La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

El siniestro Club Bildeberg.

Por Dr. Jorge Enrique Yunes.

Siempre he sospechado que el mundo no está en verdad capitaneado o dirigido ni por gobiernos ni por presidentes. Que no son precisamente estos quienes finalmente toman las decisiones trascendentales. Que en realidad la política, como actividad humana, no es tan libre e independiente como se la piensa. Que todo está supeditado al oculto y siniestro poder económico y a los secretos intereses de unos pocos.

Siempre he sospechado que detrás de cada hombre de carne y hueso, que supuestamente debería representar a cada uno de los poderes políticos constituidos, su figura tan solo es un cartón pintado, una simple formalidad, una fachada, que en definitiva obedece a rajatablas el preciso e inescrutable mandato de poderosos grupos económicos, quienes reunidos secretamente en sus opulentas mansiones sencillamente deciden qué va a pasar en el mundo, por qué va suceder, cómo y dónde va a ocurrir.

El diario neoyorkino “The Times” ya en el año 1977 se refería al siniestro Club Bilderberg como: "... una camarilla formada por algunos de los hombres más ricos, poderosos e influyentes de Occidente, que se reúnen secretamente para planear eventos que después, simplemente, suceden".

El Bilderberg es un club donde los más importantes y destacados Presidentes, Primeros Ministros y Banqueros del mundo se mezclan entre sí. Donde la Realeza está presente para asegurarse de que todo el mundo se lleva bien. Donde la gente poderosa, responsable de promover guerras, influir en las bolsas y los mercados y dictar precisas órdenes a toda Europa, expresa lo que nunca se ha atrevido a decir en público.

Se constituyó del 29 al 31 de mayo del año 1954 en un lujoso Hotel de Holanda, el Bilderberg, en la ciudad de Oosterbeek, el que acabaría dando su nombre a la sociedad secreta. El organizador de aquella primera reunión fue el Príncipe Bernardo de Holanda, aunque se dice que el auténtico fundador del Club fue Joseph Rettinger, sacerdote Jesuita masón de grado 33. Lord Rothschild y Laurence Rockefeller, miembros clave de las dos familias más poderosas del mundo, eligieron personalmente a 100 participantes procedentes de la élite mundial con el propósito de cambiar Europa, e ir moldeándola a sus espurios intereses.

Desde entonces se reúnen una vez al año. Son unas ochenta personas las que acuden regularmente al Club y un número indeterminado los que son invitados especialmente. Sus socios representan a la élite de todas las naciones occidentales -financieros, industriales, banqueros, políticos, líderes de corporaciones multinacionales, presidentes, primeros ministros, ministros de finanzas, secretarios de estado, representantes del Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Es decir, un poderosísimo gobierno en las sombras que se reúne regularmente para debatir y alcanzar un consenso sobre la estrategia global a desplegar. Todos los presidentes norteamericanos, desde Eisenhower en adelante, han pertenecido al Club. Entre sus asistentes podemos encontrar personajes como los jerarcas de las familias Rothschild y Rockefeller, Henry Kissinger, Donald Rumsfeld, Peter Sutherland, Bill Gates, la Reina Sofía, José Luis Rodríguez Zapatero, Tony Blair y continúan los “auspiciantes”.

El secretismo es el denominador común de todas las reuniones y nada de lo que allí se habla sale a la luz pública. Para mantener su aura de hermetismo, los participantes deben concurrir solos, sin familia y ni los asistentes personales pueden acceder a las reuniones. Alquilan un hotel completo durante toda la duración del congreso, normalmente de tres a cuatro días.

Agentes de policía inspeccionan minuciosamente el lugar y ellos mismos llevan sus propios cocineros, camareros, personal de seguridad, etc. y nadie de fuera tiene permitido acercarse al hotel. Cada festival globalizador cuesta alrededor de 10 millones de euros.

El control de la información, pieza clave para el sometimiento de la población, está asegurado de la mano de los Rockefeller. En vez de tres cadenas de televisión llamadas NBC, CBS y ABC, lo que en realidad tenemos es la Rockefeller Broadcasting Company. El Club usa a los principales grupos de comunicación para crear una precisa opinión que respalde sus objetivos. Ellos determinan lo que vemos en la televisión, lo que oímos en la radio y lo que leemos en las revistas, los diarios, los libros o Internet y así se aseguran de que los medios de desinformación de masas nunca hablen de sus planes de dominar e imponer en un futuro un único gobierno mundial.

El Club Bilderberg ya tiene el poder y la influencia necesaria para imponer su propia política en cualquier nación del planeta. Es decir, controla al presidente de los Estados Unidos, al primer ministro de Canadá, a los principales medios de comunicación del mundo libre, a los políticos, financieros y periodistas más relevantes, a los bancos centrales de los principales países, a la Reserva Federal de los EE.UU., al FMI, al Banco Mundial y a la ONU, y destruyen a cualquiera, grande o pequeño, que se oponga a sus planes de instalar el Nuevo Orden Mundial del que ya hablara George W. Bush a raíz del atentado del 11-S.

Lo que sucede en el mundo no sucede por accidente, ellos deciden cuándo deben principiar las guerras, cuánto tiempo deben durar y cuándo y cómo deben acabar. La OTAN fue creada cuando el Gobierno Mundial en las sombras decidió formar una supra institución que controlase de cerca la política europea.

Los objetivos del Club son: 1) Un sólo gobierno planetario con un único mercado globalizado; 2) Un sólo ejército mundial (mediante el progresivo desarme de cada ciudadano y cada país); 3) Una única moneda; 4) Una sola Iglesia Universal; 5) Unos servicios internacionales que completen la destrucción de cualquier identidad nacional; 6) El control de la humanidad mediante técnicas de control mental; 7) La eliminación de la clase media (sólo sirvientes y gobernantes); 8) Una sociedad posindustrial de crecimiento cero.

El crecimiento cero es necesario para destruir los vestigios de prosperidad y dividir la sociedad en propietarios y esclavos. Cuando hay prosperidad hay progreso, lo cual hace mucho más difícil la represión; 9) La despoblación de las grandes ciudades, planean la muerte hacia el año 2.050 de 4.000 millones de personas por medio de las guerras y el hambre a los que denominan "estómagos inservibles".

De los 2.000 millones que se salvarán, 500 pertenecerán a las razas china y japonesa, por su característica capacidad para obedecer a la autoridad; 10) Crisis artificiales para mantener a la gente en un perpetuo estado de desequilibrio físico, mental y emocional confundiendo y desmoralizando a la población que evitará decidir sobre su destino y creará una gran apatía a escala masiva; 11) El férreo control de la educación con el propósito de destruirla, algo que ya está dando buenos frutos y que siempre ha sido muy importante para el control de las masas; 12) Una ONU más poderosa que se convierta finalmente en un Gobierno Mundial; 13) Una Corte Internacional de Justicia con un solo sistema legal; 14) Un estado de bienestar socialista donde se recompensará a los esclavos obedientes y se exterminará a los inconformistas.

La técnica del Club Bilderberg, repetidamente utilizada, consiste en someter a la población y llevar a la sociedad a una fuerte inseguridad, angustia y pánico, de manera tal que la gente llegue a sentirse tan emocionalmente desbordada que pida a gritos una solución categórica, sea la que fuere. Luchan también por fomentar el trabajo en equipo, de manera que la gente se acostumbre a renunciar a sus propias ideas en beneficio del grupo y así ir eliminando el pensamiento individual.

Con ello se consigue la despersonalización del individuo. A pesar de lo que nos digan los medios de información, el Coeficiente Intelectual ha disminuido notablemente, gracias a la reducción de la calidad de la enseñanza, planeada y ejecutada hace años, y a la televisión y el bombardeo de sus "programas basura", para idiotizar con ello al común de la gente y alejarla paulatinamente de situaciones estimulantes para así adormecerla. Consiguen la anomia total de la población.

La aplicación de la propaganda y la manipulación de la opinión pública (con técnicas de control mental) es ejecutada en los EE.UU. por más de 200 "think tanks" (grupos de generación de ideas políticas). El instituto Tavistock, pionero en estas técnicas, maneja 6 mil millones de dólares al año. Investiga la "dinámica de la evolución", el comportamiento y la opinión de las masas con un único objetivo, acabar con la fuerza psicológica del individuo y hacerlo incapaz de oponerse a los dictadores del Nuevo Orden Mundial. En sus tácticas de engaño colocan a miembros del consejo en ambas partes de una discusión, de manera que aunque elijas una determinada posición, siempre estarás de su lado.

El instituto RAND para la Investigación de la Defensa Nacional, es un "think tank" del CFR -Consejo de Relaciones Exteriores-. Una de las áreas clave de su trabajo está relacionada en cómo desinformar y manipular a grandes cantidades de personas. El siguiente paso sería la implantación de microchips en las población para así controlar cada uno de sus movimientos.

La implantación de microchips en EE.UU. y el Reino Unido está más avanzada de lo que imaginamos. Se está desarrollando tecnología para que por medio de una cuidadosa publicidad acabemos todos en un futuro moviéndonos por el mundo con unos microchips implantados debajo de la piel, donde estará registrada toda la información referente a nuestra persona y que acabará siendo imprescindible, como lo es ahora el DNI.

Ya se usa a modo de experimento y lavado de cerebro en supermercados, discotecas, transportes públicos, etc. Es posible que nos hablen de seguridad, por ejemplo para poder controlar a los delincuentes, a los agresores sexuales, o para saber dónde están nuestros hijos y que no les pueda ocurrir nada malo, como ya intentan implementarlo con nuestros perros de compañía.

Aunque como toda tecnología tiene su parte positiva, el fin no será otro que la pérdida de la libertad individual y el sometimiento de todo un mundo al control de unos pocos. Lo mismo que han justificado en el miedo las agresiones a Afganistán, Irak y las que quedan por venir, nos harán creer que viviremos más seguros si hacemos las cosas tal y como ellos nos "sugieren" primero e imponen después. Y al igual que en aquellas, que mediante la mentira y la manipulación de la información han conseguido aumentar su dominio en Oriente e incrementar el poder económico de los allegados a la masacre, en ésta pasará algo parecido. Como viene sucediendo últimamente, parece que el fin siempre justifica los medios.

No todas las personas que son invitadas a las reuniones están de acuerdo con este afán globalizador y este sistema de esclavitud total por parte del Club. Gracias a algunos asistentes que no participan de sus conclusiones, se producen filtraciones y se puede mantener más o menos una resistencia activa. Incluso hay presidentes y países que se oponen a sus planes y sufren de una u otra manera sus represalias. Tal es el caso de Margaret Thatcher a quien no pudieron someter y que acabó fuera del partido.

También se negó Richard Nixon y mediante el montaje del caso Watergate organizado por ellos, le obligaron a dimitir. Decidieron también por ejemplo el desmembramiento de Yugoslavia, y a nivel puramente económico, en la reunión de 1973 pactaron que el barril de crudo subiese un 350% como así pasó, de golpe dejó de costar 3,50 dólares el barril y pasó a costar 11,65 dólares como por arte de magia.

Otros que se han enfrentado al Club han acabado de peor modo, como es el caso de Ali Bhutto, presidente de Pakistán que fue asesinado por contravenir las órdenes del Club e intentar desarrollar armas nucleares como arma disuasoria contra las continuas agresiones israelíes. John F. Kennedy fue brutalmente asesinado por oponerse a sus planes. El primer ministro italiano Aldo Moro, supuestamente fue también asesinado por negarse a cooperar y oponerse a sus designios. Parece que la noche anterior recibió una muy amenazadora llamada de Henry Kissinger, uno de los principales impulsores del Club.

Existe una sociedad antecesora al Club Bielderberg que se llama el Consejo de Relaciones Exteriores - C.F.R. Tiene su cuartel general en Nueva York y se compone de 3.000 miembros de la élite de poder estadounidense. Fue fundado en 1921 en el Hotel Majestic de París y comparte los mismos principios que el Club. Su actual presidente es David Rockefeller y su fuente de ingresos son las empresas y fundaciones más importantes del país. Respecto a las fundaciones, los mayores aportes han procedido de la Fundación Rockefeller, la Fundación Ford y la Corporación Carnegie. Todos los miembros de la Corte Suprema han sido nombrados por presidentes miembros del CFR.

Llevan planeando el Nuevo Orden desde 1942 y uno de sus primeros objetivos fue abolir la soberanía americana en favor de una Comunidad Mundial. Para conseguir una unificación europea después de las grandes guerras, se llevó a cabo el Plan Marshall en 1947 -ayudas a la reconstrucción y el desarrollo a cambio de la intervención americana- por el que se llegó a la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA). Con la firma en 1957 del Tratado de Roma, que facilitaría el establecimiento de la Comunidad Económica Europea, se consolidó la unificación de Europa, la primera piedra fundacional para la Unión Mundial.

Posteriormente al CFR y al Club Bilderberg, David Rockefeller decidió fundar en 1973 la Comisión Trilateral (CT). Si el CFR, el más antiguo de los tres, está formado exclusivamente por estadounidenses y el Club Bilderberg se limita a los miembros de la OTAN, la CT está compuesta por las tres regiones claves a nivel comercial y estratégico del planeta: Norteamérica, Japón y Europa Occidental.

La Comisión Trilateral está compuesta por presidentes, embajadores, secretarios de estado, inversores de Wall Street, banqueros internacionales, ejecutivos de fundaciones, miembros de think tanks, abogados de lobbies, líderes militares de la OTAN y del Pentágono, poderosos industriales, dirigentes de sindicatos, magnates de los medios de comunicación, presidentes e importantes profesores de universidades, senadores y congresistas, así como emprendedores adinerados.

Cada miembro de la triada ha reunido bajo su seno a un puñado de países pobres que le proporciona mano de obra barata, asentamientos y minas para explotar: EE.UU. tiene a Latinoamérica, la CE a África y a Europa del sur y del este; y Japón al sudeste de Asia. Para Rockefeller "el nivel de vida del americano medio tiene que disminuir" y "la gente, los gobiernos y las economías deben servir a las necesidades de los bancos y las empresas multinacionales”.

David Rockefeller encontró a su candidato ideal en la figura de Jimmy Carter, que primero fue miembro fundador de la CT y después gracias a su apoyo, presidente de los EEUU. En sus discursos para las presidenciales de 1976 Carter decía: "ha llegado el momento de reemplazar la política del equilibrio de poder con la política del Nuevo Orden Mundial y buscar una sólida asociación entre EE.UU., Europa Occidental y Japón". Verdaderamente, sin palabras.

Muchos socios pertenecen a los tres clanes. En la primera reunión de la CT, de los 75 que pertenecían al grupo estadounidense, 35 tenían relaciones entrecruzadas con el CFR. Desde 1940 todos los secretarios de Estado de los EE.UU., secretarios de guerra o de defensa, todos los miembros de la CIA y presidentes (tanto republicanos como demócratas) han pertenecido al CFR o a la CT. Entre todos, controlan a los estamentos y personalidades de los cinco continentes, y trabajan en equipo con el mismo fin. En realidad no importa quién gane, el verdadero poder está siempre en manos de los globalizadores.

El Nuevo Orden Mundial se alimenta de guerras y sufrimiento, de descalabros financieros y crisis políticas para mantener la expansión de su aplastante movimiento.-
El objetivo final de esta pesadilla es un doloroso y no muy lejano futuro que transformará la Tierra en un planeta-prisión mediante un Mercado Único Globalizado, controlado por un Gobierno Mundial Único, vigilado por un Ejército Único Mundial, regulado por un Banco Mundial y habitado por una población despersonalizada, sin identidad propia y controlada mediante microchips, cuyas necesidades vitales se habrán reducido al más crudo materialismo y a la más elemental supervivencia: trabajar, comprar, procrear, dormir, todo ello conectado a un Ordenador Global que supervisará cada uno de nuestros movimientos.

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