La verdad jamás estará en los ignorantes, en los cobardes, en los cómplices, en los serviles y menos aún en los idiotas. |
Las mujeres en los medios. Por Laura Etcharren. |
A pesar de la lucha por la reivindicación de los derechos de la mujer, algunas, se empeñan en auto devaluarse en los medios. Dos estilos.
Feminismo y sociología del género.
El feminismo ha aportado algunos ritos y símbolos a la cultura política del siglo XX. Una fecha de identidad (el 8 de marzo en memoria de las 129 obreras textiles que murieron quemadas en Nueva York en 1908 durante los enfrentamientos por reclamos de mejoras salariales) Un gesto de reconocimiento (las manos abiertas y unidas por los dedos pulgar e índice). Y un color (el violeta, que representa la esperanza en un ideal igualitario y libre).
La sociología del género refiere al carácter cualitativo e interdependiente de la posición de las mujeres y los hombres en la sociedad. Esta rama de la sociología, surge alrededor de los años ’70 y es paralela a otras disciplinas que también se ocupan del género -psicología, antropología, biología-.
Principalmente, su aparición se debe a la reactivación de la protesta feminista, así como a la incorporación de las mujeres al sistema de educación. Entonces, los problemas de la mujer, su marginación legislativa, el papel de la misma en la sociedad y las diferencias de género, son cuestiones indispensables para analizar el por qué se cuestiona la forma de presentarse de algunas mujeres en los medios.
Si bien la lucha de la mujer por la reivindicación de sus derechos lleva muchos años, aún hoy, siguen siendo víctimas de abusos y malos tratos. No respetándose sus derechos, por su sola condición de mujer. Históricamente, es sabido que una vez obtenido el derecho al sufragio, comenzaron a surgir con mayor claridad los derechos humanos de las mujeres. Primero, fueron los reclamos de iguales derechos con los hombres y posteriormente, se plantearon nuevos requerimientos.
Durante los años ‘80 y ‘90, se buscó el logro de pago por igual para hombres y mujeres en el ámbito laboral; eliminación de restricciones en los créditos; normas de protección contra el acoso sexual y eliminación de la violencia contra la mujer; entre otros.
Tanto es así, que los derechos de la mujer, se contemplan en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer y también, en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en el Pacto de San José de Costa Rica, etc.
Para cerrar este apartado, tengamos en cuenta que entre mujer y violencia, existe y existió una íntima relación. Aunque parezca obvio que los derechos humanos de la mujer están teórica y formalmente contenidos en el concepto de derechos humanos, nuestro mundo cotidiano, revela una realidad absolutamente distinta.
Las mujeres en la televisión
El rol de la mujer es fundamental en todas las esferas de la vida. Su participación activa en la sociedad implica una serie de fenómenos dables de ser analizados. Sin embargo, en este caso, la idea reside en hacer referencia al sentido que los medios le dan a la mujer, o tal vez, el uso que la mujer misma, hace de los medios.
En la actualidad, la forma de presentarse de las mujeres en la televisión es un tanto patética. Si bien no se puede generalizar, la nueva camada de chicas “artistas” aparecen en los medios para promocionarse a través de escándalos amorosos, problemas entre compañeras de elencos teatrales o televisivos. Y los medios, se alimentan de esa mediocridad como si fueran vampiros.
Mientras ellos ganan, ellas, pierden. Tal vez no en lo económico pero si en las percepciones sociales que de ellas se tienen. Se sientan en un sillón para contar los pormenores de un divorcio y a intentar aclarar que no son infieles. Incluso, llegan a formular declaraciones acerca de su condición de vírgenes. Como es el caso de Wanda Nara.
Una chica imposible de ser definida bajo los parámetros de la racionalidad. Por un minuto de pantalla tiran por la borda la lucha por la reivindicación de la mujer. Ellas mismas se rebajan ante los ojos de los hombres. Quienes seguramente apreciarán las curvas de las mismas, al tiempo que se lamentarán de su carencia de materia gris. Por supuesto que los hombres que percibirán lo vacías que son, serán seres pensantes. No un Hernán Caire, por ejemplo.
Lo mismo debe sucederle a las mujeres que escuchan como sus pares critican y disminuyen a los hombres pero claman por ellos desesperadamente. Ya sea en los programas que buscan unir corazones de gente no famosa, o las famosas que dicen estar solas utilizando un demencial lamento boricano. Otras mujeres se dedican a conducir bochornosos programas de televisión. En los cuales, el intelecto no cuenta y las soluciones se terminan convirtiendo en problemas o en situaciones grotescas.
¿Utilísima o inutilísima?
Hace varios años atrás comenzó a emitirse por canal de aire un programa llamado: “Utilísima.” Estaba exclusivamente dedicado a la mujer y el hogar. A través de distintos segmentos, el magazine televisivo intentaba brindarle a la mujer de hoy, mayores facilidades e ideas para manejar la casa. Aunque también, varios consejos para verse más bonitas.
Cocina, manualidades, reciclado, maquillaje, peinados, moda, estética corporal, salud, niños y pedagogía, componían el programa conducido, en su momento, por la señora Patricia Miccio. Una señora muy agradable, bella y hasta inteligente. El programa apuntaba al supuesto crecimiento de la mujer.
Con el correr de los años, el programa fue creciendo hasta convertirse en un canal de televisión por cable llamado: Utilísima Satelital. Todos aquellos segmentos que se reunían en un mismo programa, se desglosaron para armar diversos espacios. Espacios dedicados a temas específicos. Nos encontramos con decenas de programas de cocina, algunos dedicados a la panadería, otros especialmente a la repostería, otros a la alta cocina y así, sucesivamente. Lo mismo ocurre con los programa de manualidades.
Varios programas que derivan siempre en lo mismo. Hacer de una lata de arvejas un lapicero, o de pequeñas botellas de vidrio una lámpara espantosa. “Creaciones” insólitas. Una cortina realizada con pequeños cartones forrados con papeles de diarios y revistas.
Y a temblar cuando llegan las fiestas.
Las sugerencias se asientan en realizar terribles adornos navideños para hacer de tu casa, un divino mamarracho con aires festivos. Por ejemplo, un árbol de navidad decorado con cáscaras de huevo pintadas de diversos colores. O un árbol confeccionado con perchas. Y siempre, son trabajos ideales para realizar con los chicos. No cabe duda que el canal tiene éxito. Muchas mujeres consumen los programas que por allí se emiten.
Algunas, porque realizan ciertamente los trabajos y así, “adornan” sus casas; otras para verse más “lindas” con los consejos de belleza. Y otras, para poder escribir sobre la auto devaluación de la mujer. Quienes realizan estos programas, principalmente los dedicados a manualidades, entienden que las mujeres se lucen y liberan, al mismo tiempo que el mercado de consumo masivo.
La producción artesanal aparece entonces en los imaginarios de las utilísimas como importantes respuestas a las diferencias de género. Y así, contribuyen a fomentar el desfavorable papel de la “mujer orquesta”. Una mujer que cuenta vorazmente con un día de 72 horas, en lugar de 24. La mujer que amasa el pan y que también construye la panera con pequeños trozos de caña blanda que entretejerá y luego pintará.
Cuestiones de cierre.
“Utilísima” en realidad, convierte a la mujer en inutilísima mental. Devalúa todos aquellos mecanismos de lucha puestos en marcha por mujeres y también por hombres. Esto no significa que los tiempos modernos sean sinónimo de no hacer nada. Al contrario. Significa que la mujer ha ido creciendo en los diversos ámbitos de la vida. Que ha logrado insertarse dignamente en el mercado de trabajo. Que ha evolucionado intelectualmente y que se presenta ante el mundo con otras inquietudes.
Y por supuesto que las tareas domésticas son importantes y forman parte de la vida. También es cierto que tener una casa confortable y bonita -acorde a las posibilidades de cada quien- es agradable. Pero una casa decorada al mejor estilo “Utilísima” es una casa temible. Lo mismo que la mujer que sigue los consejos para mejorar la piel. Directamente, terminará en el dermatólogo. Los programas plantean absurdos consumidos. Lo cual es lícito, ya que si están, es porque se ven.
Muchos lo ven para divertirse. Absortos de los productos terminados. Es como en “Cantando por un sueño.” A la gente no le interesa escuchar a quienes cantan bien. El consumidor busca al que canta mal porque sabe que recibirá del jurado críticas que tocarán la vida privada del participante. Feedback con el jurado. Eso desea ver la morbosa sociedad de consumo. Por medio de “Utilísima” y de las chicas que conforman la nueva generación de “Vedettes”, puede verse la falta de aspiraciones intelectuales. Todos los trabajos requieren de una preparación.
Con el paso del tiempo, las mujeres del ambiente deben saber que tendrán que trascender la belleza. Para ello, necesitan poner en funcionamiento las neuronas. Finalmente, lo que debe comprenderse, es que hablar de reivindicación de la mujer, no significa hablar de una reivindicación que vaya en detrimento del hombre. O que ubique a la mujer en un ser despojado y alejado de las tareas del hogar. Sucede, que no se puede pensar en el crecimiento y en la evolución de las sociedades si las mujeres en los medios se ubican por detrás del "Hágalo Usted Misma" o del "Bricolage".
Ambos, programas de canal en cuestión. Tampoco puede plantearse un crecimiento sostenido si lo único que hacen es presentarse desnudas o semi desnudas y gritar por el zapato que una le saco a la otra.