La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas.

¿Una oportunidad?

Por Carlos Belgrano.

Partiré esta entrega desde un supuesto fáctico; desde una suerte de abstracción, que veremos después si puede tornarse en un escenario real.

La Presidente, asesorada por el estable elenco de mogoloides, como Zanini y otros de su laya, pretende utilizar la trunca gesta de Malvinas, para distraer la tensión del panorama social, que la eliminación de añejos subsidios, formateará en despidos masivos en la administración pública y sus irrefrenables efectos colaterales, sumado a ello la magra recaudación tributaria por los efectos de la inclemente sequía.

Si adicionamos a lo precitado, la inevitable retracción del aparato industrial, por la disminución del consumo interno y el descenso de las exportaciones tradicionales, la ecuación de este sorpresivo "nacionalismo presidencial", surge cuánto menos como demasiado previsible. Hasta aquí, los hechos y sus peregrinas motivaciones políticas.

Pero ¿que sucedería si extractamos la vulgaridad intencional de los K? Pues entonces, podríamos ensayar una tesis, aunque más no sea doméstica por el momento. Que sin embargo, se acercaría prontamente a lo inmediato, si este globo de ensayo que pongo a disposición de cualquier interesado, toma un poco más de color y también de forma.

Por un lado tenemos a un gobierno intelectualmente discapacitado para proseguir cualquier gestión en las áreas más ínfimas. Por otro, vemos a una clase dirigente política y empresarial, bañada en sus propias infamias y en la vacuidad de los principios más mínimos. Y finalmente, un pueblo atónito y desconcertado por la ausencia de orientación.

Si coincidimos en este diagnóstico que carece de autoría, porque es un simple precipitado del sentido común, veremos que un pequeño y tibio rayo de luz puede emerger en el horizonte. Esa lumínica, podría ser tal, si rescatamos el factor aglutinante Malvinenense, pero bajo otra supervisión Ejecutiva y con otro elenco gubernamental. Uno de "Salvación Nacional", a integrarse por hombres y mujeres, con vocación de cambiar diametralmente este putrefacto estado de las cosas. 

Que sólo deben contar con una chequeada eficiencia del campo de dónde provengan. Antes de contar con este sobreviniente "factor aglutinante" que hoy se presenta espontáneamente, cualquier supuesto de destronar a esta gentuza del poder, era por decir lo menos, una humorada. Pero se observa que los cambios pueden ser tan vertiginosos como inesperados.

De seguro, llevaría algo de tiempo, sortear la complacencia de los medios de comunicación, tan afines al facilismo del calorcito oficialista, pero no es menos cierto que el periodismo corporativo, por alcahuete que este sea, cuenta con olfato y ésa podría ser una señal, un indicio. Los que saben, dicen que un Nuevo Orden mundial se avecina, porque así lo ha determinado la membresía del club Bilderberg.

Tal vez este nuevo tablero universal que se habrá de establecer, propicie estos cambios que con humildad, se me ocurren como adecuados, para enfrentar las nuevas consignas de los venideros términos del intercambio de bienes y servicios. Con el estandarte de Malvinas, soy de la opinión que un cambio brusco de estos desafiantes paradigmas, merecerían por parte de Militares y Civiles por igual, un gesto, quizás hasta estoico, para que la gente de Bien, emerja por fin de estas improvisadas madrigueras, a las que unos más que otros hemos ingresado voluntariamente.

Si lo meditamos, cada uno a su manera y con nuestras propias deducciones acaso contemos con una oportunidad.

Fuente: La autopsia del bicentenario.

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