La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Los criadores de vacas y los criadores de precios. Por Carlos M. Duré. |
Algunos datos
El mayor mercado consumidor de carne del mundo es la Argentina. Consume algo más de 60 kg per cápita / año, lo que equivale a 2.4 millones de toneladas. A un promedio moderado (y hasta bajo) de $ 8, 00 el kg, el mercado interno reditúa a la cadena de producción y comercialización U$S 6.000 millones anuales aproximadamente.
La Argentina también es uno de los tres mayores exportadores de carne del mundo junto con Australia y Brasil. En éste punto las cifras son más borrosas pues el mismo diario litoraleño publica 730.000 tn a mediados del 2005 y 600.000 – basándose en certificaciones del SENASA – como resultado final del mismo año.
Tampoco son muy verificables las sumas resultantes de dicha exportación que según la entidad fuente – cámaras exportadoras, diarios especializados - oscilan entre U$S 1.280 millones y U$S 1.400 millones por lo que el porcentaje de crecimiento respecto del 2004 no se sabe si es del 33 o del 35 %. El ministerio de economía no puede disipar esa nebulosa porque sus estadísticas publicadas llegan hasta el 2002, año en el que se puede apreciar también un extraordinario incremento en las divisas generadas por la exportación.
Quién retiene a quién
El sector exportador y el sector productor de carne de vaca toleraron retenciones del 20 % a las exportaciones en el 2002, instauradas por el entonces ministro de economía Roberto Lavagna, compensadas por la devaluación, por subsidios al gasoil de uso rural y por una vista gorda que el fisco de la provincia de Buenos Aires – el mayor productor de carne vacuna del país – hizo a las deudas del impuesto inmobiliario rural.
¿Por qué ahora la Sociedad Rural y CARBAP – entidad que representa a los productores de carne de exportación – se amotinan contra una retención del 15 % y contra la publicación de la lista de exportadores con que el gobierno les retribuye su negativa al congelamiento de precios? ¿Aparecerían los mismos nombres y las mismas sociedades anónimas a lo largo de la cadena de producción y comercialización?
Probablemente la respuesta esté en la estructura productiva agroganadera, en el rol de proveedor de energía proteínica de la Argentina y en la retención de la masa de riqueza que los ganaderos aferran con tenacidad desde el fondo de los tiempos.
Tal vez un debate imaginario entre Juan Cappozzolo, presidente de la Sociedad Rural de Basail, Chaco,(Carne y salarios baratos para Juan Antonio Capozzolo) y el INTA pueda esclarecer en parte éste fenómeno que tiene a mal traer al gobierno: la crianza de precios en lugar de vacas. Pero eso será en la próxima carta.
La vaca sagrada
Es un hecho aparentemente fortuito que en la India las vacas son sagradas y por eso la mayoría de los hindúes, pese a sus hambrunas, rehúsen comérselas y que en el país antípoda – la Argentina – las vacas son igualmente sagradas y por eso sus habitantes se las comen. En común hay factores culturales como la religión y los atavismos del paladar. En el segundo caso la sacralidad también es económica para la clase social que vive de la venta de carne de vaca.
Tanto es así en la Argentina, que si sube el precio de la carne bovina suben todos los precios. Como el petróleo en EE. UU. o la cerveza en Venezuela. Puede ser la proa de la inflación o la popa de la recesión.
Subsidiar los precios internos con un porcentaje de la exportación
Dados los altos índices inflacionarios, el gobierno procura desviar vía retenciones a la exportación una cantidad de dinero que apuntale el poder adquisitivo del pueblo abaratándole la carne, y, por efecto de arrastre, otros precios del consumo básico.
"Los precios tienen que bajar o congelarse por el resto del año para que no sigan cayendo las ventas" le dice hoy un carnicero a El Comercial de Formosa. "No creo que esté faltando ganado; más bien hoy se especula con lo que se gana con las exportaciones" le dice otro.
Carne y salarios baratos para Juan Antonio Capozzolo
El diario digital Política y Desarrollo publica un envío del periodista Atilio Vázquez, un reportaje de FM Oriental al presidente de la Sociedad Rural de Basail, Chaco, Juan Antonio Capozzolo (reproducido por el diario El Norte del Chaco) quien dice que la carne está más barata que en cualquier país desarrollado y que " si es accesible o no al bolsillo argentino, deja de ser una culpa del productor ganadero. Este es un problema de poder adquisitivo de la población..."
Claro que el poder adquisitivo argentino es todavía más bajo que el bajo precio de la carne para un alemán ( U$S 6.000 la tonelada Hilton, U$S 1.200 la tn del corte común congelado en el mercado norteamericano.) y debe ser compensado con las retenciones a las que se opone la Sociedad Rural y Capozzolo.
Los márgenes del pequeño productor
Dice el dirigente que "más del 80 por ciento de los productores (del Chaco) tiene menos de 100 animales y si a eso le aplicamos la tasa de extracción, tendríamos el equivalente a un salario mínimo". Pero al comparar más adelante lo que gana un frigorífico exportando sólo el 10 % de una media res - $ 800 – con lo que se le paga al ganadero por el novillo entero - $ 1000 – induce al lector a pensar que ese productor pobre del Chaco tiene un capital en vacas de $ 100 000, y si la tasa de extracción es del 24, 5 %, según el INTA, redondearía $ 24.500 anuales o poco más de $ 2.000 por mes.
Es decir, no gran cosa, pero bastante más que un salario mínimo. A lo cual habría que sumarle la valorización del campo, el otro componente del capital que lo diferencia de cualquier asalariado.
Capozzolo asume en todo momento del reportaje la representación del pequeño ganadero de la región semiárida del Chaco en la que se produce principalmente ganado para consumo interno.
Mañana se verá qué dice el INTA respecto del estancamiento del stock ganadero que es el que supuestamente genera los aumentos de precios.
La oligarquía vacuna
De los 60 y los 70 vienen los libros que describían la estructura de poder en la Argentina como un eje del mal cuya aleación era el imperialismo más la oligarquía terrateniente.
Las principales características de la oligarquía terrateniente eran – bajo la lente de aquella época – la concentración de las tierras de la pampa húmeda, la ganadería extensiva (no más de 2 vacas por hectárea) y la renta diferencial consistente en la distancia entre el costo de producción de un novillo (el más bajo del mundo dada la fertilidad y el clima benigno de la región) y los precios internacionales. La otra característica de la oligarquía terrateniente la destacaba como una clase capitalista, pero no burguesa, puesto que no reinvertía en la reproducción del capital sino que consumía la renta en cosas suntuarias.
La última hiperinflación de los 70 fue precedida por un intento de control de precios, el cual fue respondido por productores y comercio con un fuerte desabastecimiento. Año 1975. Había un stock de 60 millones de vacunos y una población de 23 millones de habitantes que consumían 80 kg per cápita por año.
A confesión de parte...
Entre los conceptos parcialmente reproducidos ayer de Juan Antonio Capozzolo, presidente de la Sociedad Rural de Basail, Chaco, se omitieron éstos por razones de espacio: "Por un lado esa posición que trata de enfrentar al ganadero con el pueblo es una cosa de libros.... vemos cuántos productores desaparecieron en el Chaco y cuánto se concentró la poca riqueza que hay en el campo..."
Biografía del bife. Diversificación de la vieja oligarquía
En alguna medida tiene razón Capozzolo. Las 350 familias, que según los libros constituía la oligarquía terrateniente hasta los 70, hoy son sociedades anónimas que intervienen en toda la cadena productiva y de comercialización. Cuando ven un churrasco en un restaurante suizo reconocen el pasto de la estancia donde se crió la totalidad del ternero, el año de destete y cosas por el estilo que en el campo se llama trazabilidad hacia Europa y en Hamburgo se llama trazabilidad desde la Argentina. Vale decir, conocen la biografía del bife porque escribieron todos sus capítulos.
La importancia de la trazabilidad reside en qué campo empieza
Si se consulta el foro de debate del sitio de CARBAP se verá que bajo el título "El futuro de la ganadería" se repite con constancia la meta única de la trazabilidad.
Para el INTA se deben exportar cualidades no cantidades
Bajo idéntico título, el ingeniero Rearte del INTA Balcarce dice: "Pero estos mercados (USA, UE, Japón) ya no demandan simple carne vacuna sino tipos específicos de carnes, lo que significa que además de contar con su trazabilidad, los cortes deberán asegurar las características organolépticas, sensoriales, y la composición química y nutricional que cada importador exija".
Toda ésta prosapia del peceto se paga - según el INTA – entre U$S 4.000 y U$S 6.000 la tonelada, cifras que se alcanzan mediante la ganadería intensiva en menores espacios, algo que en los 70 era una meta del socialismo revolucionario de la izquierda nacional.
El mercado interno se las arregla cada vez más con lo inexportable
Los chinchulines, el hígado, el riñón, el mondongo carecen de linaje. Son gustos que sólo los argentinos y el Dr. Hannibal Lecter saben apreciar cuando los precios se disparan. Son sucedáneos de la carne a los que se retrajo la demanda interna, tal como lo informan los diarios del norte. Es lo inexportable.
Queda demostrado el origen de la inflación.
Este dato y el que en ésta jornada que termina anuncia que los frigoríficos accedieron a reducir un 20 % la exportación para enfriar los precios internos, demuestran que la inflación se originó principalmente en un intento de traslación de los precios internacionales al mercado interno por parte de los productores – exportadores de la pampa húmeda. También de su ineficiencia – en la opinión del Ing. Rearte – para producir en menor espacio más terneros con cualidades europeas, cosa de dejar tranquilo el precio del búfalo que se compra en la esquina.
Fuente: Carta Argentina.