera llena o vacía (en muchas ocasiones la única y muda presencia activa) es solo el reflejo de una mesa familiar inexistente. No solo en la vida comunitaria estamos ciegos y sordos ante la pérdida de este valor central para el desarrollo humano sino también en la lucha política. En estas elecciones nadie planteó el tema familiar como un tema de magnitud.
Los distintos síntomas del deterioro social como la delincuencia juvenil, el apogeo de las conductas marginales y las tribus urbanas, los niños abandonados, el apaleamiento y violencia a menores, el deterioro de la función adulta e inconsistencia de los modelos que les planteamos a los jóvenes, etc.; ni se mencionan y solo aparecen las soluciones en políticas de seguridad y/o de subsidios (tema importante pero no excluyente de los otros). Es que la vida familiar se ha transformado en nuestro país en un tema aparentemente “conservadurista” o de “derecha”. No hay nada más sectario que transformar un tema de valores ciudadanos, que por ende atañe a todos, en una denigración o “latiguillo” político.
J. Kennedy a principios de la década del 60 le consultó al gran analista de niños J. Bettelheim sobre el futuro “negro” que se avecinaba en la sociedad americana y éste le dice (en sus memorias): ..”proteja la vida familiar porque de lo contrario la tiranía del marketing y de la droga se apoderarán de los jóvenes” (profecía parecería cumplida en esa comunidad).
Mientras tanto Churchill luego de la Segunda Guerra Mundial al observar la cantidad de hijos solos y abandonados luego de los bombardeos sobre Londres y otras ciudades le pregunta al más grande de los analistas de la segunda mitad del siglo D. Winnicot como enfrentar esta realidad y el gran pediatra inglés inglés le responde: “busque familias honestas para esos chicos; así rescatará en el futuro no solo la integridad de ellos sino también la vida democrática de nuestra nación”.
Nosotros también hemos vivido situaciones delicadas de tipo económico y social pero es en la vida familiar, siguiendo orientaciones de esos dos genios, donde el hombre adquirirá autonomía o sea libertad y la sociedad se encontrará con la vida tolerante de las democracias. Es que el primer seno de la Ley es la vida familiar luego la Ley social coronará la entrada en lo social al niño que va a convertirse en joven.
Detrás de la pérdida de la vida familiar hay un conjunto de valores que se expresan en el acompañamiento a la prole lo que cae. Surgen así en nuestra sociedad tres tipos de familias (por la experiencia de nuestros equipos en la tarea con adolescentes y jóvenes con consumo de sustancias y trastornos severos de personalidad de todas las clases sociales):
a. El hijo que crece o mejor dicho decrece a la "intemperie" (puede tener casa pero no lo circundan ni valores ni contención afectiva y entonces es un hijo solo apto para ser “domado” desde distintos circuitos del deterioro y la marginalidad).
b. El miedo a los hijos o sea niños con padres adolescentes que claudican y dimiten de su rol y papel (a lo largo del desarrollo se transforman en padres cómplices de jóvenes que entonces crecen en la anomia (anemia de valores y normas).
c) Padres que someten a los hijos ya sea desde la violencia, los mandatos y que incrementan la imposibilidad de desarrollar un proyecto autónomo y libres para sus hijos. En próximas notas seguiremos dando mensajes que apuntan a la educación familiar (tema importante en los países desarrollados) y que forman parte de un proyecto de ESCUELAS PARA PADRES que GRADIVA realiza con ALDEA GLOBAL (sistema de educación satelital).