La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

La nota de La Politica On Line que enojó al gobierno.

Por Política y Desarrollo.

Esta nota no pudo leerse en el destruido sitio de La Política Online porque curiosamente los hackers borraron toda la información del pasado domingo cuando fue publicada. A continuación, el artículo en cuestión.

KIRCHNER DESAUTORIZÓ MUY MAL A ANÍBAL

El presidente nombró por decreto un comandante de Gendarmería resistido por el ministro.

Que las acciones de Aníbal Fernández en el kirchnerismo están en baja no es un secreto para nadie. Lo novedoso es que el propio Néstor Kirchner se encargó de dejarle en claro a su ministro del Interior que sus días en el poder ya no serán lo que fueron, y lo hizo de la manera en que más duele: la brutal desautorización.

El tercero involuntario en esta obra –por las características de los personajes más cercana a la comedia que al drama que suele utilizarse para abordar los asuntos de gobierno-, es el comandante de gendarmería Roberto Oscar Caserotto.

Caserotto es un viejo amigo de Kirchner con acceso directo al despacho presidencial. Para tener una idea de la cercanía basta decir que ambos se tratan con el familiar "flaco". "¿Qué haces flaco?, "Bien, ¿Cómo andas flaco?", suelen ser las primeras palabras de sus frecuentes diálogos.

El tema que disparó la discordia fue, previsiblemente, el ascenso de Caserotto. En las puertas de ser nombrado con el cargo máximo de su fuerza, esto es Comandante General, Caserotto sufrió la sorda impugnación de Aníbal Fernández, quien habría movido los hilos para que la junta evaluadora rechazara su promoción. Fue así que, en un trámite muy poco usual, su ascenso fue rechazo por el rápido expediente de considerarlo "no apto" para el cargo.

¿Por qué Aníbal Fernández podría estar interesado en trabar el ascenso de un gendarme respetado y amigo del Presidente? Muy sencillo: Porque no le responde y su promoción lo coloca directamente en las puertas de ser el próximo jefe de la Gendarmería.

Como se sabe, formalmente la Gendarmería depende del Ministerio del Interior. Pero lamentablemente para Aníbal, el primer jefe del kirchnerismo Pedro Pasteris, llegó al cargo por recomendación de Julio de Vido. Luego renunció en medio de un escándalo por sus presuntos vínculos con la Dictadura, que según comentan en la fuerza fue filtrado a la prensa desde oficinas muy cercanas al Ministerio del Interior.

A Pasteris lo sucedió su segundo, Héctor Bernabé Schenone, un especialista en narcotráfico con buenos contactos en la embajada de Estados Unidos, un vínculo que suele cultivar con fruición Aníbal Fernández.

Pese a que su nombramiento no estuvo directamente impulsado por el ministro del Interior, Schenone hizo buenas migas con Aníbal Fernández y le garantiza una serie de cuestiones, como cierta injerencia en la estratégica Dirección de Finanzas, que en caso de su reemplazo podrían peligrar, para angustia del ministro.


Por decreto

Pero volvamos a la particular historia del tercer hombre de esta novela. Enterado de su frustrado ascenso Caserotto, presentó por las vías pertinentes un reclamo de insistencia para que se le autorice la promoción, hizo los llamados del caso, y luego de tirar la bomba, tuvo la delicadeza de emprender un largo viaje por la lejana China.

El 28 de febrero de este año, el desayuno se le atragantó de mala manera al locuaz Fernández. Allí, en el mismísimo Boletín Oficial pudo leer el decreto 182 del 2007, por el que en una decisión insólita y con pocos antecedentes históricos, el propio Presidente de la Nación, disponía el ascenso de Roberto Oscar Caserotto al grado de Comandante General, el mismo que ostenta Schenone.

El derecho administrativo argentino tiene pocos antecedentes de una "puenteada" tan explícita y brutal a las competencias de un ministro. Por no hablar de la particularidad de que un Presidente decida por si mismo promover a un gendarme, cuyo ascenso ya fue rechazado por la respectiva junta evaluadora.

Si bien la aparición del decreto en el Boletín Oficial sorprendió a Aníbal, el hombre ya estaba avisado, el propio Kirchner hizo que le giraran el decreto con la resistida promoción, para que le estampara su propia firma. Casi un acto de crueldad innecesario.

¿Y ahora? Más allá de la frágil situación del ministro, por estas horas es en la propia Gendarmería donde la desorientación es mayúscula. "¿Y ahora con quien se supone que tenemos que hablar? ¿Si Caserotto es el hombre del Presidente, y eso quedó clarísimo, para que vamos a seguir atendiendo a Schenone?", fue la razonable reflexión de un gendarme con acceso a los principales despachos de la fuerza. 

Informes