La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

"Hay que ponerles nombre a los 30.000 desaparecidos".

Por Laura Capriata.

A los 78 años, Graciela Fernández Meijide parece un roble y transmite esa fuerza interior que tienen las mujeres que lo vieron casi todo. Madre de un desaparecido, secretaria de denuncias de la Conadep, fundadora del Frepaso y hasta ministra de la Alianza, sabe que podría haberse ahorrado la polémica que desató sobre el número de desaparecidos, pero no pudo o no quiso.

En una entrevista con LA NACIÓN opinó que "si les ponen nombre a los 30.000 desaparecidos dejará de ser un símbolo para ser una realidad" y defendió su propuesta de obtener información de los militares acusados por delitos en la dictadura, a cambio de rebajar sus condenas.

-¿Cómo definiría su libro?

-Es testimonial, vivencial y de investigación.

-¿Cuántos desaparecidos hay?

-Yo en ningún momento dije que no hubo 30.000 desaparecidos, lo que hice fue mostrar el recorrido de las cifras. Se interpretó que discutía la validez de una cifra que ha quedado como símbolo. Pero si les ponen nombre a esos 30.000 dejará de ser un símbolo y será una realidad.

-¿Ahora no es una realidad?

-No lo sé. Yo escribí un libro que senté sobre fuentes serias, como los números que da la Web de la propia Secretaría de Derechos Humanos. La misma Conadep no podía hacerse cargo de la cifra que era de los organismos. Es la diferencia entre ser un militante político y un informante serio de un tema.

-¿Cambia algo que sean 9000 o 30.000 desaparecidos?

-No, como sociedad no hay diferencia. La tragedia de 9000 asesinados es de tal magnitud que deja una herida que no va a soldar. En Chile los desaparecidos no llegan a 1000, en Uruguay 144, y es tragedia.

-¿Por qué la criticó tanto el secretario de DD.HH. [Eduardo Luis Duhalde]?

-Me sorprende, creo que se entendió mal. Pero no le voy a dar trascendencia. Su explicación me dio la razón a mí.

-Pero dijo que muchos no lo denunciaron y que desde 2004 hay un goteo de nuevos casos.

-Que los agregue a su lista, incluso por respeto a los desaparecidos.

-¿Usó el debate para promocionar el libro, como dijo Duhalde?

-El libro gustó mucho, no necesitaba una prensa especial. Y con la respuesta de Duhalde lo único que hicieron fue darme más prensa.

-¿Por qué propuso reducir penas a cambio de información?

-Hay una enorme lentitud en los juicios y del lado militar no hubo la más mínima colaboración. Las causas avanzan para condenar, pero nadie está diciendo dónde están los que murieron, o los chicos apropiados, ni se delata a los cómplices.

-Para los organismos de DD.HH. sería un retroceso inaceptable...

-Sería un avance. Además, el tema de los nietos debe urgir, porque antes de morirse las abuelas claman por conocer a sus nietos. Yo me imagino que cambiarían años de prisión del acusado por encontrarse con sus familiares, lo que no significa impunidad ni amnistía. Será la decisión del que es sometido a proceso.

-Ellas ya contestaron que eso impediría que se haga justicia.

-La justicia total y la verdad total no existen, y hay que encontrar un equilibrio. Que se haga justicia, pero debemos conocer toda la verdad.

-¿No está siendo funcional a quienes defienden la dictadura?

-La sociedad entendió muy bien lo que pasó y eso no va a cambiar por una cifra. Y ojalá alguien se atreva a decir: "Vio que no eran 30.000, sino 9000". Que se hagan cargo, para preguntarles: "Y si sabían que eran 9000 ¿por qué no hicieron nada?"

Fuente: La Nación.

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