La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Anclaje de entidades negativas.
Por David Topí. |
En muchas sesiones de limpieza y sanación, encontramos leyendo el registro akáshico de una persona que tiene una o varias entidades que llamamos “negativas”, ancladas al aura. ¿Porque se nos anclan estas entidades? ¿Que son? ¿Como nos afectan? La cosa no tiene mucho misterio, y para decirlo simplemente: nuestro sistema energético no es otra cosa que “comida” para estas entidades.
Yo Superiores “negativos” y entidades del astral
Tanto aquellos Yo Superiores que no disponen (han desconectado conscientemente) de la fuente de energía “universal” como aquellas entidades del bajo astral que subsisten a base de emociones deben “conectarse” a algo o alguien si desean “mantenerse vivas” (por decirlo de alguna forma). Este “alimento” lo encuentran principalmente en el campo energético que todos emitimos, y que proporciona el sustento perfecto para que una o varias de estas entidades traten de aprovecharse del mismo. Lo que hacen es, una vez enganchadas, generar artificialmente un cierto tipo de emociones negativas en la persona que genere esta energía de la cual se nutrirán.
Ninguna entidad, del tipo que sea, puede anclarse a nosotros si no le damos permiso, por lo que siendo conscientes de ello, podemos evitar en todo momento que se nos enchufen al aura, pero evidentemente esto no es común, y nos encontramos que tenemos una, dos o cinco entidades sin saber como ni porqué les hemos permitido que se anclarán a nosotros.
Permiso durante el sueño
Hay muchas formas en las que estas entidades tratan de engatusarnos para que les permitamos el enganche, entre ellas, disfrazarse de lo que no son: guías, maestros espirituales, ángeles, seres “de luz”, etc., etc. Pueden entrar en contacto con nosotros especialmente durante el sueño, cuando nuestra alma vaga libre por el astral y va “socializando” con otras entidades y seres que nos vamos encontrando por esos planos. El simple hecho de entablar una conversación con algún ente que parece “interesante” y que nos ofrece cualquier cosa a cambio de que luego le permitamos “coger” un poquito de la energía del cuerpo físico, suele ser lo más normal. Es por ello que no comprendemos como se nos ha podido enganchar una entidad negativa, y es que la mayoría de las veces, ocurre mientras dormimos.
Algo a cambio
Sin embargo este anclaje no se hace gratis. Normalmente siempre nos ofrecen algo a cambio. Es muy curioso porque cuando preguntamos que nos ha ofrecido la entidad o que le hemos pedido para dejar que se enganche, salen cosas tan profundas como amor eterno, cariño, seguridad física, etc. Es decir, pedimos cosas que parece que a todos nos faltan en el plano físico, o por lo menos, que no se corresponden como creíamos conocerlas antes de estar encarnados.
Al menos, en una lectura, eso nos da una indicación de alguno de los deseos más profundos del alma, que no tiene porque cuadrar para nada con lo que la mente lógica y racional desea cuando estamos despiertos. Puesto que en el astral no es posible camuflar lo que uno siente, ya que nuestro cuerpo emocional esta completamente a la vista de todos, estas entidades saben muy bien lo que anhelamos profundamente y juegan con ello.
Evitando los enganches
Hay sitios en los que es más fácil que una entidad nos eche el ojo para luego intentar engancharse que en otros, en los cursos siempre lo comentamos medio en broma, pero no hay mejor lugar para encontrar “comida” que las convenciones y congresos, y reuniones y cursos, de personas y cosas “espirituales”, pues la energía que radian, a priori, suele ser bastante más alta que en otros sitios, y por ende, es un bocado más apetitoso (discotecas, conciertos, campos de fútbol y otros lugares donde hay concentración masiva de personas completan la lista).
Aquellos que son conscientes de ello ya limpian estos lugares antes de este tipo de eventos, pero imagino que no todo el mundo se da cuenta de ello y muchos de nosotros nos vamos a casa con una entidad acechando que tratará luego de que le demos permiso para anclarse a nosotros. En todo caso, antes de irnos a dormir, siempre podéis decir “esta noche prohíbo dar permiso a ninguna entidad que me encuentre por muy tentadora que sea su oferta”, y a ver que pasa.
Dando permiso a entidades negativas.
Una de las razones más comunes para algunos de los problemas que tenemos, y sobretodo, para cierto tipo de emociones y sentimientos que surgen en nosotros y que no nos hacen sentir precisamente bien, son anclajes en nuestra aura de lo que llamamos almas o entidades negativas.
Puesto que vivimos en un universo dual de libre albedrío, no pueden existir almas positivas si no existen almas negativas. Ambos extremos son reflejos de las polaridades que gobiernan este juego en el que estamos metidos. No se puede “eliminar completamente” a la oscuridad, porque entonces “la luz desaparecería y dejaría de existir. La solución pasa por poner ambas polaridades en balance constante, algo que desafortunadamente en estos momentos está lejos de ser una realidad en nuestro planeta.
Como ya he comentado en otras entradas, las entidades negativas son simplemente seres, o almas, que dependen de la energía de otras personas o entidades “positivas” para “alimentarse” y “sobrevivir”. Cuando poseen la fuerza suficiente para desplazar al alma original del cuerpo, sucede lo que llamamos un intercambio de almas, cuando no la tienen, simplemente están enganchadas a nuestros cuerpos sutiles. Pero para que esto ocurra, hemos de darles permiso.
No somos victimas inocentes
En las primeras lecturas de registros Akashicos realizadas en mis inicios simplemente descubría esta entidad negativa, averiguaba como estaba afectando a la persona y la “desconectaba” de ella sanando el campo energético y reparando aquellos daños que esta entidad hubiera podido causar. Sin embargo, con el tiempo, al investigar más la causa por la cual estas entidades se anclaban a una persona y no a otra, comprendí que era porque les habíamos dado permiso. Inconsciente, es cierto, pero permiso al fin y al cabo.
Para que un ente “negativo” se ancle a nosotros hemos de darle permiso. ¿Como lo consiguen? Normalmente engañándonos (a nuestra alma, se entiende). Pueden hacerse pasar por entes positivos, por nuestro Yo Superior, por guías, por lo que sea, y nos pueden prometer el oro y el moro. Normalmente hay unas cuantas razones por las cuales aceptamos este anclaje, y las más comunes nos dicen mucho de las necesidades humanas más profundas: amor eterno, cariño, compañía y salvación “eterna”.
La mente consciente probablemente no se da cuenta de “esta negociación”, pero el alma que somos puede aceptar este enganche sin conocer sus consecuencias porque ha sido “engañada”, evidentemente, para obtener algo que jamás una entidad negativa podrá darle. Otras razones menos comunes y que se encuentran en encarnaciones “algo menos avanzadas” son permitir el anclaje a cambio de poder, o incluso beneficios materiales. No es tan común, pero ocurre.
Porque nos dejamos engañar
Cuando estamos en una encarnación, dentro del cuerpo humano, en este magnifico traje que usamos para expresarnos en el mundo, tenemos las limitaciones que nos impone nuestro Yo Superior para esta vida, y tenemos bloqueadas las memorias de quienes somos en realidad a niveles de planos superiores. El alma puede sentirse tanto vulnerable como asustada como perdida cuando inicia una nueva encarnación, o cuando se enfrenta al desafío de guiar a la mente y al cuerpo humano en el que reside en su camino evolutivo a través de las experiencias físicas de la realidad en la que existe.
Por eso en muchas ocasiones, nos es fácil aceptar estas promesas de ayuda espiritual que entidades falsamente disfrazadas de lo que sea nos ofrecen. Nosotros, a cambio, les permitimos que estén cerca nuestro disfrutando de nuestra energía. Cuando el trato se ha hecho, ya es demasiado tarde, y la entidad negativa se descubre realmente y entonces es cuando empiezan los problemas.
Mi intención es explicar que nunca somos victimas inocentes de lo que nos pasa, aunque muchas veces no nos demos cuenta y esté lejos de nuestra realidad consciente este tipo de “acuerdos” que hacemos a otros niveles. Pero al fin y al cabo, seguimos siendo nosotros mismos los que permitimos que estos anclajes tengan lugar. Tenemos todo el poder y el control de nuestras vidas en todos los planos de existencia de la misma y a todos los niveles de realidad en los que operamos. No hay que echarse la culpa tampoco, pero al menos ser consciente de ello. Si realmente hemos aceptado a un ser que nos ofrecía amor eterno, ¿que es lo que realmente nos estamos diciendo a nosotros mismos que nos falta?
El Cuerpo Etérico y la protección contra elementos externos
Hace unos días hablábamos de uno de los cuerpos sutiles, el cuerpo mental, del cual comentamos su importancia en la comprensión de la realidad que nos rodea, pues bien, vamos hoy a hablar de otro de los cuerpo sutiles, el etérico, y de su importancia en relación a la salud del cuerpo físico.
Protección contra enfermedades
El cuerpo etérico es una de las primeras barreras que tenemos contra todo lo que nos rodea, tanto a nivel físico como energético. Es el primero de los cuerpos sutiles que poseemos, componente de los llamados sistemas externos que son aquellos que siguen existiendo aun cuando fallecemos. Este cuerpo etérico es evidentemente el primero en difuminarse y desaparecer cuando muere el cuerpo, dejando libres al cuerpo emocional/astral y el mental para su viaje por los planos del astral en busca del camino de retorno al Yo Superior.
Cuando el cuerpo etérico se encuentra en perfecto estado, es como un escudo que rebota y rechaza parte, si no todo, de lo que entra en contacto con nosotros, sean virus y bacterias que flotan allá donde vamos, sean energías negativas. Evidentemente una rotura, fisura o desgaste de este cuerpo es lo que provoca que elementos externos puedan "entrar” en nosotros y causarnos esos estados de enfermedad (evidentemente para aquellas que tienen un origen externo).
Perdida de protección
Son muchas cosas las que debilitan este potente escudo, entre otras, nuestro estado de ánimo, nuestra energía y vitalidad interna, nuestras emociones y calidad de pensamientos, etc. Un buen conjunto energético de Chakras + Aura + Cuerpos sutiles funcionando a pleno rendimiento representa una salud de hierro por muchas plagas y pasas de virus que existan, cosa que, a la mínima que estos sistemas, especialmente el cuerpo etérico, presente alguna pequeña disfunción, deja hueco a que lo que hay por ahí fuera se cuele en nosotros.
Como todo, no hay formulas mágicas para mantenerlo al 100% activo, pero si que una buena gestión de nuestras emociones y pensamientos, con una orientación positiva de los mismos, hará ya gran parte del trabajo de mantenimiento y evitará que nos convirtamos en un colador para todos los virus que nos echen ahí fuera!
Fuente: David Topí