La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

El 18 de Brumario o el 25 de mayo.

Por Daniel Blinder.

“Hegel ha dicho alguna vez que todos los hechos importantes en la historia universal es como si ocurrieran, digamos, dos veces. Pero omitió añadir: primero, como tragedia, y después como farsa”.  

Carlos Marx en El Dieciocho de Brumario de Luis Bonaparte

Las fechas son símbolos que nos recuerdan hechos concretos dignos de imitar, de reflexionar o de no repetir. Estas fechas son marcas temporales de hazañas humanas, que muchos quieren hacer de cuenta que han de repetirse para apropiarse del valor simbólico que carga tras de sí. Es el caso de una segunda independencia, otro 25 de mayo de 1810, pero esta vez en una plaza apoyando a un presidente que se declara de izquierda y completamente diferente a sus predecesores, pero que no tocó a un solo empresario, y que cooptó a la vieja estructura de Duhalde, Menem, y su equipo económico.  

La frase que encabeza esta nota hace referencia a la parodia de Napoleón Bonaparte, que con su mismo nombre, quiso hacer creer que se trataba de un proceso similar al de su antecesor, que influyó en la política mundial: “la revolución de quiso lucir alteradamente las túnicas de la república romana y del Imperio Romano, y la Revolución de 1848 no pudo evitar parodiar aquí 1789 y luego a la tradición revolucionaria de 1793 a 1795”, cuenta Marx en el 18 de Brumario, libro en que analiza periodísticamente los hechos que llevaron a Napoleón III al poder.

Y no se puede por cierto dejar de hacer un paralelismo con el señor Kirchner. Este personaje, cuando llegó al poder con tan pocos votos por bajarse de la elección en segunda vuelta el ya archiconocido y con explicaciones pendientes a toda la sociedad Carlos Menem, aducía que su gobierno era de transición; y también decían los sectores de izquierda que lo apoyaban que el gobierno K es un gobierno en disputa. Ahora en el tiempo podemos decir una disputa de 3 años con muchos duhaldistas y menemistas abrazándose a gente militó contra el neoliberalismo argentino. 

Pero veamos un hecho francés de hace más de 150 años descrito por el eje de la presente nota: “Existen tres etapas centrales que son inconfundibles: el período de febrero; del 4 de mayo de 1848 al 28 de mayo de 1849 (...) y del 28 de mayo de 1849 al 2 de diciembre de 1851 (...) El primer período (...) fecha en que se reúne la asamblea constituyente (...) puede pensarse como el prefacio de la revolución. Su índole estaba manifiesta en el hecho de que el gobierno que se improvisó se declaró así mismo provisional, y todo lo que se hizo, proclamó o intentó, en este período, al igual que el gobierno, se proclamaba también como algo provisional”.  

¡Pensar que este gobierno también se pensaba así, como transición, y hoy ya se está pensando en un K2007! No es para menos, está bastante consolidado, a diferencia de nuestro país que sufre los mismos problemas, con un poco más de estabilidad macroeconómica que en tiempos de De la Rúa, y con una ola de discurso progresista que no da de comer a nadie ni genera ninguna idea real de cambio: para ser claros, este gobierno no es de izquierda, ni de derecha. Es decir, no está a la derecha de Menem ni a su izquierda. Sólo acumula poder, y sigue a la coyuntura.  

¿Y mientras tanto? Sindicatos que vendieron los derechos sociales de los trabajadores haciendo caja y la vista gorda al saqueo del país, se juntaran con organizaciones sociales de izquierda que apoyan al Presidente, apropiándose de una fecha de liberación, que deberá tal vez mudarse de día en el calendario...

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