La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Personas sin alma, la “otra raza”.
Por David Topí. |
Os presento la tercera entrega del artículo Portales Orgánicos- Personas sin alma. Para poder seguir el hilo, debéis leer la primera parte y la segunda, traducción de un fantástico articulo de Bernhard Guenther, del blog, http://veilofreality.wordpress.com/, titulado Organic Portals – Soulless humans
Seguimos hablando de este tema pero recurrimos ahora a otra fuente para seguir obteniendo más información al respecto. Lo que viene a continuación es un extracto del ensayo titulado “Portales Orgánicos- La otra raza”, publicado por el Quantum Future Group (QFG), basado en las transmisiones del llamado Experimento Casiopea.
Habíamos dicho que Mouravieff explicaba en sus enseñanzas que, originariamente, DOS razas diferentes evolucionaron en nuestro planeta, y que, a pesar de ser físicamente idénticas, eran completamente distintas desde el punto de vista del alma. Una tenia el potencial de albergar y desarrollar una encarnación mientras que la otra eran puros cilindros vacíos destinados a esperar a próximos ciclos evolutivos para su avance.
La raza adámica es la que sufrió la “caída”, es decir, la ruptura de la conexión original con los centros universales de conciencia, el Yo Superior, el “cosmos”, dejando a la raza adámica en el mismo “estado” que la raza pre-adámica, básicamente convirtiéndonos a todos en “portales orgánicos” a menos que uno trabajara para el desarrollo de su alma.
A medida que el trabajo de investigación (para la creación de este ensayo del QFG) continuaba, especialmente tras haber estudiado The Mask of Sanity de H. Cleckley, llegamos a la conclusión de que existen una amplia variedad de psicópatas (termino usado en psicología para definir a este tipo de seres), que tiene “éxito” en el sentido de que no es fácil detectarlo, operando de forma invisible en la sociedad. Actúan, parecen, y se comportan tal y como “nosotros” lo hacemos, sin embargo, “algo le falta”. Cleckley lo describe de la siguiente forma:
El observador se enfrenta a una fachada realmente convincente de cordura. Todas las características de esta mascara están intactas, y no puede ser penetrada o desenmascarada mediante preguntas dirigidas a los niveles más profundos de la personalidad. En un psicópata, el examinador nunca acertará a descubrir el caos que muchas veces puede encontrarse tras la mascara, por ejemplo, de una persona paranoico-esquizoide. Los procesos mentales mantienen su aspecto normal bajo investigaciones psiquiatras y bajo cualquier test clínico diseñado para descubrir alguna oscura evidencia de que algo no “es correcto”. El examen de estas personas no solo no revelará ninguna mascara, sino que resultará en una imagen sólida y estructurada de una persona sana y racional.
Los procesos mentales parecen también estar en perfecto orden, sin importar como se estimulen o se traten bajo experimentación. Así nos encontramos con expresiones faciales, tonos de voz, y todos los otros signos que nos hacen llegar a la conclusión de que existe emoción y experiencia de la vida tal y como la conocemos y tal y como asumimos debe existir en otros.
Solo una estimación muy compleja, metódica y basada en una multitud de pequeñas impresiones nos convence de que, a pesar de que presentan intactos los procesos racionales, sus afirmaciones emocionales y su consistente aplicación, no estamos lidiando con un ser completo, y todo parece indicar que se trata de una maquina construida sutilmente que es capaz de mimetizar la personalidad humana perfectamente.
Tan perfecta es esta reproducción de lo que representa un “hombre normal” que nadie que examine a este psicópata o portal orgánico bajo un punto de vista clínico podrá demostrar en términos científicos y objetivos porqué, o de que manera, esa persona, NO ES REAL. Y así, finalmente, nos damos cuenta, o sentimos, que, en realidad, en el sentido completo, la experiencia de la vida en esa persona, NO EXISTE.
Lo que se nos describe en el trabajo de investigación de Cleckley es un tipo de persona que es capaz de reproducir la personalidad humana, pero que nos deja con la impresión de que “algo no esta bien”, algo falta. Sin embargo, hemos de recordar que estos estudios se basan en casos clínicos, de psicópatas que han sido “cogidos”, por algún “malfuncionamiento” de sus procesos internos, de lo contrario no podrían haber sido estudiados. El resto de ellos, incluso con algún pequeño “fallo”, pasan totalmente de forma imperceptible entre nosotros.
Imposibles de descubrir
El tipo de personas que llamamos portales orgánicos son personas cuyas habilidades de imitación están tan desarrolladas que solo pueden ser descubiertas tras años de observación. Aquellos que llamamos “psicópatas”, no son otra cosa que “portales orgánicos defectuosos”.
Y es que la mayoría de personas “sin alma” no tienen ninguna inclinación a saltarse leyes, sino más bien a seguir las normas sociales en términos de carrera, sexo, matrimonio, fama o cualquiera de los ideales que se promocionan en nuestra sociedad desde una temprana edad. Su consecución de estos objetivos es la culminación de su búsqueda de la felicidad, a pesar de que sea evidente en nuestro mundo hoy en día que la verdadera felicidad permanece tan elusiva como siempre, al menos para aquellos, como estos portales orgánicos, que siempre siguen la máxima de “tiene que haber algo más”.
Lo que más nos puede chocar y romper esquemas es la hipótesis de que pueden existir billones de estos portales orgánicos, que pueden haber sido usados para magnificar y potenciar este tipo de objetivos, imponerlos sobre el resto de seres del planeta como vectores dirigidos para generar todo tipo de “ideales” que nos mantienen siempre a la caza de “tener mas”. Y no es que estemos hablando de que existe ningún tipo de malicia por parte de estos portales orgánicos, mas bien, lo que parece, es que simplemente están actuando según su naturaleza, que simplemente es la manifestación de un cuerpo, un robot biológico, sin alma.
Es decir, NO HAY NADA “MALO” en ser un portal orgánico. Sirven una función especifica en el esquema cósmico de la existencia, y no pueden ser nada mas de lo que son.
Lo que más nos pone los pelos de gallina es la posibilidad de que en este planeta, existan casi 3 billones de personas que no son otra cosa que portales orgánicos, es decir, que prácticamente la mitad de la población, son efectivamente, personas sin alma.