La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

Garantías... ¿Para quién?

Por Dra. Cristina Rosso.

Por los tiempos que corren todos nosotros encontramos hartos motivos de crítica hacia nuestros Magistrados. Que la Justicia no existe, que las Leyes están mal hechas, que la parcialidad, que los papelones hasta ya se televisan y que los fueros no los pierde cualquiera, haga lo que haga, etc. etc.

Sobradas razones tenemos todos los Argentinos para renegar de nuestro sistema judicial y muchos de sus miembros (no todos), con estas pocas palabras trataré de profundizar un poco mas, trataré de hilar un tanto mas fino para imaginar que consecuencias acarrearían determinadas conductas de los Señores Magistrados en el futuro de todos nosotros.

Es dable determinar en la génesis, que ésta es una critica absolutamente sana y con la ambición de dejar al lector pensando…..

Partiremos de la base de algunas de las obligaciones que tiene para con su pueblo un Gobierno Democrático, estas obligaciones que son los verdaderos pilares de la democracia, solo citaré tres pero debemos considerar que estos estamentos son mas numerosos, y solo uno de estos tres es el que dará comienzo a mi ponencia, ya que todo se origina allí mismo, en la ausencia sistemática de criterio, igualdad y sentido común.

El Estado DEBE proporcionar (entre otros igual de importantes) a su pueblo: SEGURIDAD-EDUCACIÓN-SALUD

Pilares estos imprescindibles y cardinales en un estado de derecho, y el que nos atañe aquí es la SEGURIDAD, puesto que a partir de aquí, punto inicial, es de donde debemos analizar la gran problemática que padecemos.

Sabemos bien el problema radical de inseguridad que todos los ciudadanos soportamos cotidianamente, casi sin poder disfrutar de los frutos de nuestro trabajo, por miedo, escondiendo lo poco o mucho que podamos poseer, somos una sociedad en permanente estado de desasosiego y temor, una sociedad presa del desorden y del caos.

Principalmente estamos atemorizados por la sucesión de atrocidades que acontecen cotidianamente y que ponen en permanente peligro nuestros patrimonios y nuestras vidas, NO dispararé culpas, porque considero que no es la forma apropiada de resolver, las criticas son siempre muy fáciles y al alcance de todos, pero…, a quien le quepa el sayo que se lo ponga….

Si bien es una realidad que debemos ajustar las leyes a la situación social, económica, moral, ética, etc. actuales, no podemos ignorar el rol de los Jueces de Garantías, quienes en aras de bien cumplimentar su labor, es mas que claro que muchos de ellos se exceden en sus sendos procederes, puesto que, proyectando a futuro la inseguridad y la falta de rigor actuales, indefectiblemente nos veremos seriamente perjudicados nosotros, los comunes, los que respetamos las reglas, y, según vayan pasando los años, las consecuencias de este laxismo legal pone enserio riesgo nuestra libertad!.

Las sociedades que evidencian la mejor aplicabilidad de la Democracia, tienen sistemas de “premios y castigos”, a partir de allí, todo resulta claro y justo, cuando se asigna castigo a quien infringe el régimen normativo y se premia a quien lo respeta y se adapta a una vida en sociedad, esto trae a mi memoria una frase de cuando cursaba el secundario, cuando nuestro profesor de instrucción cívica nos decía “que nuestros derechos terminan donde comienzan los del vecino”, acertada su enseñanza y correcta puesto que solo de esta forma se puede convivir sanamente y en paz dentro de un marco social razonable y protector.

El exceso en el resguardo de garantías, trae aparejado sin lugar a dudas, posteriores inconvenientes para todos nosotros, las consecuencias irán empeorando conforme pase el tiempo, ya que todo aquel que goce del exceso de protección en sus garantías (hablo de personas que incurren en delincuencia), se encontrará libre para así continuar con su forma de vida, perjudicando al ciudadano, habida cuenta que en su fuero interno sabe y hace valer este derecho, y por supuesto, seguirá ejerciendo su “profesión” en perjuicio de terceros inocentes, a quienes realmente se DEBE proteger.

De más esta mencionar que las garantías constitucionales, son eso mismo, un bien jurídico protegido constitucionalmente dentro del encuadre legal vigente, personalmente brego por que así continúe, por el bien de la democracia, pero, la problemática se suscita cuando en un frío análisis dirimimos que NUESTRAS garantías constitucionales son las que se ven afectadas seriamente, como una suerte de balanza, si se da en exceso a algunos, no queda casi nada para otros….

Podríamos entender que la sobreprotección hacia algunos acarrea la desprotección de los derechos de otros, como todos los excesos crea un desbalance absolutamente perjudicial para el ciudadano común, ese que se levanta, sale de la comodidad de su hogar todos los días y marcha para su trabajo religiosamente a ganarse legítimamente el pan de cada día, ese ciudadano se encuentra absolutamente vulnerable, sin saber siquiera si regresará sano y salvo a su casa cuando finalice sus labores, mucho peor aún, tampoco sabe si realmente dentro de su hogar encuentra seguridad para si y para su familia.

Felizmente parece que paso la “moda” de arrojar personas de los trenes después de haberlas despojado de lo poco que tenían consigo, la “moda” de golpear ancianos torturándolos hasta la muerte para robarles unas chirolas, la “moda” de secuestros virtuales y de los no virtuales en absoluto, en los que muchos tristemente pagaron con sus vidas, digo la “moda” porque pareciera que así es como funciona.

Todas esas madres que cotidianamente pierden un hijo a causa de la inseguridad y la violencia, esas madres que lloran en silencio un dolor insuperable por el resto de sus vidas, esas madres que no levantan imperios económicos sobre los cadáveres de sus hijos…, y esas que levantan los mismos poderíos sobre los cadáveres de hijos que no han muerto, pero que pasan como tales…

Esas madres que solo reclaman Justicia desde su sufrimiento, esas mismas que no aparecen en los medios esperando capitalizar su desgracia, a todas ellas el Estado les paga por haber incumplido su obligación de dar seguridad a su pueblo?, a todas ellas se les imparte justicia?, a todas ellas que sufren en silencio, alguien les da algún subsidio para mermar su pena? a modo de reparación del daño que padecen por incumplimiento e insensibilidad de otros?

Claro que no!!, nadie les da nada, porque no es lo que ellas esperan, ellas no esperan resarcimiento económico de ninguna índole, aún cuando efectivamente les corresponde, ellas solo esperan que la Justicia sea tal vez menos garantista con determinados delitos y sobre determinados sujetos, esperan que la Justicia limpie el nombre de ese hijo que no volverán a ver nunca más!!, esperan que el Estado comience a cumplir su parte del contrato para con el pueblo, esperan que el Estado comience al fin a demostrar que vivimos en democracia, una democracia que sea contenedora, inclusiva y justa, que definitivamente es lo que significa.

En realidad muchos somos los que esperamos que nuestros Magistrados, y con el debido respeto que merecen, comiencen a evaluar de una vez por todas, no solo la gravedad del delito cometido, sino también y de forma substancial la peligrosidad del autor.

Cuando hablamos de la gravedad del delito cometido por un sujeto, también debemos estimar el lado debilitado de nuestras leyes, puesto que requieren indiscutiblemente de continuos ajustes en sus cuantías a medida que un pueblo crece individual y socialmente, esto es menester de los señores Legisladores, actualizar y adaptar a nuestra realidad las leyes que deben proteger y limitar al ciudadano, para que otro ciudadano pueda gozar de los mismos derechos, obligación y necesidad éstas que tampoco llegan.

En cuanto a la peligrosidad del sujeto activo, sobrados autores se han, con extremado criterio, explayado al respecto, dándonos fuentes sumamente importantes para la comprensión de este tema.

Si un Magistrado es incapaz de evaluar que un sujeto representa un peligro inminente para la sociedad y privilegia “sus” derechos constitucionales y le otorga la libertad (esta previsto en la ley y es absolutamente legitimo), sin considerar la vulneración del orden social que esto indudablemente va a ocasionar, definitivamente esta desvalorizando los nuestros. Es así que podríamos inferir que los derechos actuales y futuros de gozar de la libertad (entre muchas otras cosas), para nosotros se irá restringiendo hasta que, como ya hace años observamos, los que estamos entre rejas somos nosotros, los ciudadanos que sí cumplimos con el respeto hacia las leyes y las personas, los que sí deseamos vivir en una sociedad digna de esta definición.

Hasta tanto no se corrijan errores y horrores de forma y de fondo, deberemos seguir intentando sobrevivir entre tanto dolor, injusticia, incoherencia y desparpajo.

Que Dios y la Patria os lo demanden….

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