La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Creatividad escénica de un popular deportista. |
Durante un par de décadas (60/70) quien había sido campeón de lucha libre se trasformó en un ídolo televisivo, particularmente entre los chicos y jóvenes. En el Luna Park y a través del primer servicio de exteriores de Canal 9, Martín Karadagián y un pintoresco grupo como El hombre montaña, La Momia, el Caballero rojo, El gitano Ivanoff, Míster Chile, pertenecían a la originalísima troupe.
Martín Karadagian (1922–1991) era un hijo de inmigrantes —padre armenio y madre española—, muy popular como luchador y creador del espectáculo masivo y televisivo titulado "Titanes en el Ring".
Si bien su popularidad –particularmente entre los chicos-- fue como personaje del catch había comenzado su carrera como actor en Reencuentro con la gloria, de 1957, un drama dirigido por Iván Grondona en que representaba el papel de un luchador en decadencia, que accidentalmente mata a un contrincante en el ring. Seducido por el medio, al año siguiente apareció junto a Alberto Olmedo en "Las aventuras del Capitán Piluso" en el castillo del terror, pero para entonces ya había encontrado su veta definitiva: fascinado por los espectáculos de lucha en el Luna Park, en 1962 creó la troupe de los Titanes, que lograría un éxito enorme en la televisión argentina.
Dentro del espectáculo de los Titanes, el personaje que desempeñaba Karadagián era el de campeón del mundo de lucha libre (había ganado ese título en 1938), tenía un secretario llamado Joe Galera y una admiradora conocida como "La viudita de las flores rojas".
En un encuentro entre Karadagián y el luchador llamado "La Momia", el Canal 9 inauguró su primer móvil de exteriores. El espectáculo gozó de enorme popularidad entre los chicos y fue transmitido por televisión durante años, además de realizarse dos películas para cine.
Fuente: El Arca Digital.
De campeón a campeones. Por Nelson Barceló.
"Chicos, no hagan esto en sus casas", anunciaba Jorge Bocacci, uno de los artífices de "Titanes en el Ring". Era el presentador de cada lucha, fue durante 14 años el encargado de anunciar una por una cada pelea que se enfrentaba sobre un ring. El bien contra el mal. Aún hoy la gente recuerda un Luna Park repleto de gente aguardando las peleas de fondo. No precisamente las de Box.
En la década del `50 el catch se hacía popular en Buenos Aires. La clave de esa convocatoria se basaba en que cada mayor que pagaba su entrada permitía que dos niños ingresaran junto a él. Es decir, no arrancó todo en la tele. Durante esos años el espectáculo, la lucha, se brindaba en gimnasios, teatros y lugares por el estilo. De hecho creo que jamás el teatro estuvo tan cerca del gimnasio y viceversa.
Las luchas de catch comenzaron a televisarse en 1954 desde el Luna Park y se transformaron en un espectáculo específico de TV. Casi una década después, ningún gerente de programación se arriesgaba a ponerlos.
Más concretamente en el año 1962 comenzó "Titanes en el Ring" por Canal 9. Allí estaban La Momia, El Caballero Rojo y Mercenario Joe como principales atractivos. El éxito fue rotundo, en 1972 pasaron a Canal 13 y un público de 2.000 personas imitaba a sus ídolos en la puerta del canal para lograr entrar a los estudios, muchos aseguran que las mejores contiendas ocurrían afuera del estudio.
A la par de tal crecimiento la prensa de espectáculos los destruía, no veían con buenos ojos que sus niños pelearan enfundados en disfraces, les parecía peligroso. Más allá de esto, el público continuaba pop en mano, disfrutando de las luchas como siempre.
"Titanes en el Ring" requería un nivel de producción importante para ese momento, los lunes se realizaba una reunión "constructiva" de la cual ningún integrante podía estar ausente. "Es más importante que la lucha" decía Karadagian, ya que quien faltara a la reunión no podría ingresar al gimnasio y por lo tanto no lucharía en el fin de semana. Allí cada uno expresaba su opinión y se dictaban pautas de trabajo donde se discutían todos los temas... ¡qué se yo!, ponele que La Momia le preguntara al Leopardo: "¡ché!, ¿porqué me diste ese piquete de ojo?”. ¿Se imaginan a esos tipos enormes disfrazados de hormigas, Quijotes, etc., tratando de discutir seriamente lo que deberían mejorar?.
Se trabajaba mucho respecto a eso, buscando la veracidad de cada personaje. Martín Karadagián cuidaba que cada luchador desempeñara un rol previamente otorgado. Hay muchas anécdotas sobre esto: Domingo Hugo Luciarini tenía la responsabilidad del personaje Pepino, el Payaso amigo de los niños. Por esas cosas debió llevar adelante otro personaje: Il Bersaglierique, que a diferencia de Pepino, era malo. El tipo recuerda que ¡no podía hacer de malo!, le generaba una esquizofrenia difícil de sobrellevar.
Otro personaje era el árbitro William Boo, el peor de todos. Su nombre real es Héctor Oscar Brea. Al principio fue luchador y lo unía una gran amistad con Martín Karadagián. El Sr. Boo también se encargaba del gimnasio donde cada noche practicaban los luchadores. Creo que todos le debemos una a William Boo ya que fue quien recomendó a Karadagián para el Luna Park.
Está bueno lo de contar el backstage de la historia:
Otro personaje recordado es "El hombre de la Barra de Hielo". La historia es increíble. En una pelea dada, los luchadores rompieron la tercer cuerda. Allí estaba el Ancho Peucelle que se golpeó la cabeza contra el piso del ring, quedando tendido por un tiempo; hablamos de cuerpitos que sobrepasaban los 200 kg por lo que cada movimiento era fatal. En ese momento Karadagián, que estaba siempre en el control junto al director, mandó a uno de sus auxiliares a buscar una barra de hielo en medio de la lucha.
En la clásica reunión de los lunes, un arquitecto amigo de Karadagian le preguntó por ese episodio y el campeón armenio le respondió que era para enfriar a La Momia. A partir de ese momento comenzó la historia de "El hombre de la Barra de Hielo". Existen otras leyendas alrededor de "Titanes", se dice que quien encarnó originalmente al Caballero Rojo estuvo en la cárcel durante un tiempo culpado de asesinato, y también se dijo que Mercenario Joe combatió con el Che Guevara.
Pero sin lugar a dudas la figura es y será por siempre el gran Martín Karadagián quien en sus inicios fue rechazado por su corta estatura. Era muy pequeño para ser luchador de catch. Bueno, los apodos de esos tipos lo sugerían todo, por ejemplo: El Hombre Montaña..
Cualquier luchador de la época poseía una complexión física más importante que la de Karadagián, quien tuvo una infancia muy humilde, trabajó de lustrabotas, más de grandecito colaboró con su padre en una carnicería y finalmente a los 16 años se consagró campeón mundial juvenil de lucha grecorromana. ¿Recuerdan el cinturón que levantaba en sus peleas? Bueno, era cierto. Además fue premiado por la Reina Isabel de Inglaterra.
Claro que tenía debilidades Martín Karadagián, incluso de las más llamativas. Una que incidió letalmente era su pasión por los dulces, que tuvo consecuencias nefastas para su salud, como la diabetes. A su vez ésta enfermedad provocó la amputación de una de sus piernas. ¡Qué fuerte!, ¿no?
Ese campeón que todo lo podía estaba a punto de ser derrotado por una enfermedad que además mermaba una de las cosas más importantes que tenía en su carrera: su físico.
Si bien Karadagián falleció en el año 1991, "Titanes" fue reflotado en varias oportunidades pero nunca repitió el suceso de aquel entonces. En un intento por actualizarse sumaron personajes como: "El Hacker" y a los titanes que ya no estaban en condiciones de pelear los tomaron como árbitros.
En mi caso "Titanes en el Ring" está ligado a ciertos recuerdos... Bueno, el primero que se me viene a la cabeza es cuando pelearon en Montevideo, yo tenía 5 o 6 añitos, ah, mirá si mal no recuerdo esa noche me regalaron un globo con el dibujo del Oso Yogui pero no de los tradicionales, te hablo de los que ya vienen inflados, más cancheros, y cuando terminó el show mis viejos me llevaron hasta Karadagián. ¡Ja!, el gran Martín me hizo upa y hasta me dio un beso. Un artista siempre reconoce a otro artista.
Pero bueno, más allá de eso la última imagen que guardo de "Titanes" es con Martín Karadagián ya retirado de las peleas y con su pierna amputada. Aparece en escena, tira el bastón y besa la lona de ese ring que fue testigo de tantas cosas. El campeón dijo: "Gracias, estoy bien porque estoy con ustedes. ¡Estoy vivo!”. Relatores, comentaristas y presentadores del programa quedaron enmudecidos. Estaban frente al campeón de todos los tiempos. Ese que supo poner de un lado a los buenos y del otro a los "quetedije". Cuánto se extraña eso hoy, ¿no?
Una estatua para el titán. Por Javier Aguirre.
No es la estatua del general San Martín, tampoco es la estatua de la libertad; ni siquiera es la estatua de Mostaza Merlo que hay en la cancha de Racing. El busto, barbado, pertenece a Martín Karadagián, creador del clásico televisivo Titanes en el Ring, luchador de catch durante varias décadas, autoproclamado campeón del mundo y creador de personajes-peleadores como El Hombre Vegetal (mitad hombre, mitad enredadera), Saturno 2021 (un anfibio galáctico con joroba escamosa), El Diábolo (el mismísimo Satán, Lucifer, Belzebú, Mefistófeles o Príncipe de los Ángeles Rebeldes, que vestía provocativas calzas rojas), El Monstruo de la Laguna (lagarto humanoide que moraba en los lagos de Palermo), El Androide (robot de cabeza cónica y con tres dedos con picana subcutánea) o La Momia Negra (también conocida como La Momia Boxeadora). Todos ellos –ya está claro– altamente bizarros, aún en tiempos en que la palabra “bizarro” todavía no tenía el significado de “extraño/curioso/dudoso” que tiene actualmente, inclusive en esta frase.
La estatua en cuestión, en realidad un busto de bronce, con su placa y sus flores, hoy puede apreciarse en un garaje que pertenece a la familia de Karadagián, en la calle Pacheco de Melo al 1800, apenas a unos metros de la vereda. La historia oficial cuenta que la figura fue obra de un orfebre que seguía con entusiasmo las peleas de los Titanes, que se la regaló a Martín en la década del ‘70, y que el luchador la guardó en su propia oficina durante años, hasta encontrar su actual lugar, en el estacionamiento.
Luego de la muerte de Karadagián, en 1991, la estatua se convirtió en objeto de fascinación y en atracción turístico –afectiva para los antiguos fans del programa, quienes, según reconocen en el propio garaje, “suelen pasar para sacarse fotos, hacer preguntas sobre la estatua, o directamente cholulear un poco”. Acaso es fácil imaginar al busto escuchando sinceros monólogos de Pipo Cipolatti, reconocido fanático de los Titanes e impulsor, desde hace años, de Cerebrus, un utópico disco-homenaje a Karadagián con canciones dedicadas a luchadores reales e imaginarios, en el que habría comprometido su participación Charly García. Creer o reventar.
Fuente: Pagina12.