La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Biocombustibles. Por Daniel Carlos Besso. |
No se como empezar, como explicarme, sin caer en la sensación de que me tomen por el que se metió en la autopista de contramano y al escuchar por la radio el reporte de tránsito del helicóptero que decía: ATENCIÓN....¡UN LOCO SE HA METIDO DE CONTRAMANO EN LA AUTOPISTA 2....!.
Él respondió: ¿UNO....?....¡MILES!
Pues bien; hay una especie de creencia popular, una imagen como de panacea del futuro; una onda ecologista, que ve con buenos ojos las perspectivas sobre los biocombustibles.
¡Qué extraordinario...! Cuando empiecen a acabarse los combustibles fósiles, recurriremos a ellos y será la salvación. Más aún, nuestro país se beneficiará enormemente pues es uno de los principales exportadores de las materias primas que se proponen como utilizables con ese fin.
¡QUÉ BIEN!....
Además baten el parche sobre este tema, Políticos, Periodistas, Opinólogos de diverso género. Colegas míos que indudablemente se beneficiarán con la fiesta que se desatará alrededor de este asunto, saludan, claro está, alborozados con las inmejorables perspectivas que se les presenta.
Se comprende entonces que si me voy a referir sobre esta cuestión negativamente, es razonable que tenga un fundado temor a ser mal interpretado y tomado por loco.
De todos modos estoy acostumbrado; recuerdo que mis amigos y parientes, también me miraban con el aire compasivo con que se miran a los insanos, cuando al inicio de los `90 yo decía que la convertibilidad nos llevaría a la ruina. En fin, salvando las distancias, siempre fui “galopiador contra el viento”.
No estoy contra los biocombustibles si estos se producen a partir de los desperdicios y desechos. Todos los cultivos producen desechos, brozas, pajas, materiales bastos, por lo general en cantidades inmensas. La industrialización de substancias orgánicas ya sean vegetales o animales, producen subproductos y desechos en grandes cantidades que permitirían producir, mediante los procesos apropiados, gas metano, metanol, biodiesel (residuos grasos), etanol (melaza o residuo no cristalizable, fondos de silo, residuos de la industrialización de la papa, caña de azucar y una lista más larga de la que todos imaginamos.
Lo que creo que es rayano en lo demoníaco, es pensar en usar maíz que puede y debe usarse para producir alimentos para aves, cerdos, vacunos, peces en confinamiento, etc., que luego serán alimento para seres humanos, solo para hacer posible el uso de automóviles cada vez más grandes y sofisticados.
Desde ya puedo anticipar el futuro en cuanto al curso que seguirá esta historia.
1 – Las empresas de genética, trabajarán en lo que llamarán “mejoramiento” llevando poco a poco a las variedades, a producir granos con el 5% y tal vez menos de proteínas, incrementando el nivel de almidón al máximo. Siempre, claro está, con una tendencia al aumento constante de los rendimientos por ha. con el consecuente empobrecimiento de los suelos. Granos de ese tipo son muy poco útiles para su uso en nutrición animal.
Los maíces amiláceos (almidonosos), son más proclives a contraer hongos productores de micotoxinas, pero esto no afectará mayormente su uso para fermentación enólica.
2 – Las oleaginosas y en especial la soja, será paulatinamente llevadas a producir aceites saturados que poseen mayor nivel calórico y energético. De ser posible intentarán hacer que produzcan en sus aceites, ácidos grasos de cadena más larga, con ese mismo fin. (Estas características son indeseables para el consumo humano).
3 – Si bien las variedades semejantes a las actuales seguirán existiendo, no serán elegidas por los productores, pues obtendrán más ganancias con las nuevas del tipo “biocombustibilizables”. Luego si las empresas dedicadas a la producción animal, desean maíces del tipo forrajero, deberán precontratar su siembra con los productores, resultando así un mayor costo.
Así como hoy, las fábricas de harina de maíz para consumo humano, deben comprar exclusivamente, maíz cuarentín, cuando en otras épocas les bastaba con el del tipo Flint o colorado duro del tipo “la Holandesa”.
4 – De igual modo, si las empresas aceiteras, pretenderán granos de soja con aceites del tipo actual, deberán proceder de igual modo.
5 – Un aumento de precio, más allá de la lógica, de los cereales, hará practicable la agricultura en zonas en donde no se justificaría hacerlo con los precios actuales. Esas tierras son a donde ha sido arrinconada la ganadería ya, el día de hoy. Será pues dable esperar, una mayor disminución de la actividad ganadera (chau asadito).
6 – El incremento en los precios también se contagiará, de alguna manera a los otros granos por ser sucedáneos. Esto ya está ocurriendo en tanto y en cuanto, estamos introduciendo trigo (pan y candeal) en los alimentos balanceados, pues es más barato que el maíz.
Todo esto en un contexto de constantes subas de precios de los alimentos.
El maíz, sobre un aumento de aproximadamente el 20% en los últimos años se le suma los incrementos recientes de aproximadamente un 30%. Es decir que ha acumulado un 60% de incremento.
Recuerdo que algunos profesores que tuve a lo largo de la carrera, nos adoctrinaban apasionadamente; nos conminaban a pensar que debíamos poner nuestra ciencia y nuestro arte, al servicio de la humanidad. Que teníamos la nobilísima tarea, junto con nuestros compañeros de facultad, los Médicos Veterinarios (por aquel entonces era la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la U.N.B.A.), de intentar mitigar el hambre del mundo; menuda carga nos echaban a los hombros.
Se nos decía y repetía hasta el cansancio, que no era ético utilizar alimentos aptos para el ser humano, para alimentar animales. Hoy, por ejemplo, usamos leche en polvo para hacer alimentos de iniciación de cerdos.
Así vamos volteando barreras éticas, al punto donde llegamos hoy: haremos competir a los estómagos del tercer mundo, con los automóviles de alta gama del primero, que seguirán moviéndose a altas velocidades, trasladando su enorme peso, para llevar tan solo a una o dos personas; desafiando todas las reglas de la física y la lógica del ahorro de energía.
Todo, como está a la vista, sin el más mínimo intento de racionalizar el uso de combustibles, ni de nada.
Se tratará pues, de definir el uso de la tierra; ¿la usaremos para producir alimentos o combustibles? Por supuesto que será en una proporción, pero ¿Cuál?
Si hemos de usar Producto en lugar de Subproducto, lógicamente restará de lo destinado a la alimentación, toda la tierra que destinemos a producir combustibles. Parezco excesivamente reiterativo, pero mejor una de más que una de menos; especialmente si trato de ser bien entendido.
Toda esta pesadilla, se me presenta como un libro de Stephen King, en el que los poderes del mal se apoderan de los principales lideres mundiales y gobernando sus voluntades inician políticas para deshacerse de la parte de la humanidad que les “estorba”. Mejorando el método de Adolfo Hitler, que se tomó expresamente el trabajo de hacerlo. Ahora parecería ser, utilizarán el método de “tú no te morirás, pero te irás secando”. Esto con el beneplácito de la población que aplaude fervorosamente.
Por supuesto que todo va sucediendo en forma paulatina, casi sin que nos demos cuenta. No será un hecho de carácter cataclísmico, pero debemos ser concientes que cada 5 dólares por tonelada que aumenta el maíz o el trigo, una gran porción de la humanidad pasa a alimentarse peor, cosa que a los que comemos bien todos los días, se nos representa con dificultad.
Por ser un cambio paulatino pero por el momento imparable, se me hace que tengo miedo de que me digan que solo soy un agorero, que todo va a estar bien, que no pasará nada. Como me gustaría estar equivocado. Pero lamentablemente y con mis años de profesión no creo estarlo.
Llamo a mis colegas a la sensatez, que se acuerden de sus juramentos. Recuerden que los cultivos de casi todo dejan enormes cantidades de celulosa a la que también se pude dar el destino energético. Puede que sea algo más complicado; o no…, no sé, eso será motivo de análisis de otras ramas de la ingeniería. Pero no alienten a los políticos a fomentar desde el Estado lo que hoy vislumbramos. Ellos, dada su inocente ignorancia sobre cuestiones de tipo técnico (¿inocente?), como dicen los chicos: “se comen cualquier verdura”.
Ing. Agr. Daniel Carlos Besso
Fuente: El Hombre Gris.