La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Las Maras: Toma de conciencia. Por Laura Etcharren. |
Con el tiempo, las sociedades comenzaron a comprender que el fenómeno de las maras trasciende la simplicidad del delito.
Cuestiones teóricas.
El proceso de toma de conciencia acerca de los fenómenos o problemas sociales no es inmediato. Requiere de un tiempo de elaboración y observación. Aunque en ese tiempo, muchas vidas hayan desaparecido. Hasta que la verdadera toma de conciencia llega, sin duda, el problema se agudiza.
Porque el tiempo de internalización del conflicto no es equivalente a los tiempos, en este caso, de los fines de las maras. El fenómeno de maras, como paradigma callejero centroamericano en propagación, indica que los planes realizados para combatir a estos grupos, o bien fracasaron, o bien, operaron a modo de efecto rebote. Dado que la confusión entre maras y pandillas comunes provocó un importante retrazo en la organización de planes efectivos.
Al tiempo que la sociedad y los gobiernos tenían su mirada puesta en las pandillas, las maras, recibían el adiestramiento de ex integrantes de los ejércitos de elite. Entonces, la confusión y la toma de conciencia parcial, estancan a las sociedades, impidiendo la sana evolución de las mismas. El problema de las maras tiene un carácter coyuntural importante.
Ese carácter impide llevar adelante de manera uniforme la toma de conciencia colectiva. La cual, es propia de las sociedades modernas y pos moderna como la nuestra. Basada en la doble naturaleza (individual y colectiva), la conciencia humana expresa los estados colectivos en forma de representaciones.
En Guatemala, por ejemplo, fuerzas de seguridad, funcionarios judiciales, fiscales y vecinos de lugares que habitan con maras, reconocen que las mismas, no son las pandillas comunes de años atrás. La representación cambió. Ahora, son concientes que las maras han logrado convertirse en grupos vinculados al crimen organizado. Que nada tienen que ver con esos jóvenes que se juntan a beber y cometer delitos menores.
Las maras forman esa microsociedad delictiva vinculada al narcotráfico, crimen organizado, y narcoterrorismo. Tal como el sociólogo Emile Durkheim explicó, la división social del trabajo es propia de las sociedades en crecimiento y desarrollo. Y mantiene íntima relación con la conciencia.
Mientras los individuos que componen esta sociedad moderna y contemporánea asistieron a un lento proceso de toma de conciencia sobre la complejidad de las maras. Éstas últimas, siempre fueron concientes de lo que querían. A qué apuntaban y cómo irían evolucionando hasta llegar a ser la organización que hoy son. Es decir, las maras, mediante la variable violencia, mantienen en alerta a las sociedades que las padecen.
Sus metas, por lo general, se cumplen y los muertos nunca faltan. Algunos mareros se encuentran en la frontera para controlar el tema redituable y conspirativo del narco y otros, se localizan en las ciudades sembrando pánico. Ahora bien, la organización interna de las maras, se vincula pues, con la división del trabajo.
La clica tiene encargados de logística, sicarios, especialistas en comunicación, etc. Una organización propia y aprendida del ejército de elite Kaibil y Zeta, en el caso de México. Su estructura está muy bien diseñada. Todos saben que debe hacer cada quien. Utilizan a los aspirantes a pandilleros -niños entre siete y diez años- para recolectar información sobre personas que podrían ser extorsionadas.
Otra actividad de las maras y que es realizada por los de abajo, es el cobro del impuesto a los buses. Es decir, las maras se encuentran estructuradas piramidalmente. Siempre hay un líder y luego van bajando de rango. Pero todos, tienen una actividad por cumplir.
Al darse a conocer este tipo de detalles vinculados a su estructura e infraestructura, la sociedad puede aproximarse más a la peligrosidad que poseen éstos grupos altamente organizados. Y comprender al extremo que se ve comprometida la seguridad de los países que los padecen. Incluso, países que no cuentan en su población con mareros, deben estar informados. Además, claro está, de tener plena conciencia de la potencialidad del problema.