La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
La hermandad de la valija. Por Jorge Lanata. |
Moisés Maionica: - Mira, él es un profesional muy serio (por el ex juez Guillermo Ledesma, que comparte la mesa) y no puede hablarte de la manera en que te voy a hablar yo: todo el mundo en Venezuela está cagado por ti. Todos quieren que tú salgas del pe’o (quilombo). Todos quieren que se resuelva tu asunto para que la verdad no salga a la luz. Todos quieren eso. Incluso los argentinos, que ya arreglaron su pe’o político, hicieron que uno renunciara y pidieron que renunciara Diego. Eso es tu mejor garantía de que vas a tener apoyo político para esto…
MM: - Tú vas a tener absoluta certeza de que lo que nosotros te estamos diciendo es verdad. De que tienes el apoyo del gobierno venezolano y, en consecuencia, del gobierno argentino…
Antonini: - Pero estando la cosa tan politizada como está…
Ledesma: - Sí, sí. A: - ¿No sería mejor esperar hasta después de las elecciones?
MM: - El diez de octubre hay elecciones ¿Tú y yo vamos a correr el riesgo de que no…?
Franklin Durán: - De que no gane Cristina.
A: - Que no gane…
FD: - Si no gana Cristina, ahí te van a dar, pero con un bate.
(El abogado Moisés Maionica, Franklin Durán, Carlos Kauffman y el uruguayo José Canchica Rodríguez fueron contratados por Henry Rangel, el jefe de la Inteligencia venezolana, para convencer a Antonini de que se presentara ante la justicia argentina y reconociera como propios los ochocientos mil dólares de la valija.
El grupo, junto al ex juez argentino Guillermo Ledesma, le garantizaba que no iría preso porque los dos gobiernos ya habían acordado cerrar la causa judicial argentina como una simple infracción aduanera. En otra de las grabaciones difundidas durante la semana por el Tribunal de Miami, el propio Antonini reconoció que la valija era del depuesto funcionario argentino Claudio Uberti.
Las palabras de Antonini fueron suficientes para que el presidente K decidiera suspender su viaje a Caracas: el presidente K iba a encontrarse con la presidenta C en Venezuela, donde ambos asistirían a la firma de algunos convenios y luego partirían juntos a la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Según difundió el Gobierno el jueves, “ese viaje nunca estuvo confirmado”.
El coro de ministros Massita, Fernández y Randazzo se apresuró a curarse en salud:
- Antonini es un delincuente -dijeron.
- Nos ofende.
- Que venga y diga lo mismo acá.
- Eso, que venga, que venga si le da el cuero.
- Esto parece una serie norteamericana.
Y así.
Eso, sin agregar las declaraciones del presidente bolivariano, para quien todo, absolutamente todo, se trató y trata de una conspiración del imperio para perjudicar la revolución naciente en Venezuela y países cercanos pero, claro, no lo permitiremos.
PREVIOUSLY, IN THE LUGGAGE-GATE. Como a esta altura sólo los involucrados saben de qué estamos hablando, un breve resumen de esta miniserie en su primera temporada:
Exterior-Noche-Sector Taxis Aéreos, en algún lugar de Buenos Aires-2.30 de la madrugada del 4 de agosto de 2007.
Arriba, el vuelo de Royal Air, matrícula N 5113 S, proveniente de Maiquetía, Venezuela. El avión fue contratado por la petrolera estatal argentina Enarsa. El pasaje estaba compuesto por: Exequiel Espinosa, presidente de la compañía; Claudio Uberti, mano derecha del ministro De Vido, titular del Occovi y virtual encargado de todos los negocios con Venezuela por fuera de Cancillería; Victoria Bereziuk, secretaria de Uberti, tres funcionarios de PDVSA, petrolera de Venezuela; Daniel Uzcátegui Specht, el hijo del vicepresidente de la empresa chavista, Diego Uzcátegui Matheus, y Guido Alejandro Antonini Wilson, el hombre que queda último en la fila y -según declaró hace unos días en Miami- reconoce como propia una valija con efectivo que no lo era.
Los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria Daniel Ingrosso y María Luján Telpuk advierten el contenido del dinero sospechoso, retienen la valija y dejan libre a Antonini, considerando al hecho como una “infracción aduanera” y sin haber podido localizar a la jueza de turno. En la versión sin cortes, puede verse meses más tarde a María Luján Telpuk como chica de tapa en Playboy Argentina bajo el título “Corrupción al desnudo: la mujer policía que abrió la valija de los 800 mil dólares”.
Los quince minutos de fama de Telpuk duraron efectivamente eso: se inscribió más tarde en Patinando por un sueño, ensayó durante varios meses y, finalmente, fue alejada del equipo, según sus dichos, “por presión del gobierno al programa”. El desnudo le reportó entre 10 y 12 mil pesos y unos 7 mil dólares por las ventas de la edición venezolana, que fueron menos de las esperadas.
En cualquier cosa menos en chicas desnudas, estarían pensando el 4 de agosto Pachi Uberti y Antonini Wilson. Mientras el dinero secuestrado terminaba de contarse cerca de las ocho de la mañana, Uberti ya había realizado a esa hora una llamada a Olivos para comunicarse con el Presidente K: según el expediente judicial, fue a las 7.58.
Volvió a llamar a las 8.33 y a las 9.13. A esa hora, estaba reunido en la quinta, según el cruce de las antenas de celular que registraron sus llamadas. Según declaró el 5 de junio de este año en sede judicial, Pachi se reunió con Néstor ansioso por comunicarle los acuerdos firmados con Venezuela, pero no mencionó en su encuentro una sola palabra sobre la valija.
Dos días después, el lunes 6 de agosto, en Casa de Gobierno, Hugo Chávez tuvo una mención especial a dos funcionarios argentinos. Los dos estaban en el Salón Blanco y Chávez los llamó por su nombre de pila: Julio y Claudio. De Vido y Uberti. Esa misma tarde, según declaró ante la fiscal María Luz Rivas Diez, Victoria Bereziuk, la secretaria de Uberti, vio en Casa de Gobierno a Antonini Wilson, que al día siguiente salió del país, abandonando el efectivo secuestrado.
A la semana siguiente, en una entrevista concedida a Radio Diez, Julio De Vido anunció el alejamiento de su cargo de Claudio Uberti “por haber incorporado a la comitiva del avión a personas ajenas a la delegación original”.
Raro, ¿no?
LA HISTORIA DE UN AMOR FURTIVO. Venezuela es el país con el que la Argentina firmó mayor cantidad de acuerdos bilaterales durante los gobiernos K: de los 398 tratados suscritos, 52 fueron firmados con Caracas. Les siguen 41 con Chile, 39 con Bolivia, 22 con Brasil, 19 con Ecuador. Los presidentes K se reunieron con Chávez más que con cualquier otro jefe de Estado: nueve visitas oficiales a Venezuela sin contar los encuentros mantenidos en diversas cumbres. Chávez, a su vez, fue recibido como “huésped de honor” once veces en estos cinco años.
Venezuela es el principal prestamista de la Argentina desde el default. El 6 de agosto pasado, en el primer aniversario del escándalo de la valija, Chávez anunció la compra de bonos argentinos por 1.000 millones de dólares a una tasa del 14,8%: sólo un punto menos de lo que pagó De la Rúa por el denunciado “megacanje”. El primer desembolso bolivariano sucedió en 2005; desde entonces hasta ahora, Venezuela le compró a la Argentina bonos por 7.416 millones de dólares, con una tasa inicial del 8,5% que llegó al 14,8 por ciento.
PDVSA vende, a la vez, en forma directa, fueloil a Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) que importa por cuenta y orden del Estado, algo que lleva adelante con un permiso excepcional: De Vido maneja Cammesa, que gestiona, importa, descarga y paga las transacciones de combustible.
En 2004, cuando comenzó a discutirse el acuerdo, hubo quienes llamaron la atención por ciertas diferencias en el precio: Venezuela vendía a 220 dólares la tonelada y Brasil a 180, un 22% más barato. Pero los K preferían Caracas. Con el paso del tiempo, el fueloil chavista se volvió aún más caro. Lo de chavista es, en verdad, una metáfora: el fueloil que nos vende Venezuela llega por triangulación de Bahamas, Rusia, Brasil, Estados Unidos, Noruega, Reino Unido o las Antillas Holandesas, ya que el que se extrae en Venezuela es de muy mala calidad, con alto contenido de azufre.
También forman parte de la relación económica bilateral las commodities agropecuarias, el comercio de autopartes, leche en polvo, aceites y harinas. La balanza se inclina notablemente hacia la Argentina, que exportaba, en 2004, 412 millones de dólares y en 2007 lo hizo por 1.250 millones. Las cifras bolivarianas son más bajas: Venezuela le vendió a la Argentina 20,9 millones el año pasado, a excepción del fueloil. La Cancillería no tiene injerencia alguna en la relación bilateral, de la que se ocupa personalmente el ministro De Vido. Hasta la aparición de la valija, ese trabajo era de Claudio Uberti.
La cuerda paralela del combustible opera a través de un fideicomiso creado en 2004: por cada venta, Cammesa deposita el pago en una cuenta que el BANDES (Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela) tiene en Nueva York. La entidad del fideicomisario es PDVSA, y pasan por allí unos 300 millones de dólares. Con esa plata, el gobierno de Venezuela compra productos argentinos en un trámite que debería definirse en 45 días y actualmente lleva unos siete meses por contrato.
Chávez le adelanta a la empresa elegida un 30% y ellos preparan con ese dinero su primer envío. Lo que se llama un negocio seguro. Pero no exento de empresarios ansiosos, que a veces prefieren pagar algún peaje para adelantar la marcha de la burocracia. ¿Y recuerdan quién es nuestro especialista en peajes? Del lado venezolano, el hombre con quien habla es Franklin Méndez, director del BANDES. El “vértigo multilateral” ha provocado, en algunas ocasiones, que desaparecieran por un tiempo cantidades importantes del fideicomiso: en enero de 2005 el entonces embajador Sadous advirtió sobre la falta de 90 millones que habrían viajado de Nueva York a Venezuela, se vendieron en el mercado negro del dólar, se recompraron en el oficial y dejaron una encantadora diferencia de 13 millones. El general Freddy Balzán (medalla de combatiente internacionalista entregada por Fidel, ex corresponsal de Prensa Latina en Managua) envió a Cancillería a las 18.19 del 1 de febrero un cable en el que expresaba que “como no tenemos experiencia en fideicomisos, retiramos todo ese dinero sin saber que no podíamos hacerlo”.
Con Uberti “temporalmente indispuesto” el hombre de De Vido en Caracas parece haber aparecido luego de un casting de apellidos: se llama Alberto Álvarez Tufillo y pertenece formalmente a la Cancillería. Es capaz, por ejemplo, de cerrar la instalación de laboratorios de genética animal y vegetal del INTA sin hablar con el Ministerio de Economía, de quien depende el Instituto. Lo que se dice un tipo expeditivo. En uno de sus últimos viajes, De Vido presentó a los directivos de Cadafe, una compañía energética, una oferta que no se podían perder: debían enviar un par de gerentes a Buenos Aires para evaluar tres empresas argentinas que estaban a la venta.
En Ezeiza esperaban a los venezolanos Pachi Uberti y Sergio Taselli. Los chavistas no sabían entonces que Taselli había vaciado Yacimientos Carboníferos Fiscales y perdido por malos manejos la licencia del Ferrocarril Roca, pero, de todos modos, no tardaron mucho en descubrir la “liviandad” de sus interlocutores. El grupo viajó a San Luis, donde visitó las instalaciones de Faraday, una empresa sin actividad alguna y declarada con menos de cinco empleados.
A CLAUDIO NADIE LE TOMA EL PELO (TIENE UN IMPLANTE CAPILAR). -La guita de la valija era para Uberti, para él, un negocio suyo -murmura a Crítica de la Argentina un alto funcionario K-. Ni siquiera Julio lo sabía. Si hubiera sido guita para la campaña, la pasaban en una valija diplomática, con la misma comitiva de Chávez, que llegaba dos días después.
- ¿Por qué lo protegen tanto?
- Porque conoce todos los negocios con Venezuela. Pachi viene desde la gobernación en Santa Cruz, imaginate… fue recaudador de campañas. Si él llega a hablar, sea verdad o mentira lo que diga, todos le van a creer, porque el tipo estuvo muy adentro…
Según su declaración jurada del 10 de septiembre de 2007, Uberti se fue del Gobierno con un patrimonio de $211.426. No le fue tan mal, ya que había ingresado al Gobierno con un patrimonio negativo de 37.784 pesos en 2003.
Nadie -hay que reconocerlo- sabe estirar la plata como Claudio: vive en un semipiso de Libertador 3050, piso 11 “A”, unos 250 metros decorados en estilo francés aporteñado. Aunque una fuente de su entorno asegura que el departamento es de su propiedad (cuesta unos 500 mil dólares), no está ni a su nombre ni al de familiar alguno, y los 2.018 pesos que paga de expensas están a nombre de H. Goldaracena.
El desocupado Claudio pasa los fines de semana en una casona del country CUBA Fátima, en Pilar. Allí, las casas promedian los 200 mil dólares y el terreno está a nombre de su hijo Federico, de 20 años. Sus admiradores y venezolanos en general pueden verlo a diario desayunando en Doney, de Libertador y Lafinur, con alguno de sus trajes italianos y su implante capilar al viento. Nadie diría que Pachi es el mismo Pachi de Wheelwright, al sur de Santa Fe, el hijo del albañil y la peluquera. Pero, como señaló en varias oportunidades la presidenta C, la movilidad social ascendente está haciendo estragos.
INVESTIGACIÓN: J L / LUCIANA GEUNA / JESICA BOSSI
Fuente: Diario Crítica Digital (17-09-08).