La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Un reguero de pólvora que comienza y termina en Kirchner. Por Humberto Bonanata. |
La muerte del maestro neuquino Carlos Fuentealba no puede atribuírsele solamente ni al déspota de Jorge Sobisch ni al asesino directo Darío Poblete. Es la punta de un iceberg de violencia social contenida que día a día envuelve a la Argentina toda, con irascible final.
Cuando demagógicamente anunció el gobierno nacional el aumento a los docentes para fortalecer al alicaído candidato oficialista a Jefe de Gobierno porteño, Daniel Filmus, sin que las provincias tuvieran asignados los recursos específicos coparticipados por el gobierno nacional, nunca previeron desde la “Caja Rosada” que los educadores, desde La Quiaca a Tierra del Fuego, pasando por Santa Cruz y Salta, ya no “comerían vidrios” aunque éste sea un año electoral.
No molestaba al régimen que caudillejos feudales como Sobisch y Romero quedaran entrampados en un conflicto social de la magnitud que implica la protesta docente.
Santa Cruz amurallada por 3.000 gendarmes que protegieron la cobardía presidencial ante su ausencia al acto de conmemoración del primer cuarto de siglo de la gesta de Malvinas.
Los diarios del mundo se encargaron de destacar este hecho como un dato más de la bipolaridad presidencial. Nuestros muertos no fueron homenajeados por el “militante inmobiliario” para evitar protestas docentes en el solemne acto y de ex combatientes a quienes se les incumple la pensión de veteranos de guerra.
A poco más de seis meses que “el amo del feudo” decida hacerse reelegir; mande a “la Reina” a la Provincia de Buenos Aires y a Daniel Scioli a competir nuevamente en motonáutica, Felipe Solá tendría asegurada una importante embajada como premio a su loable tarea de cinco años al frente de la provincia potencialmente más rica, pero empobrecida y sumida en el “paco” y en la ley de los delincuentes. ¡Gran valor… Felipe: flota como los desechos escatológicos!
Volvamos al feudo de Sobisch. En política nada es gratis y menos aún cuando alguien pretende pelear el poder. Aunque “matarlo a Sobisch” políticamente no es un delito porque sería “matar a un muerto”, su feudo quedará en la historia por haber matado a un maestro rural cuando se retiraba de una manifestación en reclamo de mejoras en sus haberes. El déspota neuquino casi quedó igualado a un violador de menores para el sentir popular.
Algo similar puede sucederle al gobernador salteño. Romero pedía la “normalización” del justicialismo y por cierto eso no fue visto con agrado por Kirchner. Allí también los docentes están de paro y luchan por las mejoras salariales prometidas por Filmus y Kirchner. La semana que se inicia puede ser determinante en ese conflicto social en el feudo norteño.
Así está la Argentina preelectoral. Una elección que aunque consagre a Kirchner puede conducirlo al principio del fin. Las distorsiones en la microeconomía se sienten en la canasta básica de alimentos de marzo con un 3,6% de aumento. Eso es lo que duele.
A nadie le llega el “derrame” de los U$S 37.000 millones de reservas ni el aumento en la recaudación impositiva.
Volvemos a padecer el cáncer llamado inflación. Aquel que olvidamos cuando hace un lustro nos dijeron que estaba todo mal y el golpista autopresidente Duhalde nos prometía que “lo que ayer comprábamos para comer, lo íbamos a seguir comprándolo”.
Argentina es una conjunción de mentirosos en la que todos estamos escribiendo la historia para nuestros hijos.
Sólo basta pedirles perdón y enseñarles saber esperar.
Que a la democracia ficta se la derrota con más democracia.
Que cada vez que nos matan un maestro, nacen cien delincuentes potenciales.
Que sólo la educación nos hará libres.