La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

¿Será una despedida?

Por Jorge Lanata.

Desde que vi Casablanca, odio las despedidas. Hasta las despedidas perfectas son tristes. Ahí está Rick volviendo sobre sus pasos con el Capitán Renault, Strasser está muerto y la policía buscará a los sospechosos de siempre. Ilsa y Victor Laszlo vuelan hacia su destino. Entre la bruma se escucha el ronroneo del avión y Rick Blaine le dice al militar francés:

— Louis, presiento que éste es el comienzo de una nueva amistad.

Son tristes. No entraba a una redacción desde mi alejamiento de Veintitrés, y cuando entré a ésta fue como volver a casa. Miré a mi alrededor preguntándome: ¿cuál será mi escritorio?. Las “cuadras” desordenadas, el tumulto, la insoportable luz de tubo, el café tibio, los teléfonos que suenan y nadie atiende, la carrera contra el tiempo son mi casa.