La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Así fueron los últimos minutos de Ben Laden. Por Sharon Churcher. |
La historia completa y extraordinaria del asesinato de Osama ben Laden fue revelada finalmente por un miembro del equipo de elite que mató al architerrorista en su guarida secreta en Paquistán. Ben Laden, se sabe ahora, recibió un tiro en la cabeza de un comando de una unidad Seal de la marina de Estados Unidos cuando el líder de Al-Qaeda intentaba mirar a través de la puerta entreabierta de su dormitorio. Irrumpiendo en su cuarto, los Seal hicieron más disparos a su cuerpo, que se agitaba moribundo, tendido en el suelo, mientras dos de sus esposas gemían a su lado.
Los últimos y escabrosos momentos del cerebro detrás de los ataques del 11 de septiembre se revelan en un libro que ya es éxito absoluto de ventas, escrito por el Seal retirado Matt Bissonnette, quien participó del raid y, según describe, se aseguró de que Ben Laden estuviese muerto.
Pero el impactante relato del minuto a minuto del ataque ultrasecreto enfureció a los abogados del Pentágono. Bissonnette, de 36 años -y que en su obra utiliza el seudónimo de Mark Owen-, está acusado de violar un compromiso de secreto que firmó cuando dejó el servicio activo en abril pasado. Y ha provocado también la ira de fundamentalistas islámicos, que lanzaron amenazas online contra el autor.
El relato detallado en el libro de Owen, No Easy Day (Un día nada fácil), cuenta cómo, en una noche sin luna, el 1° de mayo de 2011, 24 comandos norteamericanos dejaron su base en Jalalabad, Afganistán, rumbo al complejo de casi media hectárea rodeado de muros en Abbottabad. Los Seal, que debían operar en equipos de a tres, viajaban en dos helicópteros Black Hawk. Sabían que junto al jefe terrorista podían encontrar en el complejo a Khalid, uno de los hijos de Ben Laden, y a Ahmed al-Kuwaiti y su hermano Abrar al-Kuwaiti, que habían actuado como correos para Ben Laden.
Owen cuenta que la misión pronto se encontró con dificultades cuando el plan de que los Seal se lanzaran con sogas desde uno de los helicópteros al complejo tuvo que ser modificado rápidamente, ya que uno de los Black Hawks -con Owen en él- cayó dentro del patio.
El otro Black Hawk, que debía dejar caer a sus pasajeros con sogas sobre el techo del edificio principal del complejo, los dejó fuera del muro después de ver la caída del primer helicóptero. Sus camaradas, sacudidos pero ilesos, les facilitaron la entrada. Según el libro de Owen, tenían 30 minutos para completar la misión, debido a la cantidad de combustible que llevaban los helicópteros.
Owen afirma que su equipo se dirigió hacia una casa de huéspedes, donde sabían que vivía Ahmed al-Kuwaiti con su familia. También sabían que sus ocupantes los habían oído llegar. La casa de huéspedes estaba a oscuras y tenía una puerta doble metálica con ventanas arriba.
Owen cuenta que se arrodilló al costado de la puerta para colocar una carga explosiva. Mientras uno de los miembros de su equipo se dirigía a las escaleras que llevaban al techo de la casa de huéspedes, hubo rondas de disparos de AK-47 desde el interior que por poco no lo hirieron. Owen se vio cubierto de fragmentos de los vidrios de la puerta, destrozados por los disparos.
"Los primeros disparos siempre lo sorprenden y asustan a uno", escribe en su libro. Will, otro miembro del equipo de Owen, gritó en árabe a Al-Kuwaiti que saliera, mientras Owen devolvía el fuego. La puerta comenzó a abrirse y una mujer gritó.
Owen dice que en el fulgor verde de sus antiparras de visión nocturna los Seal podían discernir la figura de una mujer que sostenía algo en sus brazos. Sospecharon que era una bomba. Recuerda en su narración que comenzó a aplicar presión al gatillo. Había láser de las armas de los Seal apuntando a la cabeza de la mujer? podía morir en un segundo.
Pero el bulto era un bebe. La esposa de Al-Kuwaiti, Mariam, emergió con el infante y tres niños más detrás de ella. Owen mantuvo el arma apuntada a ella, que les decía que Al-Kuwaiti estaba muerto.
Owen dice que divisó un par de pies tendidos a la entrada de un dormitorio y que disparó varias veces al cuerpo de Al-Kuwaiti para asegurarse. Dominada la casa de huéspedes, los Seal corrieron al complejo principal. La casa de Ben Laden estaba dividida en un dúplex y su familia vivía en el primero y segundo pisos y tenía su propia entrada privada.
Un equipo conducido por un Seal, al que en el libro se llama Tom, debía liberar la planta baja. Este edificio también estaba a oscuras, pero las antiparras de visión nocturna de los soldados revelaron un largo pasillo con dos puertas a cada lado.
El comando -el Seal a cargo de la acción- divisó la cabeza de un hombre en la puerta del primer cuarto a la izquierda. Le disparó y este desapareció en el cuarto. Cuando el equipo llegó a la puerta, el hombre, luego identificado como Abrar al-Kuwaiti, se retorcía en el suelo. Los Seal le dispararon. La esposa de Al-Kuwaiti, Bushra, que se interpuso para protegerlo, también murió.
Owen dice que una mujer y varios niños estaban acurrucados en un rincón, llorando. Se encontró un AK-47 en el cuarto y Tom los descargó mientras el resto del equipo investigaba en las demás habitaciones.
Luego de que uno de los soldados estadounidenses hiciera estallar un portón de hierro que impedía el acceso al primer piso, los Seal comenzaron a filtrarse por una escalera en caracol, con pequeños rellanos. Cuando Owen llegó al primer piso, podía ver un cuerpo de espaldas, despatarrado en el rellano superior, entre el primero y segundo piso. Uno de los Seal había matado a Khalid, uno de los hijos de Ben Laden, que probablemente vivía en el primer piso.
Cuarto por cuarto
A estas alturas, escribe Owen, había una fila de Seal en la escalera detrás de él, y en el corredor del primer piso ya había suficientes comandos como para hacer la búsqueda y despejarlo, por lo que continuó al segundo piso, subiendo escalones cubiertos de sangre y pasando junto al AK-47 sin usar de Khalid, apoyado en un escalón. "Pensamos encontrar más resistencia", escribe. "A pesar de tanto hablar de chalecos suicidas y estar dispuestos a derramar su sangre por Alá, sólo uno de los hermanos Al-Kuwaiti disparó una ráfaga."
Describe que, mientras con su equipo ascendían lentamente la estrecha escalera, se esforzaba por oír pasos o el sonido de la preparación de un arma para disparar. Estaba a menos de cinco escalones del piso superior cuando oyó disparos.
Escribe: "BOP. BOP. El comando había visto a un hombre espiando desde una puerta en el costado derecho del corredor, unos tres metros delante de él. No pude ver desde mi posición si los disparos dieron en el blanco o no. El hombre desapareció en el cuarto a oscuras."
Se acercaron con cautela al cuarto y encontraron dos mujeres que lloraban histéricamente, paradas sobre un hombre que yacía al pie de una cama. La más joven de las dos mujeres se lanzó contra el comando, que las agarró a ambas y las arrió hacia un rincón. Owen observa que si las mujeres hubiesen llevado chalecos suicidas, esa acción le hubiese costado la vida al soldado pero habría salvado las de sus colegas.
Según No Easy Day, el hombre caído, que llevaba una camiseta sin mangas, pantalones color natural y una túnica del mismo color, tenía un disparo en el costado de la cabeza. "Había sangre y parte del cerebro saliendo de su cráneo", describe Owen. "Seguía sacudiéndose con convulsiones en medio de su agonía." Owen y otro Seal le dispararon varias veces al pecho, hasta que quedó inmóvil. Había al menos tres niños aturdidos en el rincón del cuarto, mientras los comandos despejaban dos cuartos pequeños junto a los dormitorios. Otros equipos de Seal despejaron el resto del segundo piso hasta que se declaró seguro.
Owen y sus compañeros examinaron entonces el cuerpo. Señala: "La cara del hombre estaba destrozada por al menos una bala y cubierta de sangre. Un balazo en su frente hundió el lado derecho de su cráneo. Su pecho estaba destrozado donde las balas habían penetrado su cuerpo. Estaba tendido en un charco de sangre que no dejaba de crecer. Cuando me agaché para mirar más de cerca, Tom se me unió: «Creo que es nuestro muchacho», dijo".
Owen escribe que Tom no quería informar por radio que era Ben Laden porque sabía que la llamada sería rápidamente retransmitida a Washington, donde el presidente Obama estaba escuchando. Los Seal querían estar seguros.
El hombre muerto era de la estatura indicada y se veía como en las fotos que habían dado a los Seal. Le quitaron la sangre del rostro usando una frazada de la cama y se veía más familiar pero más joven de lo esperado. Resultó que tenía la barba teñida. Owen dice que tomó fotos del cuerpo entero de Ben Laden y luego de su cabeza. "Tirando de su barba a derecha y luego a la izquierda tomé varias fotos de perfil." Pidió a su colega que mantuviera abierto el "ojo bueno" de Ben Laden. "Se agachó y subió el párpado, exponiendo su ojo marrón ahora sin vida. Usé el zoom para tomar una foto sólo del ojo."
Mientras tanto, otros Seal recolectaban computadoras, videos y laptops, y un equipo se preparaba para hacer estallar el Black Hawk accidentado. El Black Hawk restante, y un helicóptero Chinook CH-47, que había establecido un punto de recarga de combustible a 15 minutos del complejo, con una "fuerza de reacción rápida" de tropas adicionales, daban vueltas en torno al lugar, consumiendo combustible precioso. El tiempo apremiaba.
Owen afirma que un camarada, "Walt", tomó muestras de ADN hundiendo un hisopo en la sangre de Ben Laden y usó otro para tomar una muestra de su boca. Intentó clavar una jeringa provista por la CIA para obtener una muestra de la médula de la cadera del líder terrorista, pero la aguja no funcionó y se dio por vencido luego de varios intentos.
Owen dice que se necesitaban dos juegos de muestras de ADN y dos juegos de fotografías, de modo que si uno de los helicópteros era derribado camino a Jalalabad sobreviviera un juego de evidencias.
Identidad confirmada
Mientras tanto, los Seal trataban de obtener la confirmación de la esposa de Ben Laden, que había sido herida en el tobillo, de que el hombre muerto era el líder de Al-Qaeda. La mujer dio una serie de alias, tales como "el sheik". Owen recuerda que uno de los Seal entonces se acercó a los niños que estaban en el balcón. "Estaban todos sentados en silencio contra la pared. Will se acuclilló y le preguntó a una de las niñas: «¿Quién es ese hombre»?".
"La niña no supo mentir: «Osama ben Laden», dijo."
"Will sonrió."
"¿Estás segura de que es Osama ben Laden?"
"«Sí», dijo la niña."
"«Ok -dijo él-, gracias»".
"En el corredor tomó a una de las esposas por los brazos y la sacudió fuertemente. «Deja de engañarme», le dijo Will, con gesto más duro que antes. «¿Quién es el hombre en el dormitorio?»." Owen continúa: "Ella comenzó a llorar. Más asustada que otra cosa, ya no se resistía".
"«Osama», dijo."
"«¿Osama qué?», dijo Will, aún teniéndola del brazo.
"«Osama ben Laden», dijo ella."
Con la doble confirmación, los Seal lo "comunicaron" al almirante McRaven, en Jalalabad, que informaba al presidente Obama. Mientras los soldados tomaban del edificio material que sería útil para inteligencia, Owen observó a dos Seal que arrastraban el cuerpo de Ben Laden por las piernas escaleras abajo.
Buscando en el baño diminuto, Owen encontró una caja de tintura para pelo Just For Men, que supuso era lo que Ben Laden había usado en su barba. Registra además su sorpresa por lo ordenada que tenía Ben Laden su ropa. Todas sus remeras estaban cuidadosamente dobladas y el resto de su ropa colgaba a intervalos regulares. Encontró un rifle y una pistola, ambos descargados.
Owen escribe que le sorprendió que Ben Laden "ni siquiera hubiera preparado su defensa". Dice que el líder terrorista no tenía intención de pelear, pese a que por décadas había exigido a sus seguidores usar chalecos suicidas y estrellar aviones contra edificios. Dice: "En todas las misiones de las que participé vimos siempre este fenómeno. Cuanto más arriba en el escalafón, tanto más cobarde era el individuo al que apuntábamos".
Escribe: "¿Creía [Ben Laden] en su propio mensaje? ¿Estaba dispuesto a librar la guerra que reclamaba? Creo que no. De otro modo hubiese tomado su arma y peleado por aquello en lo que creía.No hay honor en enviar gente a morir por algo por lo que uno mismo no está dispuesto a luchar".
Los Seal habían estado en el complejo ya por 30 minutos y eran renuentes a dejar áreas sin investigar, pero no tenían opción. Owen dice que se colocó el cuerpo de Ben Laden en una bolsa. La mayor cantidad de mujeres y niños posible fue llevada a la casa de huéspedes para protegerlos de la explosión cuando los Seal volaran el helicóptero accidentado.
El grupo Seal de Owen, que llevaba el cuerpo de Ben Laden, viajó en el otro Black Hawk, que, dado que era una nave más pequeña y maniobrable, tenía menos probabilidades de ser derribada que el CH-47. En el Black Hawk, uno de los Seal tuvo que sentarse sobre el cuerpo de Ben Laden, a los pies de Owen, en el centro de la cabina. Ya en la base en Jalalabad, los Seal cargaron el cuerpo en la caja de un camión. Debía ser transportado a Bagram. El almirante McRaven pidió verlo. Owen dice que sacó la bolsa con el cuerpo del camión.
"La bolsa cayó en el suelo de cemento como un pescado muerto. Acuclillado, abrí la bolsa. Casi no quedaba color en su rostro y su piel se veía cenicienta y gris. El cuerpo estaba blanduzco y sangre coagulada se acumulaba al fondo de la bolsa."
"«Ahí tiene a su muchacho», dije." Con McRaven parado a su lado, Owen giró la cabeza de Ben Laden de lado a lado, tomándolo de la barba, de modo que el almirante pudiera ver el perfil. Se reunió una multitud mientras McRaven se agachaba para mirar más de cerca.
McRaven señaló a un Seal y preguntó cuánto medía. "1,93 metros", contestó el Seal, la misma estatura que Ben Laden. McRaven le pidió que se acostara junto al cuerpo para comparar la estatura.
Owen sostiene que la medición fue más que nada una broma pero refleja el hecho de que, debido a su barba más oscura, Ben Laden no se veía exactamente como esperaban. Pero no había dudas de que habían matado al hombre indicado.