La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Cuestión de medida.

Por Jorge Lanata.

Rossi, no seas boludo, si vos te ponés de mi lado nos los cogemos a todos…” El tono y el pobre uso de la metáfora lo vuelven fácilmente reconocible: así le decía Guillermo “Poronga” Moreno, el secretario de Comercio Interior, a Marcelo Rossi, entonces titular de la ONCCA (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario). Aquella era una frase conciliadora, de los escasos buenos días en los que “Poronga” decidía no acosarlo y llegar al corazón de Rossi por las buenas.

Pero el día que Rossi realmente tuvo miedo, la conversación fue a los gritos y Moreno no le dejó lugar a dudas: el viernes 2 de marzo el titular de la ONCCA fue al despacho del “Poronga”, que escondía detrás de su bigote mexicano una amplia sonrisa. La mirada de Rossi se detuvo, antes de sentarse, en los cuadros de Perón y Evita y en el pequeño portarretratos con Lassie, la versión civil de Rin-Tin Tin. El “Poronga” le puso, paternal, la mano en el hombro:

—“¿Viste, Rossi? Ahora soy tu jefe.”

Rossi recordó la voz de Javier De Urquiza, el nuevo secretario, recomendándole el encuentro con “Poronga”. Las piezas de la interna se movían en su contra: con la renuncia de Campos, los hombres de De Vido se afianzaban en el poder: Urquiza y el “Poronga”; Rossi, en funciones desde la Alianza y tropa propia de Felisa, quedaba cada vez más aislado.

—“¿Viste, Rossi? Ahora soy tu jefe”, sonreía el “Poronga” moviendo su bigote.

Rossi hizo una mueca incómoda y trató de explicarle que formalmente no era así. Se sintió un idiota.

—“Todo bien con que ustedes entreguen los subsidios –le dijo “el jefe”–, pero antes de entregar nada vos me llamás a mí y esperás que yo chequee si se lo damos o no.”

La jugada era obvia: el “Poronga”, sentado sobre los subsidios, ganaba derecho absoluto sobre precios o peajes. Rossi estaba ofuscado:

—“Vos estás loco”, le dijo.

Hubo un silencio y el aire se cortaba con una navaja.

El “Poronga” lo miró a los ojos:

—“Vos te alineás o te quedás sólo con el apoyo de la Piba (Felisa Miceli).Y, en ese caso, Dios quiera que no le pase nada a tu familia.”
Ese mismo día, el titular de la ONCCA renunció. Nadie le pidió que se quedara. Pero la historia de este acoso había comenzado mucho antes.

AL “PORONGA” LO DESVELAN LAS MEDIDAS

—“Explicame, a ver, ¿cómo puede ser que si tenés una poronga de 35 centímetros te dejes culear por una de 10?”

Este revelador ejemplo de pesas y medidas era parte inseparable de los diálogos entre el secretario “Poronga” y el funcionario Rossi.
El titular de la ONCCA, con el tiempo, fue curándose de espanto: aún hoy recuerda cuando un representante del agro, que acababa de entrevistarse con Moreno, le contó demudado:

—“El… secretario se me quedó mirando y me dijo: ‘Vos sos rubiecito, no entendés nada. No sabés cómo eran las cosas hace treinta años, cuando nos cagábamos a tiros’”.

La reacción de todo el mundo frente a los desplantes del “Poronga” resultaba similar: primero risas, carcajadas hasta que la boca quedaba abierta en una mueca y comenzaba el espanto. ¿Hablaba en serio? En cualquier caso, el interés por el “Poronga” fue transformándose desde la anécdota hasta la antropología: ¿Personaje o persona?

—“¿Sabés que pasa, nene? Vos sos radical y los radicales no sirven para un carajo…”

—“Nene, esto es una cuestión de porongas, y yo la tengo más larga que vos…”

Pero los desvelos de Rossi no se vinculaban con la forma sino con el ejercicio del poder: el “Poronga” hablaba así porque estaba dispuesto a quedarse con los 500 millones de dólares de subsidios al agro, y fue de hecho lo que hizo al arrinconar a Rossi y forzarlo a renunciar.

La ONCCA funciona desde 1996, año de su creación, en Paseo Colón 922. Es la oficina que reemplazó a la Junta Nacional de Granos y a la de Carne, y comenzó sus tareas con quince empleados y dos computadoras. Hoy trabajan allí unos doscientos funcionarios y hay 180 ordenadores.

La recaudación del organismo subió de tres millones a treinta. Y la ONCCA pasó también a encargarse de los 300 millones de dólares de la cuota Hilton, después del escándalo en su distribución. La ONCCA es, a la vez, responsable de los dos fondos compensadores para los productos lácteos (unos 250 millones de dólares) y de los recientemente dispuestos 500 millones de dólares correspondientes a los subsidios al agro (400 que corresponden al aumento a las retenciones sojeras y 100 aportados por el fisco). Algo por demás atractivo para un funcionario que la tiene taaan larga.

Aunque ninguna línea administrativa vincula a la secretaría de Comercio Interior con la ONCCA –un organismo autárquico según el decreto 1067/05 firmado por el presidente Kirchner–, el “Poronga” intentó desembarcar allí de todas las formas posibles: cuando no alcanzaron los ocho o diez llamados diarios a Rossi, el “Poronga” solicitó formalmente la asistencia de un técnico del organismo para “proyectar un Fondo para la carne”.

El joven asistente se encontró con un secretario de Comercio interesado por conocer cada detalle de los ROE (Registros de Operaciones de Exportación, un requisito indispensable para que los operadores puedan vender fuera del país). Cuando Rossi advirtió que la estrategia del “Poronga” era presionar a los operadores con los precios a cambio de mantenerlos en el registro, puso el grito en el cielo y retiró a su personal de la comisión. Pero, al poco tiempo, todo empeoró con la salida de Campos y el “Poronga” avanzó varios casilleros.

TESTIGO DE CARGO

El testimonio de Marcelo Rossi en el juzgado federal de Ariel Lijo será clave. La carátula de la causa es “reiteradas amenazas coactivas agravadas” y el delito, de probarse, no es excarcelable. El escándalo de la salida de Rossi –quien se niega a comentar el asunto ante la prensa y espera, paciente, la citación del juez–, sumado a la crisis de enero en el INDEC, que derivó en la salida de Graciela Bevaqua, Clyde Tabucchi y Lelio Mármora, muestran al secretario “Poronga” a punto de salirse de cauce.

Según el Panorama Empresarial de Clarín del viernes 9, K “le pidió a Moreno que reduzca su perfil”. “En las últimas jornadas –dice el diario– informes de bancos de inversión (Citicorp, Merril Lynch, el BCP de Walter Molano y la Universidad de Filadelfia) cuestionan la intromisión en el INDEC”. K decidió avalar la gestión de Moreno, pero tomando prudente distancia de sus manejos cotidianos. Así lo dice: “Hace un buen trabajo. Es tesonero, pero tiene que aprender todavía a manejarse”.

INDEC + ONCCA son una suma demasiado alta. “La ONCCA es un organismo de control autárquico e independiente –afirmó Néstor Roulet, el vicepresidente de CRA (Confederaciones Rurales Argentinas)–. Rossi no sé si lo jerarquizó, pero sí lo puso en un buen nivel, lo computarizó, logró una eficiente atención.

Pero lo que pasó me recuerda a los disturbios en el INDEC de hace unos días. El error del organismo, con Rossi a la cabeza, fue haberse dejado llevar por las presiones del Gobierno, presiones políticas muy peligrosas, porque se trata de una oficina de control. Creo que ese organismo tiene que preservar su independencia, algo difícil de lograr con la nueva designación, más ahora siendo la oficina que manejará los nuevos subsidios”.

—“Acá van a hacer lo que yo quiera… ¡Me tienen las pelotas llenas: hay que volver a Villar y Margaride!”, dicen que dijo el “Poronga” en una reunión en el Mercado Central.

—“Lanata exagera –dicen que dijo después de leer el artículo “Operación Lechuga”, en este diario–. Tampoco es que me cojo a todo el mundo… Me cojo a los que se dejan, que no son pocos”.

Es cierto que los arranques porno-wagnerianos del secretario no terminan siempre igual:

—“¿No quedamos en que el precio del pan no iba a subir?”, le gritó por teléfono a uno de los dirigentes de la Federación Argentina de Industria Molinera.

Del otro lado de la línea no lo dejaron terminar:

—“Cuando estuve en tu despacho, te dejé un calzoncillo en el sillón. ¿Lo viste, no? Era para que sintieras el olor a bolas de un macho. ¿Qué carajo te pasa?”

—“Nada, tranquilo”, arrugó Moreno. “Venite y charlamos. ¿Todo bien, no?”

La anécdota corrió por el ministerio de Economía más rápido que el dengue en Paraguay. Los mismos que se ríen a sus espaldas por la agachada del “Poronga” aseguran a PERFIL que el pasado del secretario es un mito:

—“El ‘Poronga’ se armó una historia de pasado militante que todos compraron, igual que K. Para mí que no estuvo ni en los boy scouts”.

Marcelo Rossi, con lágrimas en los ojos, dejó la ONCCA en medio de un aplauso de cinco minutos de todo el personal, reunido en el comedor de Paseo Colón 922. ¿Cómo saldrá el “Poronga” cuando su tiempo se termine?

INVESTIGACIÓN: JL / ROMINA MANGUEL / LUCIANA GEUNA

Informes