La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Cristina, su estado psíquico y la candidatura. Por Carlos Machado. |
Para el gobierno de Néstor Kirchner acaba de transcurrir otra semana bastante movida. Viene de atravesar por preámbulos tan duros como las derrotas electorales en la Ciudad de Buenos Aires y Tierra del Fuego, continuadoras de otras como las de Misiones, Río Negro y Neuquén, que muy probablemente precederán a su vez a las que pueden producirse en otros distritos del país.
Además de debatirse entre sus mentiras tratando de convencer, inútilmente, que "no hay crisis energética", acaba de sufrir en carne propia el desaguisado cometido por su delegada personal en el ministerio de Economía, Felisa Miceli, quien aún no sabe explicar su estupidez de olvidar en su baño privado un bolso con más de 240.000 dólares de muy dudoso origen. Y en medio de tantas tribulaciones, el inquilino de la Casa Rosada ha decidido dar finalmente el golpe de timón que venía preanunciando: dejarle la difícil tarea de encarar las presidenciales de octubre a su esposa.
De acuerdo a los índices de imagen que venían reflejando diversas encuestadoras pagadas por el gobierno -y por lo tanto difíciles de creer-, el presidente contaba con un gran porcentaje a su favor que superaba ampliamente al de Cristina. De allí que muchos no entendieran muy bien el motivo por el cual Kirchner no siguió adelante con el intento de ser reelecto. Algo que incluso en varios círculos de su entorno consideran un error, por cuanto estiman que la senadora -que no goza de mucho predicamento y confianza para gobernar, en especial entre el electorado femenino- puede llegar a verse en la peligrosa obligación de tener que ir a una segunda vuelta.
Claro que puede haber otro motivo nada grato para que el presidente adoptara esa decisión, según se comenta en voz baja en algunos pasillos del poder, y está referido a su salud. Según esos rumores, que no harían más que confirmar lo que es un secreto a voces, Kirchner padece una grave enfermedad gastrointestinal, a la que tuvo que desatender cuando, dados los conflictos sociales que estallaron en Santa Cruz y la manera con que lo recibiría su población, no pudo durante tres meses viajar los fines de semana a su provincia natal, como lo hacía habitualmente para descansar y a la vez continuar con el tratamiento aplicado por su oncólogo personal. Y por otra parte, al presidente se lo observa desde hace varios días muy demacrado y con evidentes signos de cansancio o agotamiento.
Sea cual fuere la verdadera razón, lo cierto es que finalmente se concretó -antes del tiempo previsto para anunciar la decisión final- el lanzamiento de la "pingüina" como candidata al nuevo período presidencial que arrancará el próximo 10 de diciembre. Pero hay muchas dudas sobre las reales capacidades de Cristina para ocupar ese alto cargo y conducir los destinos del país, sospechando muchos que su esposo, algo más relajado, será el verdadero poder detrás del trono.
Ello fue reflejado, por ejemplo, por James Neilson en la última edición de la revista "Noticias", cuando señaló: "Todo hace prever que el cuatrienio que comenzará en diciembre será mucho más difícil de lo que ha sido el transcurrido desde que la pareja se trasladó a Buenos Aires para encargarse del país, aún cuando