La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
El cristinismo prepararía un Ramallo II para desestabilizar a Scioli. |
Aparte de los crecientes problemas económicos de la provincia de Buenos Aires hay un tema común a ese distrito y la Capital Federal: el auge de los delitos violentos que terminan con la muerte de personas por el robo de un auto, un celular o en algunos casos, simplemente matar por matar. Pero según fuentes consultadas, en Buenos Aires operadores del cristinismo estarían preparando una toma de rehenes que terminaría en forma violenta, es decir, con la muerte de inocentes. Este plan sería una reedición de la masacre de Ramallo. Con este nombre se conoce un episodio político-policial que ocurrió el 17 de septiembre de 1999 en la localidad de Villa Ramallo, Buenos Aires.
La mañana anterior, tres ladrones ingresaron a la sucursal del Banco Nación de Villa Ramallo con la intención de robar el tesoro. Una testigo presencial llamó a la policía. Algunas versiones indicaron que un auto estacionado afuera escapó al ver llegar los patrulleros. Al arribar la policía, los tres ladrones que se encontraban en el interior tomaron a seis rehenes, entre los que se encontraba el gerente de la sucursal, y comenzaron una negociación con el objetivo de obtener lo que buscaban a cambio de liberar a los rehenes.
Se dijo que en el banco había unos 30.000 pesos y poco más de 100.000 pesos en el tesoro, y que los ladrones solicitaban una llave y la clave para abrirlo. Se dijo que, además del dinero, buscaban unos documentos guardados en la bóveda. Las negociaciones se estancaron. A las 21 horas los ladrones dejaron salir a dos rehenes. Pasada la medianoche, dejaron salir a otro rehén a cambio de la última llave del tesoro, aunque no disponían aún de la clave.
El entonces presidente del Banco Nación, Roque Maccarone, dijo que el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, fue el único jefe del operativo durante las 20 horas que duró la crisis, y que disponía de la clave. Afirmó también que el Banco Nación estaba dispuesto a ceder en todo lo que fuera necesario para salvar la vida de los rehenes. Las negociaciones continuaron mientras los rehenes se comunicaban telefónicamente con varios medios televisivos argentinos.
A la madrugada, mientras Martín Saldaña, uno de los ladrones, conversaba con el mediador, sus cómplices salieron con los rehenes en un automóvil Volkswagen Polo, propiedad del gerente del banco, Carlos Chaves. El propio gerente, con un pan de explosivo trotyl en el cuello, manejaba. A su lado iba un ladrón con Flora Lacave, esposa del gerente, utilizándola como escudo humano. Atrás iban otro asaltante y el contador del banco, Carlos Santillán, también como escudo humano.
Al salir el auto, en marcha lenta, con dos ladrones y tres rehenes como escudo, muchos de los policías que rodeaban el banco abrieron fuego contra el mismo, frente a las cámaras de televisión que registraron el hecho. En pocos segundos hubo 170 disparos, 46 de los cuales dieron en el auto, los rehenes y los ladrones.
Los rehenes Carlos Chaves (54) y Carlos Santillán (59) murieron dentro del auto como resultado de la balacera. Flora Lacave -esposa del gerente y también rehén- se salvó. También se salvó Carlos Martínez (20), uno de los ladrones, quien fue hospitalizado, mientras que el supuesto jefe de la banda murió dentro del auto.
Martín René Saldaña (24), el ladrón que se había quedado dentro del banco, fue detenido y al día siguiente fue encontrado ahorcado en una celda de la comisaría 2 de Villa Ramallo. Se dijo que se había colgado usando el forro de un colchón, sin que nadie se explicara cómo lo arrancó. El 29/01/2007, Clarín publicó que una nueva pericia confirmaba que Saldaña no se había suicidado, sino que había sido asesinado.
Al conocerse el resultado de la masacre, la muerte de los rehenes y el misterioso suicidio de uno de los ladrones detenidos, comenzaron las sospechas y empezaron a tejerse todo tipo de teorías sobre los hechos. Rumores de complicidades políticas internas entre las fuerzas policiales y fuertes cuestionamientos al Juez Villafuerte Ruzo. El hecho provocó la renuncia del Ministro de Seguridad bonaerense, Osvaldo Lorenzo, y la disolución del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Departamental Paraná.
Los sospechosos
Cuando se habla de las actividades desestabilizadoras del cristinismo, muchos se refieren al Secretario de Seguridad, Sergio Berni, y a los supuestos batallones de presidiarios que según denunciara Sergio Schoklender son manejados por La Cámpora y tendrían por objetivo instalar el terror en el conurbano bonaerense. Berni mantiene frecuentes reuniones con el jefe de la bonaerense, comisario general Hugo Matzkin, quien reparte sus lealtades entre Scioli y el ex ministro de seguridad de la provincia, León Arslanián. Matzkin ascendió gracias a su capacidad para organizar escuchas telefónicas de gente importante, que luego atesora para convertirse en imprescindible para el poder político.
Cuando Carlos Stornelli era el ministro de seguridad bonaerense, se decía que Matzkin espiaba al mismo Scioli y a su esposa, Karina Rabollini. El caso es que el polémico comisario podría ser la pata bonaerense del secretario de seguridad en caso de que el cristinismo opte por desatar un “ramallazo”. Pero el cristinismo tendría dudas acerca de la lealtad de otros jefes policiales, por ejemplo, del superintendente de investigaciones de la bonaerense, comisario general Omar Nasrala. Fuentes de inteligencia destacan que, en realidad, Nasrala sería un operador de Hugo Moyano, en condiciones de organizar saqueos de supermercados en los próximos meses, en caso de que la economía siga cayendo estrepitosamente como este segundo trimestre, en el cual el PBI cayó el 3%. La proyección para fin de año puede ser peor si la brecha cambiaria se sigue ampliando como ayer, con el dólar blue a $ 6,15 y “el contado con liqui” pasando los $ 6,70.
Fuente: El Informador Público.